Bogotá by Night: Reinado de Máscaras

Ficción: Fatal addictions

Gollinbursti

"Tu secreto debe pasar a formar parte de tu sangre."

Proverbio árabe.

Fatal addictions Fatal addictions

 

El zumbido aún suave permanece, como una constante que lo ha acompañado durante todo el día, sigue el incesante ruido danzando en sus oídos. Aunque sabe que es hora de despertar su mismo cuerpo se pregunta en la forma de una serie de agudas punzadas de dolor ¿para qué?. El agua helada que lo baña de repente, obliga a sus músculos a tensionarse instintivamente y abre los ojos. La luz lo hiere enórmemente pero en este punto una herida más no importa. Cuando al fin puede ver, ya con resignación se enfrenta a la imagen de su verdugo quien lo saluda cortésmente: Buenos días Alberto, ¿cómo dormiste?, espero que bien, sería una pena que nuestra conversación tuviera que interrumpirse debido a tu agotamiento físico.

Para este momento lo que menos le importaba, aunque suene paradójico, era el dolor. Por ello se dedicaba ridículamente a fijarse en los detalles, la forma que la cara de su vecino de calabozo, su amigo, había tomado al morir; esperaba que cuando al fin llegara su hora (si es que llegaba) su rostro no quedara con una mueca tan patética de dolor, angustia y aún súplica; no, él no había rogado hasta ahora y no lo iba a hacer más tarde. Su verdugo le acercó a los labios un pequeño vaso de plástico en el que había vertido un poco de su propia sangre. Lo obligó a abrir la boca y dejó al rojo elixir que hasta hoy había sido su salvación fluir por su garganta mientras con mano firme le sujetaba la manzana de Adán para que no pudiera oponer resistencia; sintió como cada gota - aún en contra de su voluntad - empezaba a filtrarse revigorizándolo nuevamente. Por un instante la sensación de placer fue tanta que perdió contacto con el mundo a su alrededor. El éxtasis lo embargó, su cuerpo al unísono agradecía la comunión con la sangre que sabía significaba un sin fin más de dolor, pero no podía negarse así como no lo había podido hacer por tantos años, tantos que su lazo con su amo era irrompible ya.

Cuando la euforia se fue calmando poco a poco, con una lentitud deliciosa, volvió en sí. Su anfitrión lo esperaba con una enorme sonrisa que él esquivó mirando al piso donde, sobre el blanco piso de mármol su propia sangre formaba un espejo carmesí que le permitía verse reflejado mientras yacía suspendido del techo como una res en un matadero. La metáfora le hubiera resultado divertida a no ser que esa era precisamente la forma en que se sentía. Su reflejo en rojo lo entristeció o mejor dicho lo llenó de frustración, sabiéndose indefenso levantó la vista y le sostuvo la mirada a su captor, sin ninguna pretensión, sin altivez, sin súplicas, sólo la mirada franca de quien ha llegado a la paz consigo mismo al conocer la inminencia de su fin, asi éste tomara mucho, pero mucho tiempo.

Escrito original para BbN, derechos reservados.

Contactar al autor en gollinbursti@softhome.net

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