Bogotá by Night: Reinado de Máscaras

"Eso es lo que queda, falsa esperanza. Y un amor que jamás ha disminuido.
Ese amor se convertirá en una maldición.
Porque se lo prometió, en su luna de miel, siempre hacerla feliz. Por siempre. Aún recuerda las lágrimas en sus ojos, y el amor que le dio. Esas palabras siguen atormentándolo.

Por siempre, por siempre, por siempre.

Aún a cuenta de todas sus esperanzas...

Nunca estarán juntos otra vez, así que lo único que importa es su felicidad... y su promesa.

Es hora de dejarla ir.

Él duda, pero escucha las palabras de nuevo:

POR SIEMPRE."

Spawn 49.

2001-05-12

Su vida, su esencia, se deslizó entre mis brazos con ese último suspiro. Para los doctores fue sorpresivo, un paro respiratorio que no dio oportunidad de nada y que la arrancó definitivamente de mi lado; pero para mí, que durante la última semana he contemplado impotente como su vitalidad y sus ojos se apagaban como los restos de una fogata que termina de auto consumirse de a poco, sin afanes, sutilmente; no fue así. Ella sabía que moría, los últimos días me evadía la mirada para que no viera como su alma se alejaba de este mundo poco a poco, se alejaba de mí a ese lugar secreto en su alma que jamás pude alcanzar, ese lugar que le pertenecía sólo a ella y que la convertía en la maravillosa criatura enigmática que amé.

Su voluntad de hierro y sus pequeños caprichos de niña consentida habían permanecido hasta casi el final, pero cuando comenzó a aceptar los detestables e inútiles exámenes sin protestar, y los quejidos por las innumerables inyecciones salieron de esa hermosa boca que por orgullo los había mantenido encerrados me di cuenta de la realidad: iba a morir sin importar cuanto la amara o cuanto me amara ella, el amor no basta, nunca basta ante la crueldad de la existencia. Lloré no con desesperación, no, lloré con la resignación de quien sabe perdido lo que más ama y reconoce su impotencia para detener a la inflexible hoja de la guadaña de la parca que cae ante sus ojos sobre el cuello de quien es su vida.

Desde el momento en que murió mi completa existencia cayó en la oscuridad de la cual no he podido salir. Todo se tornó vacío, día y noche me eran iguales, dejé de dormir y a la resignación inicial siguió una furia y un afán de autodestrucción inmensos. Y fue la combinación de ambos los que me llevaron a conocer a Jonathan, mi maestro, mentor y guía. La muerte de ella me demostró lo inútil del amor, me abrió los ojos de la forma más dolorosa posible a la inevitable conclusión, lo único que es realmente poderoso y valedero es la destrucción, no hay luz que no sea devorada por la oscuridad y ya que mi alma me había conducido al fondo del abismo decidí aceptar la responsabilidad de llevar a otros a la misma conclusión. Fue así como mi señor, Set entró a mi vida dándome una misión, aunque conociendo como conozco el dolor mi camino para llevar a mortales y vampiros al fondo de su propio abismo es por medio de los placeres que el liberarse de tabúes produce.

Pero cada doce de mayo regreso aquí a dejar los tulipanes que adoraba sobre su tumba, y a permitirme un par de lágrimas en memoria de lo único puro que existía en este mundo y que al serme arrebatado me condujo a desear que todo el resto del planeta sea tan oscuro como lo soy yo.