Historia:
Desde niño fuiste abusado, así que ahora tu misión consiste en devolver todo ese daño y dolor hacia otros tan indefensos como tú lo eras. Para ello sirves a tu maestro, el te ha dado la posibilidad de ejercer tu crueldad, te ha convertido en su recolector y eventualmente te permite participar en forma directa, bueno estar presente al menos, en los juegos que otros más afortunados gozan.
Fuiste un niño normal nacido cerca de la frontera con Venezuela en uno de los santanderes, hasta que cuando tenía 8 años descubriste las costumbres poco ortodoxas de uno de tus tíos ya que al llegar temprano del colegio lo descubriste en su cuarto jugando con uno de tus amiguitos de una forma que te marcaría de por vida; en medio de tu inocencia no entendías lo que ocurría y completamente ajeno a las consecuencias te quedaste observando hasta que tu tío favorito se percató de tu presencia y desde entonces te obligó a cambiar tus juegos infantiles por sus perversiones y caprichos enfermos. En medio de esto creciste, tus padres se separaron y se mantuvieron siempre ajenos a la realidad que los fines de semana te transformaba en un futuro abusador.
Cuando al fin llegó el momento de tu despertar sexual estabas tan confundido que sentías no encajar en ninguna parte, tus experiencias te llenaron de angustia y de culpa ya que una parte de ti, la pública, te llevaba hacia las mujeres; mientras que tus años de abuso constante te llevaban hacia tus compañeros. Saltando de los labios de una mujer a los de otra intentando encontrarte a ti mismo terminaste por engendrar a un pequeñín al que le diste tu apellido pero nada más. La familia de la madre no quería saber nada de ti y a la larga la madre tampoco, otro fracaso y otra fuente de angustia.
Fue así como llegaste a Bogotá a comienzos de la década de los veinte, buscando escapar de ti mismo, de tu pasado e intentando encontrar un nuevo comienzo. Pero todo fue en vano, con diecisiete años, solo viviendo con otro familiar en medio de una ciudad fría la conociste, hermosa, culta y desafortunadamente prohibida, tu hermanastra, la hija del nuevo esposo de tu madre. Pero como te habías acostumbrado al gusto por lo prohibido, no fue tan complicado trascender la barrera social en la intimidad de su casa y descubriste en sus caricias, besos y palabras la paz que buscabas; bueno, al menos por un tiempo. Una relación (así sea una indebida) debe tener un contenido sexual pero desgraciadamente las experiencias pasadas y el gusto por ciertos placeres que habías aprendido por años y que ahora ya extrañabas evitaron que lograras consumar en alguna oportunidad la relación físicamente. Y aunque ella nunca dijo nada, o en especial por ello, tu culpa y angustias crecían enormemente, en medio de tu frustración empezaste a seducir a tus compañeros de colegio, a desconocidos en callejones y empezaste una espiral descendente de la que nunca podrías salir. Una cosa llevó a otra, y en una época que todos consideran como calmada con respecto a los avatares de la vida contemporánea te convertiste en una especie de gurú que llevó a sus amantes a límites de placer y dolor, de perversión y belleza jamás vistos hasta entonces, pero te volviste descuidado y por ello tu fama creció hasta llegar a oídos de tu familia, cuyos varones encabezados por tu tío decidieron no tolerar a un maricón en la familia.
Tu oportunidad de ver alguna vez más a tu hijo se desvaneció y la desesperación te arrastró aún más hacia el abismo. Y decidiste que el daño que recibiste debería ser transmitido a otros y fue cuando tu verdadera vocación empezó, asaltaste, secuestraste y abusaste de muchos niños de la ciudad, inicialmente de la calle, los desposeídos fueron tus víctimas, pero no bastaba tenías que conseguir a niños iguales a tí, con familias perfectas para que vieran los que te habían juzgado que a cualquiera le podía pasar. Y es donde tu campaña por las familias de clase media se inició, a medida que tus atrocidades arruinaban la vida de más y más inocentes tu alcoholismo empeoraba y sin saber cómo, terminaste en tu ciudad de origen y en un arrebato de perversidad que aún hoy al recordar te estremece y te hace llorar asaltaste a los hijos de tu tío, asesinaste a todos en su casa menos al bastardo que te inició en este camino maldito. A él lo castigaste de una forma diferente, llevándolo a la finca de tu familia lo violaste casi por una semana hasta que la policía llegó, pero no lo ultrajaste solo con tu cuerpo, no, utilizaste cada herramienta e instrumento a los que tuviste acceso, cuando las autoridades lo encontraron a duras penas estaba vivo, su cuerpo destrozado conservaba tan poca sangre que fue la anemia lo que casi lo mata pero para tu gozo no murió, quedó demente y ahora lo mantienes como ghoul en una clínica siquiátrica. Pero a la larga en medio de tu demencia tu no habías estado perdido por completo todavía, en alguna parte de ti aún se escondía el pequeño que a los ocho años fue despertado a la crudeza de la vida en medio de las rudas manos y el sudor grasoso del cuerpo de un hombre que debería protegerte y no lastimarte. Huyendo con hambre, agotado y complétamente ebrio intentaste volver a Bogotá; pero el destino ¿o tal vez tu maesto? te condujeron al evento que terminó tu carrera hacia el averno y selló para siempre tu destino. Encontraste una casa cerca de la carretera, en ella una madre contaba un cuento a un pequeño en una diminuta cama. Tus apetitos al contemplar a la pequeña criatura en su pijama mientras se adormilaba fueron tan grandes que nunca has sentido algo igual desde entonces, ni siquiera la sed de sangre se le compara, entraste por la ventana y ante el grito de sorpresa y miedo de ella la golpeaste dejándola semiconsciente y procediste a desgarrar con la ira acumulada durante una vida de dolor y angustia la inocencia de ese pequeñito que gitaba y sollozaba sin cesar, La policía llegó para empezar a vomitar uno a uno ante la escena de hallarte copulando con el cadaver de tu propio hijo ante la mirada aterrorizada de su madre. Casi te linchan pero decidieron ajusticiarte de forma tal que fueras un ejemplo inolvidable.
En prisión, recluido solo para que los demás reos no te mataran, la descubriste, no sabías como entró a tu celda pero allí estaba, vestida completamente de negro, en silencio, esperando y observando. Mientras todos dormían y soñaban con tu pronta y extremadamente dolorosa muerte ella te demostraba que en la mezcla de placer y dolor eras solo un principiante y por primera vez una mujer te hizo lo mismo que tu tío solía hacerte de niño. Al otro día antes del amanecer la guardia encontró tu cuerpo desangrado y para evitar algo más de problemas decidieron en presencia del sacerdote y el alcalde sepultarte en un rincón perdido del monte cercano. No recuerdas nada desde ese momento hasta cuando despertaste en tu rito de iniciación en Bogotá, se te informó que eras un Toreador porque quien te descubrió, tu sire así lo era. Y fuiste sepultado con otros prospectos, comparado con tu vida, tu embrace fue simple, arrasarlos en tu búsqueda de la superficie fue un juego de niños y desde entonces el Sabbat es tu familia. Aunque tu sire con el tiempo te enseñó que tu padre era algo mucho más poderoso y cercano a tus vivencias, tu nuevo maestro, padre, amigo, amante sería el mismo de ella y compartiría s destino y su visión de llevar la ciudad a su ruina total.
Imagen:
Eres un hombre joven, de tez blanca, delgado, tus ojos cafés claro inspiran confianza y en la cama a tus amantes cierta ternura. Te vistes de acuerdo a la moda juvenil de la época y aprovechas esa imagen para atrapar a tus víctimas, ya sean jóvenes o adultos, al fin y al cabo inspiras confianza en ambos.
Cómo interpretarlo:
Eres amigable, algo triste a veces, delante de todos eres un perfecto jovencito heterosexual, de una familia respetable y estudiante de alguna universidad o colegio dependiendo de la situación. Pero luego de descubrir una presa ya sea mayor o menor a ti, te conviertes en un depravado capaz de causarle escalofríos aún a tus compañeros de coven. Además incursionas en muchas formas de arte, pero para ti causar dolor es en sí un arte y arruinar la pureza es tu mayor logro.
Secretos:
Aunque sospechas que tu maestro lo sabe, eres más humano de lo que muchos creen, o al menos hay una parte de tu humanidad que aún no ha muerto: tu hijo es un cargo de conciencia que aun no borras. Además tienes a tu tío de ghoul en la clínica siquiátrica y eventualmente vas a recordarle de nuevas formas que su sufrimiento nunca terminará. Formas parte de la red de tráfico de niños y órganos del Sabbat y eres el encargado de recolectar la "mercancía", pero por tu parte haces negocios con los Giovanni (siguiendo las indicaciones de tu maestro).
Influencia:
No mucha, la verdad salvo un grupo de pervertidos mortales como tú que te tienen como una especie de ídolo tu poder es mínimo en la sociedad, es más muchos de los que te han conocido por uno u otro motivo negarán cualquier lazo contigo a toda costa.
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Clan: Baali posando como Toreador antitribu.
Sire: Alexa.
Nature: Enigma.
Demeanor: Child.
Generación: 11.
Embrace: 1.980.
Edad aparente: De 16 a 19 años.
Haven: El teatro Faenza.
Atributes:
Physical: Strength 3 Dexterity 4Stamina 2
Social: Charism 3 Appearance 3 Manipulation 3
Mental: Perception 3 Wits 2 Intelligence 3
Abilities:
Talents : Acting 4 Alertnesss 2 Brawl 3 Dodge 4 Empathy 4 Expresion 2 Streetwise 4 Subterfuge 5
Skills: Drive 2 Etiquette 2 Firearms 3 Melee 4 (Navaja) Security 3 Stealth 2
Knowledges: Academics 3 Bureaucracy 2 Computers 3 Finance 1 Law 1
Other Traits:
Fire Dancing 3 Underworld Lore 4
Disciplines:
Auspex 3
Celerity 1
Presence 3
Dark Thaumaturgy: The taking of the spirit 2
Backgrounds:
Contacts 2 (Un traficante de armas y un expendedor de heroína del cartucho)
Herd 1 (el grupo de mortales que te idolatran)
Resources 2
Rituals 1
Virtues:
Conviction: 4
Instinct: 2
Courage: 2
Path of Evil Revelations: 7 pero aparentas Path of Cathari: 4
Willpower: 5
Derangements:
Una mezlca entre satirismo y ninfomanía.
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