Bogotá by Night: Reinado de Máscaras

Ficción: Compilación 00.

Gollinbursti

"Todo está allí,
el abrazo, el amor, el deseo lento
conspirando.
"

Laureano Alba.

Bogotá al anochecer Bogotá al anochecer

 

Esta compilación incluye las historias iniciales de cada uno de los sectores en los que hemos dividido la ciudad en BbN.

Centro._

Es temprano, deben ser por ahí las 8 de la noche, por la 19 todo es algarabía, las calles están llenas de jóvenes y otros no tanto que con la excusa del viernes se han reunido aquí para divertirse, yo observo desde la puerta de mi "negocio"; un grill de mala muerte que me permite alimentarme sin levantar sospechas y me deja el dinero necesario para sostenerme. En la pista de gelatina verde rancia, iluminada por una raquíticas luces que parecen de árbol navideño un par de mujeres borrachas se pelean frente a mis clientes quienes con ojos de depredador las observan mientras en forma inconsciente se pasan la lengua por los labios y eventualmente la mano por otras partes.

Mientras yo, desde una de las mesas como otro más de los habitantes escojo de cual de estos pobres miserables me he de alimentar para luego dejarlo abandonado en un callejón sin su billetera. La policía entra y es hora de pagarles la suma habitual para que se hagan los de "la vista gorda" y nos dejen trabajar en paz. Hoy le tocó al sargento García, perdón, a mi sargento García, viene a cobrar lo de la semana pero aprovecha para alegrarse un rato con "la mona", en uno de los cuartos que se supone no tenemos, la "mona" es una santandereana de unos dieciocho años que entró a trabajar hace como dos, la pobre está ilusionada con que García la va a sacar de aquí; si supiera que la última a le que le hizo esa promesa la encontraron molida a golpes cerca al cartucho después de que se puso a presionarlo. Bueno tal vez lo sepa ya pero no creería que él es capaz de algo así, pero yo sé que si, lo vi y fotografié, es bueno tener un as en la manga en caso de emergencia.

Por ahora dejémoslo practicar sus pequeñas perversiones inocente de lo que realmente soy y de la forma en que él está jugando para mí, maldición estoy hablando como un hijueputa Ventrue, ja, ja, ja.

Centro-occidente._

Estamos buscando alguien que nos ayude con una historia sobre este sector, ¿te interesa?.

Chapinero._

Camino despacio, tengo mucho tiempo delante de mí, observo con desdén a los transeúntes que envueltos en su propia prisa se mueven ajenos a su entorno y a los que los rodean, de pronto la voz de una pequeñita me saca de mis pensamientos y me trae de vuelta al mundo de los vivos: "¿Me compra una rosa monito?", pregunta con esa vocecita que apenas distingo entre el barullo de los carros y los bares, la miro y de forma inconsciente le sonrío, no lo siento nena, hoy no, y de nuevo ella me insiste: "para la novia monito" y esboza una gran sonrisa que deja ver que hace poco se le cayó uno de los dientes; tal vez sea eso pero me convence, o.k. dame una, y me extiende la flor envuelta en es plástico barato con manchitas blancas. Le doy un billete de dos mil y me voy, sé que la rosa vale menos pero no me importa sé que a ella le hace más falta el dinero que a mí.

Ahora, flor en mano, prosigo mi viaje, por el camino encuentro muchachos de tantas universidades y carreras que me llegan a fastidiar al cabo de un rato, tomo una calle menos transitada para poder despejar mis sentidos, en ella, bajo la luz de un farol pálido una pareja se devora a besos, el jean de él está casi en sus rodillas y ella está recostada contra un murito. Parece que hacen el amor, o al menos creo que están teniendo sexo, me refugio en la sombra de un árbol y me dedico a observarlos, no es que me considere un voyerista, bueno sí, pero en este caso es diferente; el hecho que lo estén haciendo en la calle me excita tanto como a ellos. Sé que el sexo no es para mí como era antes, pero he aprendido a disfrutarlo de otra forma, el observar se ha convertido en mi portal hacia un tipo de placer que ya no puedo disfrutar.

Los contemplo por no sé cuanto tiempo, hasta que me percato que de la rosa no queda casi nada en mi mano, es entonces cuando una de las dueñas de casa del sector los ve por la ventana y sale a hacer escándalo, se visten de afán, riéndose de forma nerviosa para luego salir corriendo hacia la noche en medio de los gritos de "descarados" y un coro de perros ladrándoles.

Al igual que ellos sonrío y emprendo de nuevo mi camino en dirección contraria a la que tomaron, por el camino vuelvo a encontrar los tumultos de jovencitos pero en su mayoría deambulan ebrios, escojo un grupo al azar, de los que caminan más gracioso, los sigo desde lejos esperando el momento en el que me les pueda acercar. Ascienden hacia los cerros por un callejón, supongo que tienen ganas de orinar, esta es mi oportunidad. Uno se quedó un poco atrás de los otros recostado contra un árbol, hay algo raro, no sé algo falta aquí, me acerco dispuesto a deleitarme con su esencia cuando de repente él da vuelta hacia mí, sus ojos brillan de una forma que solo creí posible en los vampiros, sus manos han crecido, debería temerme pero soy yo quien empieza a sentir miedo hacia él, no se que pasa pero mejor no me quedo a averiguarlo. Intento huir por en medio de las sombras pero siento como soy izado por una de mis piernas y lanzado por el aire en dirección de l monte que empieza más arriba. Recibo de pleno el golpe contra el asfalto en mi rostro, siento como la quijada se me rompe por el impacto al igual que un par de costillas, entre la sangre que brota de mi rostro hay pedazos de césped y tierra. Intentaría erguirme pero el dolor y la sorpresa me han bloqueado por completo así que desde mi humillante posición en el suelo observo como ese borracho se ha transformado en una "bestia", una especie de animal mezclado con algo de humano, es enorme, y juro por dios que intimidante. Gracioso pero por vez primera desde que morí empiezo a orar, al mismo dios que me ha permitido acabar con la vida de tantos en estos años, ojalá a mí si me escuche.

Empieza a acercarse a mí, sus amigos no los veo por ninguna parte, estúpidamente decido fingirme el muerto, escuché alguna vez que los osos no atacan a los que creen muertos, no creo que me sirva ahora pero es lo único que se me ocurre. Cuando está a mi lado me da un puntapié tan fuerte que las costillas que me quedaban enteras se hacen añicos y mezclado con un aullido de dolor escupo parte de mis ensangrentadas entrañas. De la patada me levanto casi un metro y es entonces que me doy cuenta que el -monstruo- me ha sujetado del cuello de la camisa y se agacha a mi lado para susurrarme al oído: Los cerros y las afueras nos pertenecen, no lo olvides maldita aberración, Gaia no tolerará su presencia fuera de la podredumbre de asfalto. Y me lanzó como si fuera un juguete por el callejón hacia abajo. Y aquí estoy, desde hace casi una hora esperando que sane lo suficiente como para poder levantarme y huir; y les aseguro que lo que soy yo no volveré a poner un pie a menos de un kilómetro de uno de esos malditos cerros.

Norte._

Anochece, las vitrinas se llenan de luz y las calles empiezan a calentarse con el aliento de los cientos de seres ansiosos por disfrutar. Hace poco terminó de llover (siempre llueve en esta ciudad) y los pozos de agua reflejan rostros llenos de expectativa, dolor mal disimulado u ojos de depredador.

Todos procuramos vernos bien, o sea, no solo estar con la "pinta" adecuada, no; reflejamos con todo nuestro ser, desde la ropa y la forma de hablar, hasta la manera prefabricada de mirar un estilo de conducta, una forma de concebirnos a nosotros mismos, a los demás y a la ciudad.

Me fumo un Ives y observo encantado como el humo en sus volutas caprichosas me trae formas de un pasado que creía lejano, me deprimo pero no lo dejo ver a los demás, esa no es la máscara que escogí para hoy.

Hoy, sin importar como me siento he decidido que los demás me vean feliz, y se que ellos también llevan sus propias máscaras para cubrir rostros que no cumplen a cabalidad los estándares de perfección que nos exigimos unos a otros.

Desciendo del carro y empiezo a caminar por entre niñas queriendo ser mujeres, niños jugando a ser grandes y hombres y mujeres luchando por no parecerlo tanto. Escojo un sitio casi al azar, es un bar como otros pero encaja con mi estado de ánimo. Me dirijo a la barra y pido un bloody Mary (me gusta la ironía) mientras observo a la gente en la pista y en las mesas, el trance se pone más rápido. Estoy mirando a un par de "niñas" comprando unos trips a uno de los festivos habitantes del lugar.

Empieza a sonar Loosing my Religion en un interesante remake y mientras la mayoría se sienta otros bailan para querer olvidar la sombra de dolor que cruza rauda por sus ojos y que todos fingimos no ver. Salgo a bailar con una mujer de unos veinte años, cuerpo diseñado con esa maestría que sólo el gimnasio y el cirujano pueden crear; me encanta su voz de niña consentida (que suena tan play) y la suavidad de su piel; el olor de su cuerpo que al bailar se mezcla con un suave y fino perfume.

Hablamos de tonterías, ambos lo sabemos pero como los demás entendemos que no podemos arriesgarnos a salir de detrás de las máscaras, y aunque pudiéramos, ya llevamos tanto tiempo tras ellas que no sabríamos como hacerlo.

Al fondo un malabarista y un bailarín de torso desnudo y pintura en la piel se contorsionan al ritmo de la música que ahora tiene aires árabes que me recuerdan el hogar.

Miro al fondo de sus ojos y si no fuera por los años de experiencia podría decir que su mirada es sincera, pero no, al fondo aún se perciben los vestigios de uno de muchos secretos ocultos bajo capas y capas de fachadas: una diferente para cada época de la vida o para cada estado de ánimo.

Para los que nos ven desde otro lado de la ciudad podemos ser intrascendentes, tontos, hipócritas y para muchos aún detestables. Pobres, incapaces de comprender que el mundo en el que vivimos nos ha convertido en lo que somos y que las máscaras y apariencias son un arma natural en una realidad tan competitiva que el menor descuido puede terminar con una vida de trabajo.

Ahora si me siento, empieza a sonar Under the Bridge y la máscara se resquebraja un poco o al menos eso parece por el tono de mi voz: "together we cry...". Veo una pareja de amantes bailando en la pista, tan perdidos uno en los ojos del otro que si no fuera por sus risas eufóricas que origina el uso de ciertos químicos, se diría que se amarán por toda la vida.

Cuando se sientan les envío un par de tragos, los aceptan y me invitan a su mesa; hace algún tiempo que ellos también me observaban, tras las presentaciones de rigor y un par de bromas para romper el hielo salimos a bailar de nuevo. El discjockey nos ve y se inspira, empieza una tanda de electrónico y trance nórdicos, el baile nos permite desinhibirnos, aunque nuestros cuerpos apenas se tocan físicamente si los recorremos íntegros con la mirada, desde las mesas algunos nos observan con interés y otros con deseo. De pronto ella se encuentra en medio de nosotros y con cada una de sus manos nos aferra a los dos por los glúteos pegándonos a su cuerpo. Termina la música y tras un último trago (de agua en mi caso) decidimos buscar un sitio más tranquilo.

Discutimos como si fuéramos amigos de toda la vida en cual carro irnos y al final optamos por el de ellos (procuro que no se note que eso era lo que deseaba), conducimos por la 15 y luego por la 127 hacia la séptima, de reojo observo como a lo lejos un ángel de oro pareciera anunciar con su trompeta que la noche apenas está empezando. Mientras la conversación permanece entre erótica y banal pienso en el rave de más tarde cuando me despida de ellos, algo de Kermkraft hace retumbar el carro.

Tras la portería empezamos el ascenso de los cerros, parqueamos el carro y tomamos el ascensor hacia el piso 14. Pero mientras llegamos iniciamos el juego, nos besamos y me divierto al sentir la mirada de él que nos recorre con la misma intensidad que lo hacen nuestras manos.

Dicen que los de mi especie no sienten gran afición por el sexo, es más, que algunos lo desprecian como un rezago de la vida mortal. Pero realmente no creo que sea así, o al menos no en mi caso, o sea es tan solo una forma diferente de apetito, es una variante más del hambre que me consume. Si aparte de saciar mis necesidades de sustento también puedo hacerlo con las sensoriales ¿porqué no he de usarlo como herramienta?.

Estamos en el jacuzzi, mientras ella filma nosotros le damos un espectáculo memorable, sus narices no soportan ni un miligramo más de polvo y sus cuerpos se agitan ante la inminencia del fin. Lentamente contemplo como sus máscaras se deshacen en una confusa maraña de pasión y euforia y dejo que la mía también desaparezca al mostrarme como el cazador que realmente soy. Como es costumbre no se asustan, piensan que soy solo uno más de sus demonios internos que ha escapado de la prisión en la que inútilmente intentan encerrarlos. Pienso que debería acabar con su existencia ahora y permitirles el honor de terminar su vida como la empezaron: con un único rostro, el verdadero.

Empiezo a llenarme con sus vidas y dejo que mi lado depredador tome el control sin reservas. De pronto desde el fondo de mi cabeza escucho algo que me llama de vuelta, no sé que es pero siento que debo ser yo de nuevo. Es el llanto de un bebé en la habitación de al lado que tal vez presiente que lo estoy dejando huérfano. Me detengo, no sin esfuerzo, me visto incluyendo la máscara, voy al cuarto del bebé, lo arrullo y logro que se duerma. Reviso a sus padres lamiendo sus heridas, estarán bien mañana, y me voy a rumbear a Chía.

Salitre - Occidente._

Hace ya 3 noches que me encuentro en esta ciudad agobiada de dolor y muerte y esta es la primera en la cual puedo llegar a decir que saldré a conocer como es mi ciudad como se refieren a este complejo urbano en el cual solo se puede determinar el caos del hombre en sus ansias de verse acabado por sí mismo en busca de su "felicidad"; llegué hace 3 noches en la primera me presente a la orden de esta ciudad solicitando estadía, fue algo difícil de creer no solo por parte de ellos sino por parte mía que yo este aquí en esta ciudad caótica de concreto, fue evaluada mi condición y pues me dejaron quedarme; la segunda noche se me fue ubicado en el sector centro occidental de la ciudad desconocido hasta el momento para mí , me ayudaron en asuntos económicos para ocultar mi identidad un poco y todo lo demás que los ordenados hacen por uno en estos casos para que el orden y las reglas estén bien

Hoy Viernes por la noche ,mi tercera noche en la ciudad me dispongo a salir de la casa que me consiguieron en un sector llamado quinta paredes cerca de un sitio importante llamado Coorferias . Sé que voy a salir a conocer así que durante una hora e investigado entre libros y con las personas de este lugar como es el barrio y todo lo demás .Salgo alrededor de las 7:30 p.m. me dirijo a conocer mi barrio y los alrededores las pocas personas que se ven se encuentran en grupos tratando con vicios idiotas creados para su destrucción y para según palabras de ellos para salirse de su propia realidad que los agobia en ciertos momentos. Recuerdo mi hogar y añoro volver a estar ahí muy pronto ya que este muro de concreto con todos sus problemas me desgasta ya que esta no es mi tipo de vida ni el de ninguno de mi tipo. Tengo el consuelo de ver zonas verdes que a bien o mal me recuerdan mi espíritu interior y mi antiguo hogar esta zona es algo callada así es bueno que sé de así todo para mi favor el centro de atención llamativo es Coorferias que es punto esencial para las relaciones nacionales y económicas según lo que investigue; es impactante pero cuando fui ya estaba cerrado así en alguna otra ocasión lo visitaré , he seguido caminando lo que es el barrio Las Ferias es acogedor, callado, calmado excepto por uno que otro indigente que pide plata de una forma no muy cortes .

Llegue a una calle principal la Cra. 30 es amplia sucia y oscura , en sus alrededores por lo que hasta el momento he visto es la Clínica San Pedro Claver , me he acercado hasta allí y he visto dos de las primeras cosas más macabras que hasta el momento me ha brindado la ciudad; la primera , he visto llegar a un herido algo masacrado en un taxi sucio y destartalado tenia perforado el abdomen con una puñaleta algo sucia y barata que todavía la traía incrustada en su cuerpo brotaba mucha sangre; tuve que retirarme no es fácil ver toda esa sangre y no pensar en saciar un poco tu sed, detrás del hombre venia una mujer hermosa llorando desesperada por aquella persona que pena por estos humanos que no ven en la muerte un aliado o el principio del fin si no que le temen y le huyen intentando esconder la verdad de que esta camina a tu lado a cada momento y de que este siempre llegara en algún momento. El segundo acto fue ver como una señora embarazada de bajos recursos es repugnada por muchas personas y casi no la dejan entran mientras se está desangrando poco a poco, creo que perdió el niño ,es vergonzoso como las personas no se duelen ante el dolor ajeno aunque el dolor ajeno es en si una estupidez ya que la piedad es un sentimiento que hace que el hombre deje de ser especie animal a ser especie en sociedad (humano).

He dejado atrás ese lugar que alberga personas de todos tipos y de cualquier condición económica, social o étnica. Subo un poco y encuentro un barrio un poco peligroso mas oscuro de lo normal; con ojos no muy amigables que desgarran el pecho en sus ansias de conseguir dinero de cualquier forma ya sea este en su estado natural o en especie he preferido no adentrarme demasiado es mi primera noche en las calles y no quiero empezar con el pie izquierdo mi crónica en esta ciudad , en contraste del Barrio Samper Mendoza me encontré con un barrio donde la actividad nocturna es mas calmada y en oleadas de grupos de muchachos que se encuentran para hablar o para narcotizar sus mentes en búsqueda de soluciones a sus problemas. El sitio es seguro por lo menos; de allí me he dirigido hacia el sur de la ciudad tomando un atajo por una zona verde al lado de la Cra 30 esta muy dejada pero por lo menos he recordado lo que es ver de nuevo los amigos infalibles de un ermitaño como lo que solía ser hasta estos pocos días aquellos animales te brindan un calor familiar que ayuda a aliviar en todo un poco el dolor de salir de tu casa en las montañas a una cárcel fría y sola. Es doloroso el recordar cuando caminábamos en manadas de un lado a otro donde peleamos juntos, donde cazábamos como una familia donde había cabida hasta para lobos sinceros y transfigurados como nosotros, aquellos tiempos eran mejores y menos tormentosos, tiempos donde sin tener que rendir cuentas a una estúpida institución, a una sociedad éramos libres. Vuelvo al lumbral de lo que es este caos-citico. Me topo con una plaza de mercado llamada Paloquemao se nota que es importante, su infraestructura desde afuera se nota que es muy suburbana y de arquitectura hostil y campesina ; se nota en sus alrededores el desaseo y la desorganización interna que tiene , es poco llamativa así que creo que allí nunca iré.

Son las 9:30 p.m. dirijo mi rumbo nuevamente hacia el occidente donde encuentro un barrio de invasión típico donde se nota que el tipo de vida no es el mejor, encuentro este sitio predilecto para llevar mis acciones de alimentación , sé que los humanos presentes no me ofrecen las mejores condiciones de vida pero es lo necesario para sobrevivir. Caminando mas hacia el occidente me encuentro entre un sitio que me hace sentir mal estoy entre un gran laberinto en el cual las paredes son muy altas y me siento como una hormiga es la zona franca o industrial , hay demasiada fabricas altas son interminables calles de concreto donde la soledad el silencio y el misterio caminan a tu lado , empiezo a desesperarme no encuentro el cuerpo del mundo sus tonos verdes me faltan no estoy acostumbrado a ser sepultado bajo grandes barrotes de cemento que aplacan la naturaleza madre de todo .

Alrededor de las 11:00 tomo una vía hacia el norte que me lleva hacia el reencuentro entre mi madre y mis amigos en el sector de Ciudad Salitre el cuerpo de la tierra brota con grandeza no es lo mejor de este mundo pero siento un gran alivio encontrar sitios donde se puede encontrar el calor de un hogar abandonado no por querer sino por circunstancias ajenas. Continuo mas hacia el occidente y voy encontrándome con el verde en mayor extensión hasta llegar a dos sitios continuos donde la naturaleza se expresa con grandeza dentro de esta gran cárcel de concreto con elevados muros y variados pasadizos y laberintos donde humanos y nosotros convivimos en busca de la supervivencia así como lo hacen estos parques dentro de la ciudad . El primero el Simón Bolivar es muy bello se resalta enormemente el planeta sus campos verdes inspiran armonía y paz ; el lago no es el más bello pero en el se puede llegar a encontrar el camino de la vida si se busca con claridad y serenidad . El parque es grande aunque siento ojos que no esperaban mi presencia y encuentran en mi una persona no deseada que debe ser vigilada y recelada para saber de sus acciones .
El segundo es el Salitre mas que naturaleza refleja zonas de distracción donde la naturaleza esta presente y ayuda a que se dé esa armonía para la serenidad.

Son las 2:00 a.m. me devuelvo hasta una calle principal que había visto en el pasado la 26 tomo rumbo hacia el oriente por primera vez noto la presencia de la luna acompañante de nuestra especie poco venerada esta en todo su esplendor es luna nueva ; en el transcurso del recorrido de vuelta a casa reconozco algunas identidades que se aplacan a lado y lado de la calle están la embajada de E. U., la Fiscalía unas identidades militares desconocidas para mí y por último encuentro la Universidad Nacional , ya es tarde así que mañana seguiré recorriendo los alrededores de mi hogar.

Juanca, neonato Gangrel.

Colaboración de Menelvago.

Suba y Niza._

Estamos buscando alguien que nos ayude con una historia sobre este sector, ¿te interesa?.

Suroriente._

Debería ser un trabajo normal, una familia de desplazados que llega a la ciudad intentando escapar de la guerra, ignorantes que en estas calles hay una que aunque más silenciosa es igualmente mortal; los seguimos desde el terminal de transporte en dirección al sur; son los dos padres, un niño de unos 6 años, una niña de unos 3 y un bebé de brazos; en definitiva un buen botín. Todo empezó a ir mal cuando me puse a fijarme en ellos mientras estaban en el bus, pensé que los niños deberían tener mucho frío ya que la ropa que traían puesta acaso los llegaba a cubrir.

Llegamos tras una hora de viaje y trancones a su destino en la base de una erosionada montaña llena de diminutas luces amarillas que la hacen parecer algún tipo de pesebre, empezaron a ascender por una calle polvorienta y mal iluminada. Los seguí a prudente distancia por unos 15 minutos hasta que se detuvieron y empezaron al parecer a buscar una dirección, entonces con toda la velocidad de la que soy capaz me acerqué y le quité el niño de los brazos a la mujer a la vez que golpeé a los otros dos antes que alcanzaran a reaccionar. Fue entonces cuando el hombre se abalanzó sobre mí gritando por su hijo, la ventaja de este sector es que sin importar lo que pase nadie sale o hace algo, golpeé al tipo en el estómago pensando que con eso bastaría, pero no fue así, adolorido intentó pelear y de una patada lo mandé junto a su mujer quien con los ojos inundados de lágrimas rogaba a dios. En el piso polvoriento, completamente destrozado, escupiendo sangre y respirando con dificultad se hallaba él intentando volver a ponerse en pie; sus ojos no se dirigían a mí, miraba a sus dos hijos y en especial al que yo tenía en mi brazo y que no paraba de llorar ni un instante. Entonces la duda, mi conciencia, mi humanidad cayeron sobre mi alma y me obligaron a enfrentarme a lo que estaba haciendo.

Recordé una época hace mucho cuando vivía con mis padres en el Tolima durante la violencia y una noche llegaron "los pájaros", iban de paso, sólo querían donde pasar la noche y se marcharían. Obviamente no se les podía decir que no. Empezaron a arrasar con todo, gallinas, el arroz, hasta nos hicieron matar la única vaquita de la finca la que nos daba la leche. Y mi padre no decía nada, y yo a mis ocho años no entendía y lo odiaba por su cobardía. Luego uno de esos hijos de puta intentó manosear a mi mamá y yo le pegué un patadón en las huevas, los demás al verme empuñaron sus fusiles y me dispararon; entonces en el camino entre las balas y un niño estúpido se interpuso mi padre. Su cuerpo cayó al suelo llenándolo de sangre que no era ni liberal ni conservadora, sangre llena de amor. La sorpresa de los hijueputas me permitió tomar un fusil que había caído y como cuando íbamos de cacería les disparé, mi mamá me ayudó con la escopeta de papá que había traído de la cocina. Esa noche apenas lo pudimos enterrar antes de huir con lo poco que teníamos puesto en dirección a Bogotá.

El hombre se ha puesto en pie y me hace temblar las piernas el verlo, le entrego su hijo ante su sorpresa y le doy unos cuantos pesos para que pueda vivir por unos días. Camino por la calle polvorienta y por primera vez en años lloro como el niño que alguna vez fui.

No se como explicaré el llegar con las manos vacías, pero no me importa, al menos hoy disfruto los rezagos de mi humanidad y empiezo a pensar si no sería tan malo el intentar recuperarlos.

Suroccidente._

Estamos buscando alguien que nos ayude con una historia sobre este sector, ¿te interesa?.

 

Escrito original para BbN, derechos reservados.

Contactar al autor en gollinbursti@softhome.net

Comentarios

¿Acerca de cúal texto es tu comentario?

¿Cúal es tu nombre?

¿Cuál es tu dirección de email?

Tu comentario