Bogotá by Night: Reinado de Máscaras

Ficción: Mi general Bolívar

Gollinbursti

"La desesperación (tal como no existen palabras que la pinten), me obliga, al fin, tras un número infinito de esfuerzos, a levantar los entorpecidos párpados."

Edgar Allan Poe.

El Libertador El Libertador

 

Cordillera de los andes.

Llevamos dos días esperando poder cruzar el páramo, el frío es tan intenso que a duras penas podríamos movernos en condiciones normales, así que como podrás imaginarte en nuestra actual condición de hambre, cansancio, enfermedad y muy poca ropa será un milagro que no fallezcamos antes de terminar la jornada. Mi General Bolívar como siempre parece no perder la esperanza y eso nos mantiene el ánimo a todos en alto, es más, nos ha prometido que para el final de la noche tendremos lo que él llama el licor de los héroes, una bebida que nos permitiría afrontar al frío y al enemigo como nunca lo habíamos hecho antes.

...

Mi general Bolívar desapareció desde hoy por la mañana, algunos dicen que fue capturado mientras la mayoría aseguramos que fue a buscar una forma para cruzar la montaña; aunque todos en secreto tenemos algo de miedo de que nos haya abandonado, ¡No, imposible, el jamás nos dejaría así!

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Ya casi anochece y el general no ha regresado, ¡no, él no nos abandonaría!, menos cuando dejó el recado con Arce acerca de no preocuparnos; además dio un plazo de dos días para volver. Hoy me toca guardia y aunque me muero de cansancio por nada del mundo dejaré que el sueño me venza, sé que mi general regresará tarde o temprano y no podría perdonarme que no me encontrara cumpliendo mi misión.

...

Esta mañana llegó, al fin regresó, eran como las tres de la mañana o algo así (porque ya cantaban algunos gallos) cuando a lo lejos escuché unos pasos, estaba peleando por no dormirme y el frío me había calado tanto en los huesos que no sentía ni los pies ni las manos y no podía moverme, como pude hice el grito más fuerte del que fui capaz: ¡Quién vive! Y vi como si sus ojos brillaran en la oscuridad de la noche; ¡Soy yo, el general Bolívar! Y de inmediato reconocí su maravilloso tono de voz, educado, varonil, recio pero al mismo tiempo amable, la voz del mayo general de la patria. Intenté ponerme de pie pero mi cuerpo no respondió, dos lágrimas brotaron de mis ojos por la ira que me producía mi impotencia, no se como pero al segundo intento si me erguí, tambaleante y sosteniéndome a duras penas pero me puse en pie.

Se puso enfrente de mí, la luna me dejó percibirlo al fin, venía con la misma camisa vieja de todos estos días, unos zapatos que a duras penas cubrían sus pies y aún así en su mirada no se notaba la menor falta de ánimo ni la menor sombra de duda acerca de nuestra victoria. Se acercó a mí y poniéndome la mano en el hombro me dijo: "muy bien soldado, no hay como sobreponerse al dolor para demostrar el amor por la Patria" y sentí en su mirada y su voz un, no sé como definirlo, tono paternal y me percaté que por mi general iría hasta el mismísimo infierno y si él me dirigía saldría de allí intacto.

Escrito original para BbN, derechos reservados.

Contactar al autor en gollinbursti@softhome.net

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