Bogotá by Night: Reinado de Máscaras

"Imaginar en cada forma que pasa fugaz,
algo conocido;
en cada fantasma raudo,
algo tangible;
en cada efímero segundo,
una eternidad."

Gollinbursti, Caer (fragmento).

Jorge lleva casi 20 minutos aguardando frente al lugar, sus manos se tensan sobre el volante para luego soltarlo nerviosamente, algo de Willy Colón suena en el radio del carro, otra vez revisa el arma y de nuevo observa el objeto que está sobre la silla, ¿por qué no llega?, se repite a sí mismo mientras con los dedos sigue el ritmo mecánicamente.

De pronto desde el sur llega la camioneta, Jorge lo reconoce inmediatamente, por el espejo retrovisor observa como el hombre desciende y entra al sitio con una mujer acompañándolo. Ansioso espera a que los dos ingresen y esos minutos transcurren como horas; luego pone en orden sus ideas a la fuerza, hace un intento por respirar profundamente y se ríe ante lo ridículo de su pretensión. Guarda su juguetico en el bolsillo de la chaqueta y abandona el carro.

Llega a la puerta y mira con tranquilidad ficticia a su alrededor, en el lugar no hay más de una docena de personas, un empleado se le acerca para decirle que aún no han abierto. Jorge pide hablar con el gerente que se encuentra en la mitad del lugar. En los 5 segundos que el empleado se demora en dar la vuelta Jorge deja caer el juguete cerca de la puerta y sale antes que el empleado regrese con el gerente. Mientras sale Jorge se fijaque la esfera ruede hacia donde no sea obvia.

Con prontitud se dirigió al carro y justo cuando cruzó frente a la puerta digitó un número en el celular y una cuadra más adelante, oprimió el send, en ese instante una explosión brillante empezó el incendio del local. Los ojos de la víctima se intentan salir de sus órbitas al ver las llamas que rápidamente llenan parte del frente, muchos de los ocupantes corren y salen antes que la puerta sea presa de las llamas, otros muy pocos inundados de pánico huyen en dirección al baño mientras el se queda paralizado. Luego su naturaleza aflora pero las llamas se han extendido demasiado, como un animal acorralado corre chocando en su carrera contra mesas y sillas a medida que las llamas lo cercan más y más con el paso de cada segundo. Pero su deseo de supervivencia es tan fuerte que recupera el control, huye hacia el baño pero una de las botellas del mostrador explota cerca de su rostro y lo hace tropezar con algo al caer un fragmento hirviente de metal que cae desde el techo se le incrusta en el muslo obligándolo a gritar en un aullido tan desgarrador que aún afuera heló la sangre de los curiosos y de los que ayudaban. Arrastrándose a toda costa, luchando por no perder el control de nuevo, llega al fin al baño; el crepitar de las llamas lo sigue como un tsunami haciendo a sus sentidos enloquecer. Ya en el baño ve como a través de un hueco en el muro sale una mujer, la última en estar escondida allí, se arrastra hasta el orificio y dos hombres lo ayudan a salir (pero el esfuerzo para controlarse fue muy grande).

Las ambulancias, bomberos y policía han llegado, debe pensar rápido ya que por la herida en su pierna sabe que será de los primeros en recibir atención, mientras busca una salida uno de los paramédicos lo toma por el hombro y le dice: "no se preocupe, lo vamos a ayudar en todo lo que necesite...", él lo reconoce como uno de los recién llegados Setites, pero no hay tiempo y acepta.

Sabe que quedará en deuda pero ahora eso no importa, lo suben a la ambulancia de afán y se van.

Al anochecer siguiente está ya en su casa esperando nerviosamente una llamada que tarde o temprano ha de llegar para cobrarle lo ocurrido, aunque para eso falta mucho así él no lo sepa.