S.E.R. Mons. Carlos Talavera Ramírez
Obispo de Coatzacoalcos
Hidalgo 408
Centro
96400 Coatzacoalcos, Ver.
Excelentísimo Señor:
Reciba mi cordial saludo junto con el deseo sincero
de que la sabiduría divina le asista en todo su quehacer pastoral,
con la seguridad de que en mis oraciones pido al Señor por esta
intención.
El motivo que me lleva a escribir esta carta a Su
Excia. es bastante penoso para mí, pero me veo en la necesidad de
hacerlo, ya que usted dirige la Comisión Episcopal para los Laicos,
y debo pedirle su ayuda para que se presenten algunos de mis puntos de
vista al Obispo responsable de la Asociación denominada "Apóstoles
de la Palabra", pues su fundador y propulsor, el Padre Flaviano Amatuli,
ha hecho pública una "Carta Abierta" dirigida a este servidor.
El objeto de su carta es recriminar mi actuación
como Obispo Coadjutor de esta Diócesis, utilizando argumentos calumniosos
contra el Obispo residencial, contra uno de los párrocos de nuestra
Diócesis, el Padre Jesús Landín y contra mí.
Antes que nada, debo expresar a Su Excia. que al
leer dicha carta experimenté un profundo dolor, pues Dios conoce
los enormes esfuerzos que Don Samuel, junto con todos los miembros de esta
Diócesis, sacerdotes, diáconos, miembros de la Vida Consagrada
y laicos, han venido haciendo a partir del Concilio Vaticano II, para crear
una Iglesia con características que respondan al Magisterio expresado
en los documentos de dicho Concilio.
Esfuerzo que ha venido fraguando en una comunidad
diocesana, en la que los hermanos indígenas y mestizos son sujetos
de su propia evangelización y se hacen responsables de la transformación
del medio social en que viven, para que su vida toda se conduzca dentro
de los valores que caracterizan la vida de los discípulos del Reino
de Dios.
En los tres años y casi 5 meses que llevo
en esta Diócesis, he sido testigo del caminar de esta Iglesia y,
con mucho gusto y gran gozo, me he sumado a sus esfuerzos evangelizadores.
Estoy participando entusiasmado en la construcción de una comunidad
viva y dinámica, que quiere tocar con el fermento del Evangelio
todo lo humano, para transformarlo y dirigirlo hacia Dios.
Por lo anterior, pido de antemano a Su Excia. su
comprensión y benevolencia ante mi escrito, pues no dudo que también
refleja, de alguna manera, la indignación que experimento ante la
actitud y posición, que considero poco eclesial, de parte de un
sacerdote que se precia de ser un hombre evangélico.
Ante las afirmaciones que hace el Padre Amatuli
en su carta, me interesa que el Obispo responsable de su Asociación
esté al tanto de lo siguiente:
El Padre Flaviano nunca ha hablado conmigo, ni me
conoce suficientemente para hacer la descripción que hace de mí,
ni me ha contactado personalmente. Creo haberlo saludado en alguna ocasión,
hace muchos años.
Su Asociación no ha tenido ni tiene actualmente
presencia oficial alguna en la Diócesis, puesto que nunca han recibido
autorización, ni del Obispo residencial ni mía, para estar
aquí.
Las personas que propagan su modo de pensar aquí,
son personas que han acudido a cursos que han impartido él o sus
colaboradores en otros lugares de la República, a donde dichas personas
han tenido que ir por razones de trabajo. Al regresar a la Diócesis
han comenzado ha conducir un cierto liderazgo que, por estar al margen
de las estructuras parroquiales y diocesanas, ha concluído por dividir
a la gente y los ha llevado a una abierta confrontación con los
agentes de pastoral y con quienes colaboran con ellos en las parroquias.
Dicha confrontación se ha extendido primero
hasta el Obispo Don Samuel, ante quien pusieron la excusa de que formaba
la Iglesia de la liberación y, ahora contra mí, bajo la excusa
que menciona el Padre Amatuli en su Carta Abierta, porque soy una 'clonación'
de Don Samuel.
Dios sabe que hemos intentado dar cabida a su 'celo
apostólico', pero pidiéndoles lo realicen dentro de las estructuras
catequéticas orgánicas y coordinadas que tenemos en nuestras
parroquias. No lo hemos logrado, pues no aceptan la coordinación
que ya existe en las distintas regiones y zonas pastorales en las que las
parroquias están organizadas, con personas nombradas para coordinar
dichas zonas y regiones. Ellos consideran una humillación ponerse
a la altura de los demás catequistas, bajo la coordinación
de los responsables, pues creen que su formación es muy superior
a la de los demás y quieren dirigir las estructuras parroquiales
y diocesanas. Como eso no se puede, porque la institución catequética
en la Dióceis es una de las más fuertes -8,000 catequistas
en una dinámica continua de formación y trabajo pastoral-
han optado por aislarse y formar comunidades aparte, que ellos quieren
liderear. En algunos lugares han llegado a construir incluso sus propios
templos, sin ninguna autorización de nuestra parte.
En el fondo, el problema de las personas que extradiocesanamente
se han formado en sus escuelas, como ya dije, es que adquieren una visión
de la vida cristiana fuera de la realidad, tienen una comprensión
sumamente reducida de su fe, y la parcializan a tal punto, que sólo
se capacitan para atacar a los que ellos consideran enemigos, que serán
los que no coinciden con sus percepciones. Normalmente estos enemigos se
encuentran entre los "protestantes", pero cuando en la misma Iglesia Católica
se topan con personas que no coinciden con sus puntos de vista, se encierran
en sí mismos y crean una iglesia aparte, para no contaminarse, como
lo están haciendo abiertamente aquí.
La base doctrinal en la que se mueven estas personas
se reduce a enunciados aislados entre sí y totalmente desarticulados
de la realidad a la que deben ser aplicados en el campo pastoral.
Su comprensión de la pastoral está muy lejos de partir de
una visión global y orgánica del Evangelio, que responda
integralmente a la necesidad de propiciar la redención del ser humano,
colocándolo dentro de los procesos históricos que él
construye con sus decisiones y acciones.
Las bases teológicas con las que se mueven
son angelistas y ahistóricas y acaban participando en acciones irresponsables,
claramente injustas, prestándose a toda clase de calumnias y mentiras,
para derrotar a quienes ellos consideran enemigos. No dudan en asociarse
con personas inmorales que desean mantener, por los medios que sean, un
poder político, económico o religioso. Así acaban
por colaborar en los procesos de persecución y acoso de sus mismos
hermanos en la fe, poniendo en riesgo la vida de ellos, como lo hace inmisericordemente
el Padre Amatuli con Don Samuel y conmigo, llevándose de paso a
nuestros agentes de pastoral. ¡Qué duro es entender y experimentar
en carne propia aquellas palabras de Jesús: 'Llegará un momento
en el que les quiten la vida pensando que así dan culto a Dios'!
(Jn 16, 2).
Curiosamente ha empezado a darse entre ellos otro
fenómeno: que su opción religiosa se ha convertido también
en una opción política hacia el partido oficial: ser fieles
a la patria significa ser fieles al PRI. Así que ahora también
tienen a los "enemigos" en los partidos políticos que consideren
enemigos del suyo.
Su posición los ha llevado a colaborar con
el Ejército Mexicano, disfrázandose de soldados para ir señalando
las casas de los que ellos consideran "enemigos", por razones religiosas
y políticas, a quienes consideran merecedores de los peores maltratos
de parte de esa instiución, incluyendo cárceles, porque en
su mente, esos pobres desdichados son enemigos de la religión y
de la nación.
Y no es otra cosa la que hace con Don Samuel y conmigo
su fundador y Director, el Padre Amatuli: señalarnos ante la Iglesia
y la nación para que se nos condene a muerte, junto con nuestros
agentes de pastoral, puesto que nos considera enemigos de la Iglesia y
de la Patria. Yo no me explico de otra manera su "Carta Abierta", sin que
antes hubiera al menos intentado contactarme personalmente como ya dije,
o enviarme antes una carta personal.
Su carta sigue la línea oficial de desprestigio
a la Diócesis y a sus pastores, para que de esta manera adquieran
valor las falsas razones con las que las personas, a cuyo servicio se está
poniendo el Padre Flaviano, están justificando las masacres de indígenas
y su aniquilación por hambre y terror, así como la persecución
a los agentes de pastoral de la Diócesis.
Todo esto dentro de la dinámica militar con
la que han decidido solucionar un conflicto provocado por el hambre, la
miseria y el sojuzgamiento de un pueblo, que son las mejores semillas desde
donde germina la violencia (Juan Pablo II. Mensaje para la Jornada Mudial
de la Paz de 1999).
La mentalidad que refleja el Padre Flaviano en su
escrito es la de quienes se niegan a aceptar que el conflicto en Chiapas
tiene sus raíces en las injusticias, marginación y represión
de los pobres, campesinos e indígenas de la región, y se
reducen a atribuirlo a un grupo de personas "ideologizadas", lidereadas
primero por Don Samuel y ahora por mí también, a las que
se les tiene que hacer deaparecer del mapa, junto con nosotros.
De este modo, las causas y los causantes verdaderos del conflicto quedan
intactas e intactos, permitiendo así que continúe operante
el sistema de dominación que ha causado por años, y sigue
propiciando hasta ahora, la vida de hambre y de muerte para los pobres
e indígenas de esta zona y de otras partes de México.
Este modo de pensar, además de contradecir
el rico mensaje que nos acaba de dejar el Santo Padre en su visita a México
y, desde aquí, a todo el Continente Americano, ignora todo el magisterio
de la Iglesia en los Documentos del Concilio Vaticano II, el magisterio
Pontificio postconciliar y el de los Obispos latinoamericanos, además
de toda la Doctrina Social de la Iglesia.
Me atrevo a hablar así del Padre, porque
conozco de lo que es capaz en la superficialidad que tiene para actuar
enmedio de su malentendido afán de salvar a la Iglesia de manos
de sus enemigos, llámense protestantes, liberacionistas, etc.: En
Ciudad Altamirano, estando yo como Obispo de esa Diócesis, aceptó
la invitación de un miembro de la masonería para dar unas
pláticas, sin preguntar a mí o alguno de los sacerdotes,
quien le hacía la invitación. Yo no le advertí tampoco,
porque en esos momentos sólo tenía mis sospechas sobre esa
persona. Llegó a dar sus charlas que duraron algo así como
un fin de semana. Conmigo no estableció ningún contacto,
ni antes, ni durante esos días, ni después. Por medio de
algunas de las personas que asistieron al encuentro, me enteré más
tarde que el organizador de dicho evento lo aprovechó para realizar
proselitismo en forma privada entre los asitentes, invitándolos
a ingresar en la masonería. El Padre Flaviano nunca se enteró
de la "buena obra" a la que fue a colaborar, en la que entonces era mi
Diócesis.
Aquí también, espero que esté
actuando evangélicamente: "que no sepa tu mano izquierda lo que
hace tu derecha"; porque si lo está haciendo conscientemente, ya
podrá darle cuentas a Dios de estar contribuyendo al asesinato de
seres humanos, pues aquí ya no se trata de otra cosa.
Adjunto a Su Excia. la versión que los seguidores
del Padre Amatuli le refirieron a él, por medio de una carta, respecto
a un diálogo sostenido entre ellos y el Padre Jesús Landín,
que cuando se dio dicho diálogo, era el párroco de la Parroquia
de San Lorenzo, en Amatán, Chis. El Padre Amatuli adjunta dicha
carta a su 'Carta Abierta' y la presenta como una prueba que apoya las
acusaciones que nos hace. Le envío también la versión
de ese encuentro-diáologo, de parte del Padre Landín, donde
esclarece los infundios que se le hacen.
Debo decir que el Padre Amatuli jamás pidió
al Párroco Landín aclaración alguna, antes de hacer
las acusaciones públicas contra él, contenidas en su 'Carta
Abierta'.
Pido a Su Excia. sus amables servicios para hacer llegar estas reflexiones
al Obispo responsable de la Asociación que el Padre Amatuli dirige,
no con el afán de enfrascrnos en una polémica con él,
no tengo la más mínima intención, pero sí que
él sepa que su modo de proceder no refleja otra cosa que una complicidad
con la guerra que contra nosotros se realiza de parte de los círculos
oficiales para dejar muda a esta Iglesia, despojándola de su autoridad
moral, y poder así seguir destruyendo a los indígenas y campesinos
pobres, con desplazamientos, cárceles, asesinatos, cercos de hambre,
miseria, etc., etc.
Y lo que es todavía más grave, colaboraciones
como esta Carta Abierta del Padre Amatuli, le sirven a los terratenientes
y al Gobierno Federal o Estatal para continuar matando catequistas y cometer,
el día menos pensado, los asesinatos de Don Samuel, mío o
de cualquiera de nosotros. En efecto, se ha venido impulsado un clima de
linchamiento contra nosotros con este tipo de acciones desde dentro de
la misma Iglesia. Acciones que se suman a artículos periodísticos
pagados, a discursos y declaraciones de políticos, a artículos
de intelectuales que escriben para los medios sociales coludidos con el
poder político y económico, libros, etc., de tal manera,
que ante los asesinatos de catequistas, que ya se han dado, o los de nosotros,
que están preparando, nadie persiga esos crímenes, sino que
aún dentro de la misma Iglesia, se glorifique a Dios por la desaparición
de quienes "ponemos en riesgo la fe" y somos un "peligro para la unidad
de la nación".
Agradecido por su atención a esta carta me suscribo, con afecto fraterno, su servidor en Cristo y en la Virgen María,
c.c.p. Sres. Obispos de la CEM
c.c.p. Sagrada Congregación para la Evangelización de
los Pueblos
c.c.p. Nuncio Apostólico en México