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HAYA DE LA TORRE, EL POLITICO DEL SIGLO

Javier Barreda Jara

No sólo es difícil, sino también injusto elegir al político del milenio en el mundo o en el continente; mil años implica periodos y épocas diversas, cada una con su aporte al pensamiento y acción política. Es más fácil, aunque no menos proclive a caer en un sesgo, el elegir al político o personaje del siglo en un país. En el Perú hay muchos personajes que han marcado la política peruana, sea cual fuera su tendencia o proyecto político que enarbolaron. Haya de la Torre, José Carlos Mariátegui, Velasco Alvarado son los políticos que le han dado rostro a la historia de este siglo y siguen marcando esa especial dinámica sumamente personalizada de propuestas, contradicciones y emociones que es la política peruana. Alan García, Mario Vargas Llosa y Alberto Fujimori, cierran el siglo presente y abren el siguiente; ellos tendrán un protagonismo en la política futura. Pero más allá de ello, en las encuestas que diversas instituciones internacionales y nacionales hacen sobre los personajes del milenio, es Víctor Raúl Haya de la Torre, el viejo político moderno, uno de los personajes más evocados.

Caso paradójico con el fundador de un partido que aún tiene que reivindicarse, modernizarse profundamente y sintonizar con quienes buscan una alternativa popular en la actualidad que responda al futuro. Aún más paradójico, con una personalidad que durante no poco tiempo polarizó las razones y las emociones de todo un pueblo. Haya de la Torre define, tal vez más claramente que cualquier otro político y pensador peruano, la política nacional durante el siglo que acaba y es porque fue protagonista de cada parte de él. Inició su siglo con rebeldía estudiantil desde la Federación de Estudiantes del Perú, pasando por su contacto con los trabajadores y su participación en la jornada por las ocho horas. Forjó las universidades populares como acercamiento pedagógico y cultural a la clase trabajadora; sus banderas antioligárquicas, antifeudales y antiimperialistas fueron de las primeras en elevar la voz de liberación en esa "Indoamerica"; defendió con vigor una propuesta integracionista para América Latina en los años en que el chauvinismo era alimentado irresponsablemente por nuestras clases dirigentes. Proyectó la unidad continental con justicia, libertad y democracia social; bajo un solo parlamento y en un mercado común. Asumió una ortodoxa defensa de la libertad, la democracia y deslindó con los totalitarismos, con el fascismo, con el marxismo-leninismo, con "toda clase de dictaduras y dictaduras de toda clase".

Con todos los costos y con la incomprensión de no pocos, con sus grandes virtudes y también naturales errores, dedicó toda una vida a edificar una política moderna en el Perú. Al igual que Mariátegui influyó en el pensamiento progresista de América Latina; mientras que a uno lo hicieron el referente de la izquierda marxista y de gran parte de la intelectualidad, Haya fue quien impulsó una propuesta política, en la cual confluyeron los partidos y movimientos de la izquierda democrática que hoy aún luchan por su vigencia. Haya propuso soluciones modernas a problemas comunes de la región y pudo advertir el fin y el devenir de muchos acontecimientos políticos sociales y económicos que marcaron el siglo. Cuando generaciones enteras se entregaron a los encantos del "socialismo real", Haya advertía la inminencia de la caída de todo un imperio edificado en base a lo que él denominó "capitalismo de estado".

Haya tuvo una ventaja; vivió con el siglo y presenció las revoluciones más importantes; sus inicios y límites. Desde la revolución rusa, la mexicana, la universitaria, la cubana, hasta la revolución tecnológica y del conocimiento que no se detiene. Maríategui murió muy temprano. Haya, carismático y de multitudes, lideró y protagonizó varios momentos de nuestra historia. Mantuvo una difícil relación con el poder, pero no con la política. Debió llegar al gobierno, pero se lo impidieron las oligarquías, los militares o tal vez los propios errores de un partido en sus estrategias de ascenso al poder. Si en 1930 o en 1945, Haya de la Torre hubiese sido presidente, el Perú sería otro; más integrado, con muchos avances educativos, sociales y regionales.

Cuando se hable sobre la política del Siglo XX en el Perú y en América Latina, el nombre de este agudo pensador, conspirador permanente, propangandista inagotable, organizador de todo el día, que fue Haya, será un referente. Lo singular y permanente de Haya, es que en medio de tantos cambios, con los desafíos de una globalización que se hace más injusta, con países pobres cada vez más pobres, con una América Latina que no se integra como un "pueblo continente" que es, con tantas promesas incumplidas, con democracias en peligro, en el próximo siglo y más allá de los ámbitos del partido que fundó, su nombre seguirá siendo evocado como un antecedente importante de quien marcó el siglo político peruano, porque supo ver más allá de él.

Publicado en el Diario La República, 13 de Diciembre de 1999

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