"Haz una cadena porque la tierra está llena de delitos de sangre, y la ciudad está llena de violencia." Ezequiel 8. 23. Bogotá, otrora Bacatá, o Santafé de Bogotá. sin importar su nombre o si ha sido la capital del imperio Muisca, del Virreinato de la Nueva Granada, de la Gran Colombia o de la República de Colombia, la denominada Atenas Suramericana ha sido desde sus comienzos sede del poder, y remonta su tradición como capital mucho más allá del arribo español. La capital, la metrópolis de un país en crisis, el trofeo máximo para humanos y cainites; es y ha sido siempre el punto de encuentro de todas las razas e ideologías que desde la periferia, desde provincia la nutren haciendo de sus calles un reflejo de lo mejor y de lo peor de la nación. Ciudad con una vasta tradición cultural, llena de museos, iglesias y eventos. Otrora fueron las tertulias entre algunas de las más brillantes mentes y ahora los eventos "al parque". Una urbe dividida en su historia por la muerte de un hombre y en su geografía por líneas imaginarias y poco claras entre ricos y pobres, entre el norte y el sur. Casi ocho millones de almas con sus respectivos cuerpos luchando por un espacio propio en el cual buscar su trozo de cielo. El lema de la ciudad así lo describe: "Bogotá: 2.600 metros más cerca de las estrellas. Aunque para muchos de sus habitantes esto no es más que una ilusión. La orgullosa metrópoli se yergue bajo la mirada sempiterna de sus cerros tutelares, hermosos y cuidados al norte; deforestados y urbanizados sin piedad al sur. Guadalupe y Monserrate contemplan la ciudad desde las alturas, siendo el primero un reconocido centro religioso, el otro gran punto de encuentro católico popular está ubicado al sur en el santuario del Divino Niño del 20 de Julio donde candidatos a todo se encomiendan demostrando populismo mucho más que fe. Bogotá es como siempre el centro de poder del país, tanto económico como político, la sede de todos los poderes se halla en ella, los medios de comunicación de cobertura nacional se emiten y dirigen desde la ciudad, el dinero -legal o no- también vive aquí. Una ciudad sitiada por la violencia qu produce el hambre y por la que produce la degeneración de un conflicto al parecer eterno. Llena de desplazados de otras regiones a los que la violencia a escupido en sus calles más humildes haciéndola una especie de prisión de concreto, ladrillo y cristal. Un ciuad que sueña con un futuro brillante y que añora su pasado glorioso, una ciudad en cambio constante, que procura volverse de sus ciudadanos y lo ha logrado al menos en parte. Víctimas y victimarios, cazadores y presas conviven, subsisten, temen y cazan bajo el ciela ora gris, ora azul que está 2.600 metros más cerca.
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