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Mi Amigo Imaginario

 

La sensación es muy rara. Es una especie nueva de dolor. No sé si está mezclado con la sorpresa o la incertidumbre de no estar seguro de lo que está pasando. Nunca me imaginé algo así. Lo había visto muchas veces pero nunca directo a la cara, pero sé que siempre estaba conmigo. Tampoco sé si eso es bueno. Cada vez que lo vi, lo hacía con el rabillo del ojo. Sabía perfectamente que él estaba ahí, podía notar claramente su silueta, distinguir sus miembros y su pelo largo al viento flotando sobre uno de sus hombros, pero cada vez que lo miraba directamente, resultaba ser otra cosa, un árbol, un poste, un rallado en la muralla o cualquier otra cosa. Fueron muchas las veces que me pregunté si es que realmente existía. Ahora lo sé. Lo tengo muy claro. Aún no sé si es mi amigo o si está aquí para hacerme daño o si tiene alguna misión determinada. Ahora solo sé que existe. Su cuchillo atravesando mi mano hasta enterrarse en la mesa me lo prueba. Estoy sentado aquí en un lugar oscuro al que no recuerdo como llegué ni donde queda. Solo siento la tenue luz destacando la tibia sangre que brota de mi herida y la hoja entre los huesos de mi mano. Se siente fría y contrasta con el calor de la sangre.
Recuerdo que estaba sentado aquí mirando al infinito pensando en nada cuando lo volví a ver como siempre. Pero esta vez fue distinto. Cuando esta vez dirigí mi mirada hacia él, pude ver claramente que caminaba tranquilamente hacia mí con el cuchillo en la mano y cuando se detuvo a mi lado, alzo la mano y atravesó la mía dejándola fija sobre la mesa. Luego se quedó mirándome directamente con los ojos más vacíos que he visto y sentido en toda mi vida. No sé cuanto habrá estado ahí delante de mí antes de irse sin decir nada dejando su cuchillo ahí como si fuera un testimonio de su existencia. No sentí rabia, pena ni algún otro sentimiento de su parte mientras caminaba hacia mí, mientras me miraba o mientras se iba. Todo era muy vacío. Ahora solo estaba yo solo con su cuchillo y la rara sensación en mi mano. Puedo sentir claramente como se empieza a distinguir el dolor punzante entre mis sensaciones y comienza a hacerse más y más fuerte. Ya solo queda el dolor, pero a pesar de apenas poder soportarlo no siento que exprese alguna sensación con mi rostro. Está igual de inalterable que el de él. Me siento igual de vacio también. Como si por la herida no hubiese salido solo sangre sino que todo lo que tenía dentro. Es tanto el vacío, que siento el eco que producen las gotas que caen desde la mesa hacia el suelo dentro de mí retumbando en todos los extremos de mi cuerpo.
Ya no queda nada adentro y el dolor es insoportable, pero no importa, creo que me quedaré un rato mas aquí sentado a disfrutar del momento…

 

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