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22 de Febrero de 1999
Año del Padre

S.E.R. Mons. Carlos Talavera Ramírez
Obispo de Coatzacoalcos
Hidalgo 408
Centro
96400 Coatzacoalcos, Ver.
 

Excelentísimo Señor:

    Reciba mi cordial saludo junto con el deseo sincero de que la sabiduría divina le asista en todo su quehacer pastoral, con la seguridad de que en mis oraciones pido al Señor por esta intención.
    El motivo que me lleva a escribir esta carta a Su Excia. es bastante penoso para mí, pero me veo en la necesidad de hacerlo, ya que usted dirige la Comisión Episcopal para los Laicos, y debo pedirle su ayuda para que se presenten algunos de mis puntos de vista al Obispo responsable de la Asociación denominada "Apóstoles de la Palabra", pues su fundador y propulsor, el Padre Flaviano Amatuli, ha hecho pública una "Carta Abierta" dirigida a este servidor.
    El objeto de su carta es recriminar mi actuación como Obispo Coadjutor de esta Diócesis, utilizando argumentos calumniosos contra el Obispo residencial, contra uno de los párrocos de nuestra Diócesis, el Padre Jesús Landín y contra mí.
    Antes que nada, debo expresar a Su Excia. que al leer dicha carta experimenté un profundo dolor, pues Dios conoce los enormes esfuerzos que Don Samuel, junto con todos los miembros de esta Diócesis, sacerdotes, diáconos, miembros de la Vida Consagrada y laicos, han venido haciendo a partir del Concilio Vaticano II, para crear una Iglesia con características que respondan al Magisterio expresado en los documentos de dicho Concilio.
    Esfuerzo que ha venido fraguando en una comunidad diocesana, en la que los hermanos indígenas y mestizos son sujetos de su propia evangelización y se hacen responsables de la transformación del medio social en que viven, para que su vida toda se conduzca dentro de los valores que caracterizan la vida de los discípulos del Reino de Dios.
    En los tres años y casi 5 meses que llevo en esta Diócesis, he sido testigo del caminar de esta Iglesia y, con mucho gusto y gran gozo, me he sumado a sus esfuerzos evangelizadores. Estoy participando entusiasmado en la construcción de una comunidad viva y dinámica, que quiere tocar con el fermento del Evangelio todo lo humano, para transformarlo y dirigirlo hacia Dios.
    Por lo anterior, pido de antemano a Su Excia. su comprensión y benevolencia ante mi escrito, pues no dudo que también refleja, de alguna manera, la indignación que experimento ante la actitud y posición, que considero poco eclesial, de parte de un sacerdote que se precia de ser un hombre evangélico.
    Ante las afirmaciones que hace el Padre Amatuli en su carta, me interesa que el Obispo responsable de su Asociación esté al tanto de lo siguiente:
    El Padre Flaviano nunca ha hablado conmigo, ni me conoce suficientemente para hacer la descripción que hace de mí, ni me ha contactado personalmente. Creo haberlo saludado en alguna ocasión, hace muchos años.
    Su Asociación no ha tenido ni tiene actualmente presencia oficial alguna en la Diócesis, puesto que nunca han recibido autorización, ni del Obispo residencial ni mía, para estar aquí.
    Las personas que propagan su modo de pensar aquí, son personas que han acudido a cursos que han impartido él o sus colaboradores en otros lugares de la República, a donde dichas personas han tenido que ir por razones de trabajo. Al regresar a la Diócesis han comenzado ha conducir un cierto liderazgo que, por estar al margen de las estructuras parroquiales y diocesanas, ha concluído por dividir a la gente y los ha llevado a una abierta confrontación con los agentes de pastoral y con quienes colaboran con ellos en las parroquias.
    Dicha confrontación se ha extendido primero hasta el Obispo Don Samuel, ante quien pusieron la excusa de que formaba la Iglesia de la liberación y, ahora contra mí, bajo la excusa que menciona el Padre Amatuli en su Carta Abierta, porque soy una 'clonación' de Don Samuel.
    Dios sabe que hemos intentado dar cabida a su 'celo apostólico', pero pidiéndoles lo realicen dentro de las estructuras catequéticas orgánicas y coordinadas que tenemos en nuestras parroquias. No lo hemos logrado, pues no aceptan la coordinación que ya existe en las distintas regiones y zonas pastorales en las que las parroquias están organizadas, con personas nombradas para coordinar dichas zonas y regiones. Ellos consideran una humillación ponerse a la altura de los demás catequistas, bajo la coordinación de los responsables, pues creen que su formación es muy superior a la de los demás y quieren dirigir las estructuras parroquiales y diocesanas. Como eso no se puede, porque la institución catequética en la Dióceis es una de las más fuertes  -8,000 catequistas en una dinámica continua de formación y trabajo pastoral- han optado por aislarse y formar comunidades aparte, que ellos quieren liderear. En algunos lugares han llegado a construir incluso sus propios templos, sin ninguna autorización de nuestra parte.
    En el fondo, el problema de las personas que extradiocesanamente se han formado en sus escuelas, como ya dije, es que adquieren una visión de la vida cristiana fuera de la realidad, tienen una comprensión sumamente reducida de su fe, y la parcializan a tal punto, que sólo se capacitan para atacar a los que ellos consideran enemigos, que serán los que no coinciden con sus percepciones. Normalmente estos enemigos se encuentran entre los "protestantes", pero cuando en la misma Iglesia Católica se topan con personas que no coinciden con sus puntos de vista, se encierran en sí mismos y crean una iglesia aparte, para no contaminarse, como lo están haciendo abiertamente aquí.
    La base doctrinal en la que se mueven estas personas se reduce a enunciados aislados entre sí y totalmente desarticulados de la realidad a la que deben ser aplicados en el campo pastoral.  Su comprensión de la pastoral está muy lejos de partir de una visión global y orgánica del Evangelio, que responda integralmente a la necesidad de propiciar la redención del ser humano, colocándolo dentro de los procesos históricos que él construye con sus decisiones y acciones.
    Las bases teológicas con las que se mueven son angelistas y ahistóricas y acaban participando en acciones irresponsables, claramente injustas, prestándose a toda clase de calumnias y mentiras, para derrotar a quienes ellos consideran enemigos. No dudan en asociarse con personas inmorales que desean mantener, por los medios que sean, un poder político, económico o religioso. Así acaban por colaborar en los procesos de persecución y acoso de sus mismos hermanos en la fe, poniendo en riesgo la vida de ellos, como lo hace inmisericordemente el Padre Amatuli con Don Samuel y conmigo, llevándose de paso a nuestros agentes de pastoral. ¡Qué duro es entender y experimentar en carne propia aquellas palabras de Jesús: 'Llegará un momento en el que les quiten la vida pensando que así dan culto a Dios'! (Jn 16, 2).
    Curiosamente ha empezado a darse entre ellos otro fenómeno: que su opción religiosa se ha convertido también en una opción política hacia el partido oficial: ser fieles a la patria significa ser fieles al PRI. Así que ahora también tienen a los "enemigos" en los partidos políticos que consideren enemigos del suyo.
    Su posición los ha llevado a colaborar con el Ejército Mexicano, disfrázandose de soldados para ir señalando las casas de los que ellos consideran "enemigos", por razones religiosas y políticas, a quienes consideran merecedores de los peores maltratos de parte de esa instiución, incluyendo cárceles, porque en su mente, esos pobres desdichados son enemigos de la religión y de la nación.
    Y no es otra cosa la que hace con Don Samuel y conmigo su fundador y Director, el Padre Amatuli: señalarnos ante la Iglesia y la nación para que se nos condene a muerte, junto con nuestros agentes de pastoral, puesto que nos considera enemigos de la Iglesia y de la Patria. Yo no me explico de otra manera su "Carta Abierta", sin que antes hubiera al menos intentado contactarme personalmente como ya dije, o enviarme antes una carta personal.
    Su carta sigue la línea oficial de desprestigio a la Diócesis y a sus pastores, para que de esta manera adquieran valor las falsas razones con las que las personas, a cuyo servicio se está poniendo el Padre Flaviano, están justificando las masacres de indígenas y su aniquilación por hambre y terror, así como la persecución a los agentes de pastoral de la Diócesis.
    Todo esto dentro de la dinámica militar con la que han decidido solucionar un conflicto provocado por el hambre, la miseria y el sojuzgamiento de un pueblo, que son las mejores semillas desde donde germina la violencia (Juan Pablo II. Mensaje para la Jornada Mudial de la Paz de 1999).
    La mentalidad que refleja el Padre Flaviano en su escrito es la de quienes se niegan a aceptar que el conflicto en Chiapas tiene sus raíces en las injusticias, marginación y represión de los pobres, campesinos e indígenas de la región, y se reducen a atribuirlo a un grupo de personas "ideologizadas", lidereadas primero por Don Samuel y ahora por mí también, a las que se les tiene que hacer deaparecer del mapa, junto con nosotros.
De este modo, las causas y los causantes verdaderos del conflicto quedan intactas e intactos, permitiendo así que continúe operante el sistema de dominación que ha causado por años, y sigue propiciando hasta ahora, la vida de hambre y de muerte para los pobres e indígenas de esta zona y de otras partes de México.
    Este modo de pensar, además de contradecir el rico mensaje que nos acaba de dejar el Santo Padre en su visita a México y, desde aquí, a todo el Continente Americano, ignora todo el magisterio de la Iglesia en los Documentos del Concilio Vaticano II, el magisterio Pontificio postconciliar y el de los Obispos latinoamericanos, además de toda la Doctrina Social de la Iglesia.
    Me atrevo a hablar así del Padre, porque conozco de lo que es capaz en la superficialidad que tiene para actuar enmedio de su malentendido afán de salvar a la Iglesia de manos de sus enemigos, llámense protestantes, liberacionistas, etc.: En Ciudad Altamirano, estando yo como Obispo de esa Diócesis, aceptó la invitación de un miembro de la masonería para dar unas pláticas, sin preguntar a mí o alguno de los sacerdotes, quien le hacía la invitación. Yo no le advertí tampoco, porque en esos momentos sólo tenía mis sospechas sobre esa persona. Llegó a dar sus charlas que duraron algo así como un fin de semana. Conmigo no estableció ningún contacto, ni antes, ni durante esos días, ni después. Por medio de algunas de las personas que asistieron al encuentro, me enteré más tarde que el organizador de dicho evento lo aprovechó para realizar proselitismo en forma privada entre los asitentes, invitándolos a ingresar en la masonería. El Padre Flaviano nunca se enteró de la "buena obra" a la que fue a colaborar, en la que entonces era mi Diócesis.
    Aquí también, espero que esté actuando evangélicamente: "que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha"; porque si lo está haciendo conscientemente, ya podrá darle cuentas a Dios de estar contribuyendo al asesinato de seres humanos, pues aquí ya no se trata de otra cosa.
    Adjunto a Su Excia. la versión que los seguidores del Padre Amatuli le refirieron a él, por medio de una carta, respecto a un diálogo sostenido entre ellos y el Padre Jesús Landín, que cuando se dio dicho diálogo, era el párroco de la Parroquia de San Lorenzo, en Amatán, Chis. El Padre Amatuli adjunta dicha carta a su 'Carta Abierta' y la presenta como una prueba que apoya las acusaciones que nos hace. Le envío también la versión de ese encuentro-diáologo, de parte del Padre Landín, donde esclarece los infundios que se le hacen.
    Debo decir que el Padre Amatuli jamás pidió al Párroco Landín aclaración alguna, antes de hacer las acusaciones públicas contra él, contenidas en su 'Carta Abierta'.
Pido a Su Excia. sus amables servicios para hacer llegar estas reflexiones al Obispo responsable de la Asociación que el Padre Amatuli dirige, no con el afán de enfrascrnos en una polémica con él, no tengo la más mínima intención, pero sí que él sepa que su modo de proceder no refleja otra cosa que una complicidad con la guerra que contra nosotros se realiza de parte de los círculos oficiales para dejar muda a esta Iglesia, despojándola de su autoridad moral, y poder así seguir destruyendo a los indígenas y campesinos pobres, con desplazamientos, cárceles, asesinatos, cercos de hambre, miseria, etc., etc.
    Y lo que es todavía más grave, colaboraciones como esta Carta Abierta del Padre Amatuli, le sirven a los terratenientes y al Gobierno Federal o Estatal para continuar matando catequistas y cometer, el día menos pensado, los asesinatos de Don Samuel, mío o de cualquiera de nosotros. En efecto, se ha venido impulsado un clima de linchamiento contra nosotros con este tipo de acciones desde dentro de la misma Iglesia. Acciones que se suman a artículos periodísticos pagados, a discursos y declaraciones de políticos, a artículos de intelectuales que escriben para los medios sociales coludidos con el poder político y económico, libros, etc., de tal manera, que ante los asesinatos de catequistas, que ya se han dado, o los de nosotros, que están preparando, nadie persiga esos crímenes, sino que aún dentro de la misma Iglesia, se glorifique a Dios por la desaparición de quienes "ponemos en riesgo la fe" y somos un "peligro para la unidad de la nación".

    Agradecido por su atención a esta carta me suscribo, con afecto fraterno, su servidor en Cristo y en la Virgen María,

Fr. Raúl Vera López, O.P.
Obispo Coadjutor de San Cristóbal de Las Casas
 
 

c.c.p. Sres. Obispos de la CEM
c.c.p. Sagrada Congregación para la Evangelización de los Pueblos
c.c.p. Nuncio Apostólico en México
 

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