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MAYAS | religión | forma de vida | alimentación | tecnologia

FORMA DE VIDA

Periodo Preclásico: los orígenes de la cultura
Para el conocimiento de este periodo, que abarca de 1800 a.C. a 250 d.C., sólo se cuenta con fuentes arqueológicas que muestran a la cultura maya con semejanzas a las otras culturas mesoamericanas. 
En el Preclásico las poblaciones se agrupaban por familias que constituían aldeas con pocos habitantes, y las casas eran chozas de lodo con paredes de troncos y techos de palma. La base de la economía era la agricultura junto con la caza, pesca y recolección; era una economía mixta.
La agricultura se estableció con cuatro productos básicos: maíz, frijol, calabaza y chile. Aparecieron algunas formas de riego, aunque fundamentalmente los cultivos dependían de las lluvias. La cerámica, que apareció hacia el 2500 a.C., fue una de las creaciones más importantes, un avance tecnológico en el almacenamiento y la preparación de los alimentos.
En el periodo Preclásico los intercambios comerciales en todo el territorio mesoamericano fueron constantes. No contaban con animales de carga ni de tiro, no crearon vehículos con ruedas y, con excepción del grupo tarasco, no fabricaron armas e instrumentos de metal, sino de piedra pulida. Los recorridos siempre se hicieron a pie por vías terrestres, llevando a veces a los personajes principales en palanquines, o empleando pequeñas embarcaciones por vías fluviales o marinas.
Dentro de la cerámica, los diversos grupos mesoamericanos realizaron figurillas de barro como expresión de la vida cotidiana y los conceptos diversos que representaban los modelos humanos; la diferenciación social a través de las formas de vestir, las costumbres para modificar la apariencia física como la deformación craneana, la pintura corporal, el tatuaje, el rapado y la mutilación dentaria. 
Asimismo las figurillas expresaban también algunas concepciones religiosas, como el culto a la fertilidad, simbolizado en imágenes de mujeres desnudas con las manos sobre el vientre, los senos y las caderas exageradas y la exaltación del sexo. Además existieron figurillas que parecían representar guías religiosos, como los chamanes.
Sobre la muerte del espíritu y los ritos funerarios se han encontrado diversos tipos de enterramientos, que nos revelan las ideas y costumbres de los pueblos mayas. En las sepulturas se utilizaba el polvo de cinabrio, (mineral compuesto de azufre y mercurio) y de hematites, de color rojo oscuro, ya que para los mayas, el color rojo simbolizaba el renacimiento a una vida después de la muerte corporal. 
Con el incremento de la agricultura se dio un aumento de población y se crearon los centros ceremoniales, caracterizados por ser construcciones específicas para el culto religioso. Se estableció una jerarquización de la sociedad y la división del trabajo.
La especialización artesanal tuvo grandes desarrollos, así como actividades más libres como la escritura, el arte manual, el arte plástico y el cultivo de las "ciencias" y la observación que no correspondían a la necesidad material inmediata. Surgieron los mercaderes y el desarrollo del comercio, que sería el medio de comunicación más importante entre los diversos grupos mesoamericanos. Se implantó el paso de sociedades aldeanas de carácter igualitario a otras sociedades más complejas que dieron lugar a los grandes estados con sociedades estratificadas, que caracterizaron al periodo Clásico en toda el área mesoamericana.
En el periodo Preclásico se estructuraron los rasgos que darían un carácter propio a la cultura maya, con diversas influencias de otros grupos mesoamericanos, como los olmecas de la costa del Golfo de México y los creadores de la Cultura de Izapa, en la porción sur de la propia área maya. Izapa fue un gran centro ceremonial de los últimos tiempos del periodo Preclásico, en donde se encontró "un gran arte escultórico" con influencia olmeca, y con rasgos a la tradición maya.


Los motivos esculpidos en las estelas y altares eran el antecedente de los principales símbolos de la religión maya: dragones, cocodrilos, seres surgiendo de las fauces de grandes serpientes, deidades antropomorfas con rasgos animales, así como el dios de la lluvia portando su hacha que simboliza el rayo.
Periodo Clásico: el crisol de la cultura
En Mesoamérica no existen fuentes escritas sobre este periodo, por lo que el conocimiento principal lo ha proporcionado la arqueología.
Existen textos mayas esculpidos y pintados, que se han identificado como cronológicos, astronómicos e históricos, aunque no son la fuente principal para el conocimiento de los mayas, pues están realizados en su compleja escritura jeroglífica, que aún está en proceso de descifre. El Clásico, que abarca del siglo 250 d. C. al 900 d.C., se caracteriza por un notable florecimiento cultural.


En toda la región maya se construyeron numerosos asentamientos humanos y grandes centros ceremoniales y políticos, además de los edificios claramente destinados al culto, y construcciones que servían para actividades administrativas, sistemas de drenaje y aprovisionamiento de agua potable. Numerosas casas habitación que muestran los distintos estratos sociales, mercados, plazas y otras edificaciones, que revelan una estructura de poder religioso y civil muy bien organizada.
En este periodo aumentaron las relaciones con los diversos pueblos de Mesoamérica, como los teotihuacanos, cuya influencia llegó hasta Tikal en Guatemala, y se consolidaron los estados dirigidos por familias de linaje ilustre, con una organización política estrechamente vinculada con la religión.
Entre los distintos estados mayas se dio en el periodo Clásico una gran interacción, no sólo de comercio y de vínculos matrimoniales y pacíficos, sino también de guerra y de sometimiento. 
Se incrementó la agricultura, favorecida por sistemas de riego, y se cultivaron, además de las plantas alimenticias, productos comerciales, como el cacao y el algodón. Para complementar la dieta, siguieron practicando la caza, la pesca y la recolección.
En el terreno tecnológico, continuaron trabajando la piedra; elaboraron, con excelente técnica, armas, instrumentos, adornos y objetos para el culto, como máscaras funerarias y figurillas de dioses en obsidiana, sílex, jadeíta y otras piedras duras.
Trabajaron la cerámica, tanto doméstica, como ritual, bellamente policromada, y la elaboración de figurillas, que logró un alto grado de perfección en las principales ciudades.
En la organización social se produjeron importantes cambios en el periodo Clásico, propiciados por la división del trabajo y la especialización artesanal. Se consolidó una estratificación social, encabezada por los sacerdotes y gobernantes; jefes militares y comerciantes del más alto rango que pertenecían también a esta clase noble.
Bajo ellos estaban los administradores y ejecutores, los artesanos especializados, arquitectos y escultores. 
En los estratos más bajos se situaban aquellos que producían los alimentos y las materias primas, y realizaban los trabajos pesados: agricultores, cargadores, sirvientes, soldados y esclavos.
En este periodo también se consolidó una compleja estructura religiosa, y la definición de diversas deidades y ritos comunes a los distintos grupos, con una sola concepción religiosa con variantes formales. 
Se produjo un arte plástico extraordinario, con notable variedad de estilos originales en cada región y los grupos mayas del área central alcanzaron la cúspide intelectual de Mesoamérica al desarrollar una compleja escritura, una matemática excepcional entre las culturas antiguas del mundo, un extraordinario sistema de cómputo del tiempo, notables conocimientos astronómicos y una historiografía que revela su profunda conciencia histórica. 
Entre los múltiples sitios que florecieron en el periodo Clásico destacan; en el centro del área maya, ciudades de la región de El Petén, como Tikal, Uaxactún, Río Azul y Calakmul; de la cuenca del río Usumacinta, floreció Palenque, Toniná, Yaxchilán, Piedras Negras y Bonampak; de la cuenca del río Motagua, se encuentran Copán y Quiriguá. 
En el área sur destacan Kaminaljuyú y Chinkultik. Y en el área norte, Edzná, Dzibilchaltún, Ek Balam, Oxkintok, Cobá, Uxmal, Kabah, Sayil y Chichén Itzá.
Periodo Posclásico: nuevos hombres, nuevos tiempos
Entre los siglos VII y X d.C. se produjeron intensos movimientos de los pueblos en todo el territorio mesoamericano, que aunados a profundos cambios socio-políticos, y culturales en general, ocasionaron el fin de las sociedades clásicas y dieron lugar a un periodo que se ha denominado Posclásico. 
Aunque hubo un incremento del militarismo, no se dio propiamente un paso de sociedades teocráticas a sociedades militaristas, ya que la guerra existió desde el periodo Clásico, al igual que la asociación de los mandatarios con las fuerzas sagradas, que les daban el poder de gobernar, así como la fuerza del grupo sacerdotal, los cuáles se mantuvieron hasta la llegada de los españoles.
Desde el periodo Clásico en el mundo maya, los gobernantes fueron considerados como seres sacralizados, grandes chamanes, y al mismo tiempo poderosos guerreros, como lo muestran sus retratos en piedra y en pintura mural, así como las inscripciones que los acompañan.