ALIANDES. Alianzas para el desarrollo sostenible Luz Stella Vargas. Abogada y Administradora de Empresas Sonia Camacho. Antropóloga Luis Román Ardila. Ingeniero Agrícola.
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Este trabajo especifíca características del Magdalena Medio colombiano donde, a partir de fuentes secundarias, se estructuró un análisis dimensional de realidad existente en los municipios del área de influencia para lograr una mayor acercamiento a la identidad y ubicación regional y una mejor comprensión de los aspectos comunes y diversos que atraviesan las dinámicas socio económicas y político - culturales de la zona.
Complementa este estudio un capitulo de conclusiones y recomendaciones y se anexan las monografías de los municipios de Puerto Triunfo, Puerto Boyacá, La Dorada, San Francisco y San Luis. El contenido de éste documento está acompañado de una información gráfica consistente en mapas, cuadros, fotografías, tortas y barras, que refuerzan la comprensión del análisis. |
El presente diagnóstico socioeconómico fue elaborado retomando fuentes secundarias, atendiendo la solicitud de los directivos de la empresa contratista, interesada en lograr un conocimiento referenciado de la posible zona de influencia de su trabajo minero.
Los criterios para definir el área de influencia fueron:
Los Municipios que se determinaron como área de influencia para el presente estudio están inscritos dentro de dos tipos de ordenamiento planificador, Uno de carácter nacional "El Magdalena Medio" especialmente su "eje sur" en donde están ubicados los Municipios de Puerto Triunfo, Puerto Nare, Puerto Boyacá, La Dorada y otro de carácter Departamental "El Oriente Antioqueño" que a su vez esta dividido por CORNARE en subregiones. Interesa para el caso, la Subregión bosques y la zona de vertiente con sistemas de producción cañeros y cafeteros a la que pertenecen los Municipios de San Luis y San Francisco.
El Magdalena Medio es una Región del centro del país que tiene como eje geográfico las sección media del río Magdalena, en un tramo de 386 km. Allí convergen varios Departamentos con los cuales limita la región así: Por el Sur con Cundinamarca, Caldas y Tolima; Por el norte con el Sur de Bolívar, Cesar y Magdalena, por el oriente con el occidente de Boyacá y Santander; por el Occidente con el Oriente y el Nordeste de Antioquía. (Ver mapa)
La región es una realidad diversa que se estructura y construye a partir de una gran multiplicidad de imaginarios y fragmentos socioculturales dentro de los cuales se da un enfrentamiento permanente entre los actores sociales por la construcción, siempre inestable de un orden deseado.
La Región del Magdalena Medio se subdivide en dos Grandes Subregiones: La Subregión sur que va desde La Dorada- Puerto Salgar hasta el eje Barrancabermeja - Mondó. Y la Subregión norte que va desde Barrancabermeja - Yondó hasta Gamarra en el norte.
Al parecer la denominación Magdalena Medio es de origen militar y surgió en una reunión efectuada por los altos mandos de las Fuerzas Armadas (década del 60) en la Base Aérea de Palanquero (en Puerto Salgar, Cundinamarca), con el objeto de crear zonas de defensa y de erradicación de la violencia.
La región del Oriente Antioqueño, ha sido tradicionalmente conocida por la existencia de una singular riqueza en aguas, (zona donde se ubican tres de los más grandes embalses del país) y en bosques y otros recursos naturales con optimas posibilidades para ser aprovechados en la Subregión que nos interesa en éste estudio.
Características del área de influencia
El poblamiento en la zona y su configuración como región
Esta población pertenece al complejo cultural fluvial minero del río Magdalena en el que confluyen los complejos culturales Antioqueño o de montaña y andino o americano.
La dinámica de poblamiento de los municipios de La Dorada en Caldas, Puerto Boyacá en el occidente de Boyacá, Puerto Triunfo, Puerto Nare, San Luis, San Francisco y los corregimientos La Danta y San Miguel de Sonsón, en el área del oriente y Magdalena medio Antioqueño, se ha presentado como flujos atraídos en temporadas de colonización, con la característica del proceso colonizador colombiano, y enmarcado dentro de "el enfrentamiento entre la colonización terrateniente y/o empresarial y la colonización campesina, relaciones que han determinado la dinámica de poblamiento, ocupación y dedicación productiva regional".
Las colonizaciones más notorias que se han presentado en la zona de estudio son: la "colonización tradicional" en áreas propias para la explotación maderera y minera que luego pasa a la explotación agropecuaria, a finales del siglo pasado y principios de éste; "la colonización armada", como refugio en los años cincuenta época de la violencia y actualmente por la presencia de grupos en conflicto; y "la colonización espontánea" con la que se forman asentamientos aledaños a los proyectos de desarrollo vial y de tecnología de punta, en las décadas de los sesenta y setenta.
Si bien esta colonización que se presentó en todos y cada uno de los municipios mencionados, tiene rasgos comunes en cuanto a ocupación, poblamiento y colonización; similares causas de migración composición de migrantes y formas de expresiones de conflicto, también señala aspectos diferenciadores entre una y otra región, entre el mismo oriente Antioqueño ceñido por los niveles de desarrollo que han alcanzado y por los rasgos culturales predominantes.
Los procesos de colonización ubicados en una zona cuyo espacio geográfico determina en la generación de un tejido cultural bien especial, que lo identifica frente a las demás culturas vecinas, permiten que confluyan Antioqueños, cundiboyacenses, caldenses y santandereanos, aportando cada uno su bagaje cultural.
Este grupo de colonos de acuerdo a como se lo permitió las condiciones ecológicas se asentó, creo y recreo su nicho cultural al traer consigo a sus familiares y amigos. A estas zonas no alcanzaba el brazo de la justicia Nacional por lo que entre ellos mismos fueron creando sus propias autoridades y normas de convivencia. Esta situación ha estado acompañada del olvido por parte del Estado en la prestación de los servicios públicos y sociales, creándose un espacio apropiado para la presencia de grupos armados al margen de la ley.
Los factores que contribuyeron a atraer estos de procesos de colonización fueron:
Entendiendo la cultura como la codificación de la realidad se hace una aproximación a la percepción del mundo que los pobladores de esta Subregión hacen de su entorno natural y cultural.
La población objeto de este estudio forma parte de lo que Virginia Gutiérrez de Pineda ha denominado el "Complejo Cultural Fluvial del Magdalena Medio" a donde confluyen habitantes oriundos de otros municipios y departamentos del país. Recibe especialmente pobladores de la zona andina vecina y de la zona antioqueña.
Esta mezcla la hace dueña de particularidades aun no acabadas de definir. Es notorio en la población, la presencia de rasgos especiales de la cultura paisa cimentada en los arrieros que anduvieron por las montañas y los explotadores de oro y la notable presencia de los ribereños o habitantes de la cultura anfibia. Estas culturas tradicionales conviven con nuevos habitantes tangencialmente perceptibles por su ausencia física en la región, pero que ejercen el dominio del poder y de la justicia.
Al analizar los rasgos de cada cultura nos encontramos que la región de Antioquía ha dejado huellas en varios aspectos de la cotidianidad como son la vocación por la agricultura, la ganadería y la religiosidad.
La religiosidad entendida como el culto a las creencias y prácticas de la ética católica que en cada individuo ejerce una fuerza de control y confianza permitiéndoles alimentar un superego de juez de sus acciones retributivas a las fallas normativas. De acuerdo a lo anterior tienen el principio que el poder económico asegura el reino de este mundo y la conquista ulterior de la bienaventuranza .
La religión en el Antioqueño es fuerza inspiradora, le da ánimos, impulso vital, le rodea de seguridad, permitiéndole alcanzar sus logros. Esta es una de las características particulares del paisa colonizador y arriesgado, que explica el empuje de la economía antioqueña.
La población ribereña posee una cultura anfibia resultado del conocimiento y adaptación a su medio de subsistencia que lo identifican frente al resto de pobladores; su actitud es de mayor apertura y naturalidad, mientras los demás habitantes que también se han ubicado de acuerdo a su saber y tradición en la agricultura y la silvicultura, son más cerrados sobre sí mismos.
La identidad y el simbolismo que el río les ha permitido a los ribereños les creo la necesidad de vivir cerca del agua por lo que las viviendas son generalmente construidas en forma paralela al río que imita a un anfibio. Allí se forman los asentamientos anfibios donde las viviendas, algunos cultivos y las pocas pertenencias, son arrasadas en época de invierno por las crecientes del río.
El pescador que es el habitante ribereño, esta acostumbrado a su independencia y a obedecer solamente las normas que le impone el río para el trabajo. La convivencia con el río y las jornadas de trabajo le han permitido crear una vivencia simbólica que le enriquecen su existencia.
Para los pobladores de las laderas su interés se centra en la consecución de tierras donde sembrar sus productos agrícolas generalmente de pancoger. Este factor les hace formar asentamientos dispersos. Una de las características de estos habitantes es el de trabajar el grupo familiar por su interés y sostenimiento. Por encontrarse dispersos no generan lazos de solidaridad, para lograr bienestar colectivo.
Este proceso de ocupación territorial ha sido dinamizado por los arrieros quienes fueron las personas que con sus mulas recorrieron grandes extensiones llevando productos para los explotadores de oro y para los nuevos colonizadores.
Las barreras físicas y la convivencia de estas dos actividades tradicionales les ha permitido compartir sin entrar en competencias y amortiguar los conflictos por control de recursos como la tierra.
Según el estrato socioeconómico existe, una especialización en las tareas productivas. La pesca es una de las actividades con mayor tradición, ésta constituye una diaria ocupación que proporciona parte de la base nutricional del habitante ribereño, fuera de ser una fuente importante de sus ingresos. La producción en época de subienda es enviada al mercado de la zona andina.
La otra fuente de riqueza natural, los bosques, proporcionan elementos para la vivienda del ribereño. Están siendo explotadas por aserríos modernos.
Las actividades agropecuarias en haciendas ganaderas que ocupan el lugar mermado a la selva pluvial, configuran tenencias; algunas pasan a constituir los más grandes latifundios del país.
La cuenca del Río Magdalena es rica en petróleo y algunos minerales como calizas utilizadas para la fabricación de cemento y mármoles. La explotación de la primera es de alta tecnología, y en la segunda se presenta los dos casos con alta tecnología y de forma artesanal.
La población colona no sólo se enfrenta a la comprensión aprensión y dominio del medio a donde va, sino también a la ocupación productiva. Se identifican en esta zona grupos sociales con características que corresponden a la clasificación de: nómadas, entre ellos están los que explotan la madera, personas inestables en el asentamiento y sin arraigo al territorio; los pescadores y recolectores de frutos, que es el primer patrón que el hombre usa para la obtención de alimentos; el agricultor campesino, cuya producción es de autoconsumo. (los ingresos de cerca de 3.500 familias de la región dependen de la recolección de limón silvestre)
Esta situación convive con grandes proyectos productivos que generalmente no ayudan al desarrollo de nuevas posibilidades para la población de la zona, como ocurre con la ganadería extensiva y la industria de punta, especialmente la petrolera.
El comportamiento demográfico de éstos Municipios no ha crecido como en el resto del país, debido entre otras a la situación de orden público que se vive en la zona desde hace varias décadas.
Distribución de la población según los dos últimos censos
Municipio |
1985 |
1993 |
|
Puerto Nare |
Total |
17521 |
13104 |
Puerto Nare |
Cabecera |
3569 |
4302 |
Puerto Nare |
Resto |
13952 |
8802 |
Puerto Triunfo |
Total |
9188 |
9689 |
Puerto Triunfo |
Cabecera |
1840 |
2617 |
Puerto Triunfo |
Resto |
7348 |
7072 |
San Francisco |
Total |
7143 |
7171 |
San Francisco |
Cabecera |
2181 |
1640 |
San Francisco |
Resto |
4962 |
5531 |
San Luis |
Total |
13644 |
13026 |
San Luis |
Cabecera |
4077 |
4851 |
San Luis |
Resto |
9567 |
8175 |
Puerto Boyacá |
Total |
36947 |
28552 |
Puerto Boyacá |
Cabecera |
19290 |
20667 |
Puerto Boyacá |
Resto |
17657 |
7885 |
La Dorada |
Total |
56172 |
63810 |
La Dorada |
Cabecera |
49516 |
58736 |
La Dorada |
Resto |
6656 |
5074 |
Fuente: DANE, Censos de 1985 y 1993
El índice de población infantil de 0 a 14 años de edad en los municipios del área de influencia está entre el 35% y el 46%. Esta población más la que corresponde a la población económicamente activa, que se encuentra entre el 49.7% y el 59.5%, nos permite observar que en estos municipios la población es realmente joven. La población mayor de 64 años representa entre el 3.7% y el 4.9% del total municipal.
HISTORIA DEL CONFLICTO Y LA CONFRONTACION EN LA REGION
Para comprender los procesos de conflicto y de violencia que se viven en la zona de estudio, es preciso recapitular sobre los procesos políticos que se han vivido en el país desde la violencia bipartidista, pues es allí donde se empiezan a gestar las causas que no fueron resueltas en cada uno de sus momentos, razón por la cual se fueron acumulando hasta generar procesos más complejos fundamentados en causas mucho más estructurales, como sucedió con la incapacidad del Estado por canalizar los conflictos obreros patronales; con la aparición de los grupos guerrilleros en la zona (1.964), y posteriormente los grupos paramilitares (1.981 - 1.982) y del narcotráfico, hasta madurar el nivel de complejidad del conflicto y la consolidación de la confrontación que actualmente se vive en la Región.
la zona ha tenido un marcado proceso de experiencia sindical que parte desde las épocas de la construcción del ferrocarril de Antioquía (1.874 - 1.929) y posteriormente del ferrocarril Nacional, la navegación a vapor por el río la incursión petrolera (Texas) en 1.919, en Campo Velázquez, y la ampliación de la industria petrolera en la Región del Magdalena Medio, en donde se dio la formación de uno de los sindicatos con más tradición y reconocimiento en el País la USO (Unión Sindical Obrera). De otra parte, la existencia de industrias mineras como Río claro, Colcalburos, Cementos Nare, y Cementos el Cairo, han reproducido ésta forma de organización sindical.
A partir del movimiento huelguístico de 1.963 se configuran cuatro aspectos determinantes dentro de la evolución de las luchas sindicales en la región:
La conjugación de todos estos elementos se materializa en la posterior polarización y militarización de todos los actores inscritos dentro del conflicto obrero patronal, haciendo que se pase del conflicto a la confrontación, dentro de un esquema donde lo más sobresaliente es la criminalización que se hace de la protesta sindical y el protagonismo que ganan los sectores armados dentro del conflicto. Este proceso llega a su punto de maduración durante la huelga de la USO en 1.971 una de las más violentas en la Región. Durante este periodo, las luchas y paros de los trabajadores del petróleo en Casabe, Puerto Boyacá, Barrancabermeja, etc.; de los trabajadores de las empresas de palma en San Alberto y Puerto Wilches; de los trabajadores de Colcalburo y Cementos Nare; y las huelgas de los empleados municipales, estarán condicionada por la lógica del conflicto armado regional, borrándose la línea que demarca lo que corresponde a la dimensión conflicto y aquello que pertenece a la dimensión confrontación.
En la historia de la región, las luchas cívicas aparecen como la forma generalizada de presión y protesta en la región en torno a reivindicaciones por servicios públicos domiciliarios, la problemática de la vivienda por la continua llegada de desplazados y refugiados de la violencia, la deficiencia en la infraestructura vial, el alza en los impuestos, los desbordamientos del río Magdalena y la falta de atención a los damnificados, problemas todos que han evidenciado la incapacidad del Estado para hacer presencia en estas regiones y para abrir espacios de negociación, creando entonces las condiciones objetivas que hacen que en la región los conflictos se desplacen rápidamente hacia la dimensión confrontación.
La Confrontación Armada en la Región
Los actores que hacen la confrontación armada en la región son muy diversos; están los grupos guerrilleros, los militares, los paramilitares, las autodefensas, y hasta hace muy poco las convivir.
Grupos Guerrilleros
Según Manuel Alberto Alonso, (obra citada) la presencia guerrillera en la región sur del Magdalena Medio se distribuye periódica y espacialmente de la siguiente manera:
- Década de los 60. FARC: Cimitarra, Puerto Berrío y Puerto Boyacá. (frente IV)
- Década de los 70. FARC: Puerto Salgar, Puerto Boyacá, Cimitarra, Puerto Berrío (frentes IV y VI). ELN: Puerto Parra.
- Década de los 80. FARC: Landazuri, Cimitarra, Puerto Parra, El Carmen, Puerto Berrío, Yondó, Puerto Salgar, Puerto Triunfo, Puerto Nare, Puerto Boyacá. (Frentes IV, XI, XLIII, XII, XIII, XX, XXIV, XXII, XXIII. M-19: Landazuri, y Yondó.
- Década de los 90 (fuente periódico el Mundo 15 de diciembre de 1.996 y el periódico El Colombiano)
FARC: Magdalena Medio Antioqueño, Yondó, parte de Puerto Berrío y de Puerto Nare, Maceo, Caracolí. Y en el Oriente de Antioquía, Sonsón, Argelia y Nariño Frentes IX y XXIII y el 47.
ELN: Maceo, Caracolí, Yondó, Frentes 2,21 y 22. Y en Municipios del Oriente Antioqueño los frentes 1 y 30, El María Cano, La Compañía Anorí el Bernardo López Arroyave y el Carlos Alirio Buitrago quienes hacen presencia, especialmente en San Luis, San Francisco, San Carlos y San Rafael
Fuerzas Armadas
Debido al carácter periférico del Magdalena Medio, la acción del ejercito se circunscribe casi exclusivamente al control de la protesta social y a proyectar, a través de su acción, la precaria presencia del Estado en el escenario regional. A partir de 1.960 la acción de las Fuerzas militares en el Magdalena medio se inscribe dentro de dos etapas fundamentales así: Una primera etapa en la cual el ejercito tiene una presencia temporal, a través de compañías comandadas por tenientes y capitanes que se encargan de controlar las formas de protesta social, atacar los focos donde se agudiza la violencia partidista y asumir las alcaldías en donde se decreta turbado el orden público.
Una segunda etapa que se inicia desde 1.966 y que tiene como eje central la lucha contrainsurgente; y que a su vez se divide en dos subperíodos, determinados por la concepción que las fuerzas poseen del problema de la lucha contrainsurgente.
A nivel regional, y en especial en el Magdalena Medio se reactiva el batallón Bárbula y la Brigada XIV;
"El primer período que va desde 1.966 a 1.978, caracterizado por la acción represiva, pero institucional de un ejercito móvil y, un segundo subperíodo, de 1.978 en adelante, en el cual el ejercito a través de procesos de permanencia combina formas de acción militar institucionales - acciones represivas y cívico militares -, con formas no institucionales de represión - torturas, detenciones arbitrarias, desapariciones y creación de grupos paramilitares - ".
El papel de las fuerzas armadas ha sido muy diferente durante los Gobiernos de turno; durante el Gobierno de Turbay Ayala, se da un manejo estrictamente militar al conflicto violento a través del Estatuto de seguridad. A partir del gobierno de Belisario Betancourt, se empieza a pensar la solución del conflicto armado de una manera más integral, buscando para ello la participación de diferentes sectores afectados por la violencia armada, y restándole fuerza a la salida militar, e intentando encontrar una salida negociada y política.
En los gobiernos sucesivos de Virgilio Barco (1.986 - 1.990); Cesar Gaviria (1.990 - 1.994) y de Ernesto Samper (1.994 - 1.998), se han adelantado varios procesos de paz, con la aplicación en ellos de diversas estrategias y la utilización de distintas metodologías.
De los aciertos y errores de ellos se ha podido establecer un panorama muy confuso, no obstante las desmovilizaciones y reinserciones de grupos guerrilleros que se lograron en los años finales de la década de los 80 y comienzos de la década de los 90 como ocurrió con el M-19, EPL, y Quintín Lame.
Narcotráfico y paramilitarismo
Al complejo panorama que ofrece el Magdalena Medio y en particular la zona de nuestro estudio, se le suma el narcotráfico que desde fines de la década del 60 empezó a instalar allí sus bases. Para los años 70, las sólidas fortunas provenientes de éste negocio empezaron a ser invertidas en la compra de tierras, fortaleciendo la tendencia a la concentración de ésta.
A manera de hipótesis se puede señalar que éstas compras obedecieron a la necesidad de "lavar" dólares y de establecer centros de operación y refugio.
"La inserción del narcotráfico en la región se hizo mediante alianzas con los propietarios tradicionales, con quienes se unieron en la cruzada antisubversiva.
Esta alianza a la que se sumó el ejército se concretó en el Movimiento de Restauración Nacional "MORENA" - que políticamente puede ser definido como de ultraderecha y antidemocrático. El movimiento recibió el respaldo de ACDEGAM (Asociación Campesina de agricultores y ganaderos del Magdalena Medio), y trató de ganar legitimidad haciendo uso de sus recursos económicos y militares.
El narcotráfico no alteró la dirección del conflicto, sino su dinámica. Por su capacidad económica y militar aumentó la capacidad operativa de los grupos paramilitares, los profesionalizó y convirtió al sicariato en un nuevo actor criminal. Contribuyeron a agudizar el conflicto, al entrar en alianza con uno de los bloques en conflicto, manteniendo así el sentido de la confrontación, pero variando la intensidad.
En ésta región y especialmente en Puerto Boyacá, Puerto Berrío, La Dorada, el narcotráfico penetró en la vida económica, social, política y militar. Con ello produjo un relevo y una recomposición del sector ganadero. Se fortaleció así la cúpula social de las localidades y se reforzaron las relaciones autoritarias de la sociedad latifundista. El conflicto por la tierra no se resolvió, sino por el contrario se fortaleció la tendencia a la concentración de la propiedad con el ingreso del narcotráfico.
El paramilitarismo
En la región del Magdalena Medio las formas parainstitucionales de violencia surgen, dentro del marco de las estrategias contrainsurgente de la doctrina de la seguridad nacional, como respuesta a la incapacidad del Estado para establecer un marco efectivo de control social, a los desmanes cometidos por las FARC, y las obligadas ayudas económicas que éste movimiento exigía a través de la vacuna ganadera y el secuestro.
Entre las causas que dieron origen a los grupos paramilitares, se hace necesario señalar, el agotamiento que venían experimentando los grupos de poder económico e incluso sectores campesinos ante los excesivos requerimientos y abusos del movimiento guerrillero.
En el corto periodo que va desde 1.982 a 1.984, la acción de los grupos paramilitares se extiende a los Municipios de La Dorada, Puerto Berrío, Puerto Triunfo, Puerto Nare, Cimitarra, Puerto Salgar, a través del ejercicio de una represión sistemática y selectiva contra sindicalistas, líderes cívicos y políticos de izquierda y campesinos acusados de pertenecer o simpatizar con la guerrilla.
El paramilitarismo, es entonces, un fenómeno estructural que surge y se desarrolla como resultado de la acumulación de conflictos históricamente irresueltos, sintetizando los intereses económicos y políticos de sectores determinados. En esencia, detrás del fenómeno paramilitar se articula un proyecto contrainsurgente, un proyecto económico, un proyecto político y un proyecto social.
A partir de 1.985 sectores del narcotráfico, que adquieren grandes extensiones de tierra en la región, se unen a la lucha anticomunista paramilitar. La inyección económica de estos grupos posibilita la extensión del fenómeno a otras regiones de conflicto de la geografía nacional.
Intentos de solución al conflicto armado
A partir de 1.991, la voluntad de paz del constituyente del 91, ha quedado plasmada expresamente en varias disposiciones: Para el preámbulo de la carta, la paz es uno de los bienes que se pretende asegurar, en el marco de un orden político, económico y social justo.
La carta política estatuyó entre los fines del Estado, el mantenimiento de la convivencia pacífica entre los colombianos - preámbulo y articulo 2 - , igualmente en su art 22, le dio a la paz el carácter de derecho y deber de obligatorio cumplimiento. El art 67, por su parte, establece que la educación forma al colombiano en el respeto a la paz, junto con el respeto a los Derechos Humanos y a la democracia, y el art 95, resalta que es deber de la persona y del ciudadano propender el logro y mantenimiento de la paz.
La Constitución Nacional de Colombia y las leyes que se han establecido para su cumplimiento y reglamentación buscan fomentar la participación de la sociedad civil en la construcción de la paz y pretenden vincular los estamentos de la sociedad civil, de manera amplia con el aparato del Estado, a efectos de trazar una política de paz de carácter socio - estatal.
Los ordenamientos legales al respecto ofrecen algunos elementos conceptuales como: La Paz integral; La Paz una Política de Estado; La participación de la sociedad civil; la participación de la comunidad internacional.
La política de paz es más que una negociación. Implica la estructuración de la política, de los planes, programas y proyectos que propicien el acercamiento entre los grupos enfrentados, que entreguen las bases para alcanzar una paz integral previendo mecanismos de inversión eficaces que privilegien criterios de equidad. Conlleva la entrega de elementos prácticos que faciliten el acercamiento y desarrollo de contactos; un marco de desarrollo de diálogos; términos que permitan efectuar negociaciones con los grupos guerrilleros, o que tiendan a favorecer el sometimiento a la ley de aquellos grupos armados de los cuales no es posible precisar su carácter político.
En conclusión, la política de paz que se pretende estructurar va más allá de una negociación y un armisticio.
La economía de la zona se basa fundamentalmente en tres actividades. La agricultura, con cultivos como yuca, plátano, limón, guayaba, café, maíz, borojó, caña panelera, fríjol y cacao, confirman la vocación agrícola de los municipios. Además se presenta la ganadería principalmente para levante y de doble propósito, donde la raza cebú es la más común.
La extracción de madera y de otros productos del bosque y la explotación de recursos minerales como el oro, las calizas y el mármol. La mayor parte de los cultivos y de las ganaderías se llevan a cabo con un bajo nivel tecnológico, lo que evidencia bajos rendimientos; el único caso de procesamiento de productos del agro los constituyen dos pequeñas fábricas de queso en San Luis y Doradal, Municipio de Puerto Triunfo.
Las áreas de cultivos se restringen a las zonas más fértiles, como pueden ser las planicies aluviales del río Magdalena, los cuales en época de invierno se enriquecen con materia orgánica y minerales, debido a las inundaciones que, a su vez se presentan como factor limitante, debido al mismo riesgo económico que implica para los campesinos sembrar en estas zonas.
El total del área cosechada es de aproximadamente 9400 hectáreas, lo que representa el 6% de la extensión total de los municipios. Esto confirma la escasa vocación agrícola de la tierra, la baja fertilidad de la misma y la ausencia de tradición labriega en contraposición con la ganadera, especialmente de tipo extensivo. Los municipios de mayor vocación agrícola son San Francisco y San Luis que corresponden al 80% del área cosechada.
La producción para la zona es aproximadamente 42500 toneladas, de los cuales el 42% se da en San Francisco, el 37% en San Luis, el 13% en Puerto Triunfo y 8% en Puerto Nare.
Los cultivos en los cuales se ocupa mayor área son en su orden, el café, el plátano y la yuca, que ocupan cerca del 76% del área de la zona. Sin embargo, en cuanto a producción se refiere, los cultivos de mayor volúmen son la yuca, el plátano y el limón, ocupando aproximadamente el 84% de la producción total de la región.
Los municipios de La Dorada y Puerto Boyacá, la agricultura esta relegada a un segundo plano, siendo considerada como "siembra de pancoger", con productos como plátano, yuca y cacao. El cultivo de limón también es importante en La Dorada.
La ganadería que se presenta en la zona es la de colonización, con tendencia al latifundio (extensiva), como sucede en Puerto Triunfo y Puerto Nare o con tendencia hacia la economía campesina. En ambos casos se caracteriza por su baja productividad biológica, mínima inversión y tecnología, escasa contribución a la seguridad alimentaria local y pobre generación de empleo.
Es importante mencionar las características de la ganadería de latifundio por inversión del narcotráfico, que se lleva a cabo con el fin de lavar grandes cantidades de dinero, razón por la cual esta actividad pecuaria no es el negocio principal. Sin embargo, la mayoría se dedica a la cría de animales puros de razas para carne o para cría, levante de novillos, todo esto con las tecnologías más novedosas para el cultivo de forrajes, riego, alimentación balanceada, manejo genético y ordeño mecánico.
El porcentaje de participación de la ganadería en Puerto Nare y Puerto Triunfo tiene el 86% de la ganadería de la región. En 1998 fue de, aproximadamente 97000 cabezas, 8800 de equinos y 6800 porcinos.
En cuanto a la producción de leche La Dorada genera 500.000 lts por día, Puerto Triunfo 26.000 lts por día, Puerto Nare 20.000 lts.
La producción piscícola sobre todo en época de subienda en el Municipio de Puerto Triunfo genera entre 15 y 20 toneladas.
Existen además 2.450 m2 de estanques en la zona de planicie donde se cultiva cachama, Tilapia Roja, como proyectos incipientes asociados a fincas ganaderas, mientras que en la zona de vertiente existen 40 estanques con un área total de 120 m2, ubicados especialmente en Doradal.
La explotación minera se lleva a cabo de manera tecnificada y a gran escala por cuenta de las empresas Cementos Rioclaro y Cementos Nare; y a menor escala sin técnicas adecuadas por medio de las empresas cales de la Danta, Empresa Calina, Procecal Ltda y otras de menor tamaño. Unas y otras causan impactos sobre el medio ambiente, especialmente en la contaminación de aire y aguas. El manejo que hace Cementos Rioclaro de los impactos socioeconómico es muy reciente, pues hace un año constituyeron la Fundación Rioclaro que desarrolla programas de educación y capacitación, proyectos productivos con microempresas y transferencias de tecnología agropecuaria, Construcción de puentes, reparación de vías veredales y otras obras de infraestructura, en los municipios de su área de influencia: San Luis, San Francisco, Cocorná, Puerto Triunfo y los Corregimientos La Danta y San Miguel de Sonsón.
Esta zona presenta los pisos térmicos medio y cálido, siendo este último el más predominante, ya que en general, los municipios presentan alturas cercanas a los 1.000 m.S.N.M. y las temperaturas son ligeramente mayores de 24ºC. En términos generales, la precipitación disminuye en dirección occidente - oriente, como lo señalan los registros pluviométricos de Cocorná (4.853mm/año), San Luis (5.000 mm/año), Río Claro (3.300 mm/año) y Puerto triunfo (3.000 mm/año). El régimen de precipitación es bimodal como en el resto de la región Andina, lo que representa dos periodos de lluvia, alternados con dos secos.
La primera época lluviosa para esta zona se presenta entre marzo y junio, con pico entre abril y mayo, seguida de un período sin menores lluvias hasta agosto. Desde septiembre - octubre, empieza un rápido retorno de las lluvias de Norte a Sur, con máximos entre octubre y noviembre, prolongándose hasta diciembre, siendo mucho más pronunciado que el primer período de lluvias del año.
El área se extiende sobre el flanco oriente de la cordillera central y comprende las cuencas de los ríos Samaná, Río Claro - Cocorná sur y Río Caldera - Samaná Norte, afluentes del Río Magdalena.
Estos ríos son importantes por ser una fuente abastecedora de trabajo y alimento, en relación con la actividad pesquera, además de proveer agua para las actividades agropecuarias de la región. De ello, su trascendencia a nivel ambiental, dado que su preservación y recuperación son vitales si se busca minimizar los impactos que genera la población y las correspondientes actividades productivas que los involucran directa o indirectamente.
Como consideración general se puede aseverar, que los planes de desarrollo Departamental, Regional y Municipales, presentan una valoración significativa de los Municipios del Magdalena Medio y del oriente Antioqueño, y una determinación de dar a estos territorios la importancia que no se le dio en el pasado. Pero con vacíos de conocimiento por que no se han desarrollado formas de captación de la información y ni siquiera a nivel municipal se tienen diagnósticos claros de la situación económica y social.
Fuera de apreciaciones generales no tienen una estrategia de desarrollo que presente las variables significativas y las relaciones entre las mismas.
Estos planes no perciben la forma estructural como los Municipios de la región (objeto de éste estudio) están interconectados por una misma base de capital social, por historias convergentes en la diversidad, por problemas comunes y por unas dinámicas económicas que se retroalimentan . Como esta realidad de fondo no se percibe, los planes no pueden plantear una asociación para el desarrollo.
Por su parte los planes de orden nacional no han tenido ni tienen una metodología de desarrollo regional que pueda aplicarse en ninguna parte del país. Y su sentido de "regionalizar" los planes se limitan a presentar unos criterios de distribución de los recursos de inversión o asignación porcentual de recursos por regiones de CORPES, según se trate de programas sociales, de infraestructura, de desarrollo agrario o de medio ambiente.
La presencia del Estado en ésta región resulta muy débil, por varias razones: En primer lugar la localización marginal de éstos Municipios frente a los centros de decisión, la deficiencia en los servicios de comunicación, las condiciones de orden público que se viven en la zona, la baja capacidad de gestión de las comunidades y sus representantes elegidos como líderes políticos y administrativos (alcaldes y concejales); ésta circunstancias permiten a las entidades nacionales y Departamentales excusarse por su falta de presencia en la región.
No obstante existen como entidades articuladoras y cogestoras de programas y proyectos de desarrollo las siguientes:
Las Administraciones Municipales presentan problemas en sus capacidades administrativas y financieras para asumir la dirección y gestión pública de las localidades, en parte debido a la falta de continuidad de los programas, políticas y ejecutores de las mismas por el criterio tradicional de dichas administraciones frente al manejo de lo público.
Una primera aproximación (desde fuera) muestra que los políticos situados en la administración pública tienen por lo general una concepción patrimonialista del Estado, que considera que este se maneja como propiedad o patrimonio de quien ha ganado legalmente poder, para ponerlo al servicio de los demás a través de sus leales (clientela), sin mayor visión estructural de largo plazo que tenga en cuenta el desarrollo o la vocación económica y social del municipio.
En la Región se ha organizado una Asociación de Municipios del Magdalena Medio, con el propósito de articular esfuerzos en torno a la solución de los problemas que comunmente los afectan.
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Última actualización: 3 de noviembre de 2001