La Virgen María en la Biblia
Si nos damos cuenta, la Virgen María siempre aparece en momentos muy puntuales pero claves. Aparece, como es lógico, antes de la encarnación, después de quedar embarazada y en el alumbramiento. Luego aparece (Luc 2,41-52) cuando Cristo cumple la mayoría de edad espiritual para los judíos (12 años) haciéndole observaciones que más parecen una reprimenda de una madre asustada que otra cosa. Cuando Jesús le responde, ella, a pesar de no entender bien, guardó todo en su corazón. Por cierto que Jesús se sujetó tanto a ella como a José cuando regresaron de Jerusalen. También aparece en el comienzo del ministerio de Cristo cuando le pide que realice el milagro de la conversión del agua en vino. Otra vez la responde Cristo de una manera que parece cortante pero ¡mirad qué curioso!.... al final accede a lo que ella le había pedido y realiza el milagro (Juan 2,1-11) que, ¡¡curiosamente!!, es descrito por Juan como el "principio de señales" de Cristo. También aparece en la cruz, donde ya sabemos lo que pasó. Pensemos que Juan fue el único apóstol que permaneció fiel a Cristo estando a su lado en la cruz. Pedro le había negado poco antes. El resto andaban escondidos. En cierta forma Juan representa a todo discípulo amado que es fiel al Señor en medio de los momentos más difíciles. El que en ese momento Cristo le entregue María a Juan como madre y, no se nos olvide, entregue Juan a María como hijo...... pues es una de esas cosas que, siguiendo el propio ejemplo de la virgen, hay que guardar en el corazón para meditar sobre ellas. Desde luego, como bien sabemos, nada está en la Biblia por casualidad. Algo quiso mostrar el Señor con ese gesto. Y lo hizo justo en el momento en que estaba ofreciéndose como sacrificio propiciatorio por nuestros pecados, así que sea lo que sea aquello que quiso mostrar con esa entrega de su madre, desde luego ha de ser muy importante.
Y para completar sus apariciones en momentos claves, la tenemos en Pentecostés. Conviene recordar que ella ya había sido llena del Espíritu Santo para poder concebir a Cristo en su seno.
Su unión con el Espíritu Santo fue de tal magnitud que concibió al Hijo de Dios y yo me pregunto, ¿acaso no es eso lo que debe de ocurrir en la vida de los cristianos de manera que nuestra comunión con el Espíritu Santo haga que Cristo crezca en nosotros? Como ya he comentado en alguna ocasión, María es todo lo que la Iglesia ha de ser, todo lo que los cristianos hemos de ser.
Si la Iglesia es santa y pura (a pesar de los pecados de sus miembros), María es santa y pura por la gracia de Dios. Si los cristianos hemos de ser esclavos del Señor, María se confiesa como la esclava de Dios. Si los cristianos hemos de ser bienaventurados, ella es la siempre bienaventurada. Y si los que guardamos los mandamientos de Dios somos las madres y los hermanos de Cristo, ella es madre, hermana e hija de Dios. Pero aún más. Ella es, según Apocalipsis 12,17, la madre de los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.
María, regalo de Dios
Por eso, cuando hace no mucho una hermana me preguntaba "¿qué se están perdiendo los protestantes respecto a María?" le respondí:
Podrías preguntárselo a Elisabet
Lucas 1,41-43
Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
Fíjate en varias cosas:
1- Es la voz de María la que hace saltar al pequeñajo Juan el bautista en el vientre de su propia madre. Es justo al oir esa voz cuando Elisabet fue llena del Espíritu Santo....... interesante, ¿no?
2- Elisabet bendice, no en un tono suave sino a voz en grito, tanto a la Madre como al Hijo de la madre. Tanto a María como al fruto de su vientre que es Jesús.
3- Elisabet considera que es un don el que María venga a ella. María es, por tanto, un regalo de Dios. Eso es dicho por una mujer llena del Espíritu Santo.
Por eso, cuando preguntas qué es lo que se están perdiendo los protestantes tengo que responderte que se están perdiendo uno de los regalos más maravillosos que Dios puede dar a nadie quitando el de la propia salvación y la adopción como hijos suyos. María es un regalo de Dios a Elisabet cuando Cristo está en el seno de la Virgen. María es un regalo de Cristo al discípulo amado cuando está sufriendo en la cruz. Rechazar ese regalo porque algunos hayan hecho, supuestamente, un uso abusivo de él, me parece poco inteligente. Pero es que muchos están cegados y no son capaces de captar que la maternidad de María es un don de Dios para los creyentes. Y como todo don que viene de Él, nunca puede ser para perjuicio de su gloria o menoscabo de su divinidad sino todo lo contrario.
Bienaventurada seas María, Madre de nuestro Salvador y Madre nuestra, por los siglos de los siglos
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