Perspectivas latinoamericanas
©José O. Alvarez
[La cultura de la pobreza | La demagogia improductiva | El fantasma de la deuda | La década perdida | La economía descalza | La soledad bombardeada | El renacer latinoamericano | La revolución de la esperanza]
La visión del drama de latinoamérica dada por el sociólogo francés Alain Torraine, es la de que los modelos existentes no sirven, porque en América Latina las soluciones "blandas" se han mostrado ineficientes, mientras que las "duras" se han revelado imposibles. Para este sociólogo, una posible solución estaría en permitir un "desarrollo abierto", de acuerdo con el cual "el crecimiento económico, los conflictos sociales y las intervenciones del Estado, se combinen sin que ninguna se vuelva hegemónica". El desarrollo depende de que se actualicen los actores de una sociedad industrial (empresarios, sindicatos, administradores públicos, profesionales e intelectuales) y, más urgente aún, que se luche contra la desigualdad.
La desigualdad es espantosa. De 450 millones de personas que viven en latinoamérica, el 80% sobrevive angustiosamente, vegetando, creciendo y reproduciendo vertiginosamente, no sólo la población, sino la pobreza absoluta que se manifiesta en casi 100 millones que carecen de todo y padecen hambre y desnutrición.
Aunque la pobreza es radical no significa que no se pueda luchar para desarraigarla. Hacerlo es una tarea utópica, pero por lo menos se puede reducir, poniendo en práctica proyectos que contemplen el desarrollo económico, social y humano. Estas tres acciones ejecutadas integralmente "forman una ecuación de mutua influencia y dependencia que opera como razón lógica y fundamental para el rediseño del mundo futuro" (Salcedo 63).
En el círculo vicioso de la politiquería en América Latina los extremos se han identificado en una cosa: han frenado el progreso. La izquierda, con su poderosa influencia en las uniones de trabajadores promueve los paros consetudinarios estancando la producción. Los intereses de sus directivos es más político que de reivindicación económica para la clase que dicen defender. Su objetivo es proletarizar (imponer la pobreza generalizada). Los retoños capitalistas son ahogados, a tal punto que no se puede hablar de un verdadero capitalismo en esta región. Por su lado, la extrema derecha impide que emerja un capitalismo general, porque asfixia cualquier intento de desarrollo independiente.
Las virtudes del sistema capitalista con su vitalidad ascendente de la oferta y la demanda que son las que estimulan la producción, 1 no alcanzan los niveles adecuados que un sistema de esa naturaleza exige. Los enormes vicios de ese sistema son los que florecen.
El paternalismo estatal, llegó a apoderarse de los medios de producción a través de una nacionalización promovida por demagogos quienes usufructuaron en beneficio personal la riqueza y quienes dejaron en manos incompetentes y corruptas el manejo de esas estructuras las cuales terminaron convertidas en elefantes blancos imposibles de mover.
Los institutos gubernamentales de cualquier país nuestro, al estar sometidos a los vaivenes politiqueros, se paralizan. Para mantener esos paquidermos, el Estado recurre a los impuestos punitivos, ejerciendo una presión sobre los pocos dueños de capital, que sumado a otras presiones, buscan salidas afanosas. La presión ejercida por las condiciones sociales y políticas lleva a que toda ganancia se escape de estos países, en una fuga de capitales que sirven para acrecentar las arcas de los bancos de Miami, Nueva York, Zurich y Génova. A las taxaciones punitivas nacionales se unen la galopante inflación y, en caso extremo, la expropiación de mesías libertarios, o de extorsiones realizadas por delincuentes comunes o grupos rebeldes huérfanos de ayuda extranjera.
No sólo se fugan los capitales. Una de las mayores pérdidas latinoamericanas se encuentra en la fuga de cerebros y talentos que se ven abocados a emigrar al no encontrar condiciones propicias para el desarrollo de sus habilidades.
Al llegar los demagogos al poder y ser peleles de las circunstancias que los encumbraron, tienen que cumplir con las cuotas establecidas por quienes apoyan financieramente sus campañas. 2
Un cambio de conducta en este sentido, tendría que empezar por desmantelar los elefantes blancos improductivos de propiedad estatal y militar, cortar el exceso de taxación horizontal que ahoga a los pequeños empresarios y poner un impuesto consecuente vertical a los monopolios y multinacionales que se revierta a la región y no a las arcas personales de quienes mandan.
Según Benito Craxi, en su informe a las Naciones Unidas, el débito del tercer mundo se duplicó en la década pasada, concluyendo que "es injusto que el 70% del ingreso mundial sea disfrutado sólo por el 15% de la población". Cada latinoamericano nace llevando a cuestas una deuda millonaria en dólares porque el crecimiento de la deuda externa se ha tornado irredimible de "cobrable" a "impagable", comprometiendo mortalmente "el ritmo del desarrollo económico" (Salcedo 110).
El Plan Brady, como estrategia para reducir la deuda se dificulta porque no hay fondos suficientes. Estados Unidos apenas empieza a recuperarse de la deuda extrema heredada de la política reganeana. Hacer una substancial reducción de la deuda, es extremadamente difícil ya que representa más privaciones.
En el mundo de los grandes negocios, esas privaciones no cuentan. En un informe del Banco Mundial, refiriéndose a América Latina, plantea que "dado que el acceso a los mercados financieros es limitado, para atemperar el impacto tendrán que afianzar los programas de ajuste". Estos programas de ajuste exigidos desde arriba y desde fuera para hacer cumplir los pagos, son el dolor de cabeza de los gobernantes y una de las chispas que encienden las revueltas cuando se quieren aplicar.
El pago de la deuda en muchos países latinoamericanos toma largas porciones de las divisas y del presupuesto nacionales, dejando un procentaje reducido al país. Su secuela se manifiesta en menos viviendas, menos escuelas y menos hospitales. Argentina que dedicaba el 20% de su presupuesto a la educación, para cumplir con los plazos onerosos de la deuda, ahora dedica sólamente el 3%.
Aunque muchos banqueros, en secreto, están de acuerdo en que buena parte de la deuda es impagable, están tratando de hacer lo que debían haber hecho con anterioridad: bajar los intereses, diferir los gastos, hacer trueques y hasta perdonar pequeños montos a cambio de acciones filantrópicas como la cacareada propuesta a Brasil para salvar el Amazonas del colapso ecológico.
También hay demagogos que creen que los problemas se pueden solucionar dejando de pagar la deuda. El fracaso rotundo del corrupto Alán García 3 quien unilateralmente se negó a pagar la deuda, sumió al país en una recesión e hiperinflación con la cual tuvo que batallar Fujimori quien logró abrir la confianza al crédito internacional.
El problema de la deuda no se resuelve de un plumazo con el negarse a pagarla, o el exigir el pago inmediato. Para evitar el pánico de la recesión y aliviar la carga latinoamericana "tan importante es para los deudores pagar, como para los acreedores generar mecanismos de cancelación" (Salcedo 102).
Sin embargo, ante la condonación de la deuda que el "Grupo de los Siete" formado por las naciones industrializadas han dado a los países africanos y algunos latinoamericanos donde los ingresos per capita son inferiores a los $1,000 dólares, el presidente del Parlamento Andino Heinz Moeller dice que Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela necesitan "una oxigenación" para poder sobrevivir y poder convertirse en "mercados emergentes en lugar de sumergidos" que son una bomba de tiempo para el desarrollo de toda la América. A esta súplica andina se suman críticas de organismos no gubernamentales que siguen de cerca este fenómeno de la deuda externa. Los dirigentes de Oxfam International, organización que desde hace varios años sigue detalladamente todos los planes de las organizaciones internacionales para reducir la deuda externa, opinan que más allá de las numerosas declaraciones optimistas de los líderes políticos, al G-7 le faltó coraje porque "el monto de estas reducciones no supera en realidad los US$50.000 millones.
El presidente Clinton está de acuerdo en cancelar la deuda externa porque según su discurso ante ministros de finanzas del mundo en la reunión anual del Fondo Monetario Internacional, "para muchos países en desarrollo, las deudas insostenibles drenan recursos necesarios para cubrir las necesidades elementales". Por eso el mismo presidente de la potencia económica mundial dice que "no creo que podamos estar de acuerdo en que estas naciones terriblemente pobres deberían quedar así para siempre".
En los 80 hubo una explosión de prosperidad en los países desarrollados, pero para muchas naciones latinoamericanas fue una década perdida que repercute en los 90 y de no tomarse medidas agresivas se impondrá como roca sisifiana en el 2000, pues los programas de austeridad siguen vigentes.
El costo de la década perdida, como la llamó el ex-presidente mexicano Miguel de la Madrid, se puede medir ahora en parte por las escuelas, las carreteras, hospitales que no han sido construídos y por los pueblos que en plenas postrimerías del siglo continúan sin electricidad y sin agua potable.
La disfrazada bonanza en países que tuvieron régimes dictatoriales, se debió a la ayuda preferencial extranjera. Las crisis desatadas por las dictaduras todavía repercuten en el lomo de la gente ya sea por el lado económico como por el lado moral.4 Los ajustes presupuestales, programas de austeridad, estancamiento económico se manifiestan en malnutrición, analfabetismo, abandono y subdesarrollo.
Además de los problemas de la guerra ideológica a que fue sometida esta región, impulsadas desde fuera y desarrolladas apasionadamente desde dentro, al aumento poblacional, a la apatía del latinoamericano por asumir las riendas de su destino, la deuda externa se volvió un problema mayúsculo, no por el hecho de prestar dinero, sino de prestar y deber por encima de las capacidades de respuesta que llevan a los gobernantes mediocres a aceptar las condiciones onerosas de quienes hacen los préstamos. Casi todo el dinero sirvió para alimentar la corrupción del gobierno de turno y para poner paños de agua tibia en soluciones fáciles, imcompletas pero de mucho relumbrón.
Un diagnóstico radical del malestar latinoamericano lo hace el economista peruano Hernando de Soto quien plantea que los la tinoamericanos necesitamos mirar a nuestras propias sociedades en lugar de seguir esperando los milagros de dioses foráneos para erradicar la pobreza. Latinoamérica está atrapada en la red de arcanas regulaciones que impiden las innovaciones y coartan las iniciativas. Según Soto "los países de la región son realmente sociedades mercantilistas cuyo principal producto son los privilegios, la corrupción y la ineficiencia" de las clases gobernantes y el mercantilismo de los millones de subempleados que se mueven en una economía informal.
Es precisamente este "mercado negro" del sector informal el que muestra una adaptación y desarrollo increíble. A pesar de que los gobiernos han querido eliminarlos, ellos crecen vigorosamente, ya que es una salida coyuntural a la pobreza generalizada. Esa creatividad y energía de millones y millones de vendedores ambulantes que inundan las principales calles de las ciudades más populosas son, para el turista un espectáculo multicolor, para las clases pudientes una vergüenza y para la mayoría un alivio. Con lo último se ve la enorme capacidad de adaptación de los millones de pobres latinoamericanos que logran subsistir en condiciones difíciles.
A medida que las cosas empeoran, son más las personas que tienen que recurrir al rebusque. De acuerdo con informes del Banco Interamericano de Desarrollo, los latinoamericanos que ganan su vida basados en la economía informal, pasó de 26% en 1980 a 39% en 1985 a casi el 60% en la actualidad.
No es por falta de educación que muchos se ven compelidos a apelar a la venta callejera. Muchas instituciones internacionales de estudios sociales han comprobado con sorpresa que el nivel académico de los vendedores callejeros es alto. Se encuentra hasta un 60% de bachilleres y un porcentaje considerable de profesionales que se han colocado en esta posición no porque lo deseen sino porque las oportunidades de empleo no existen.
La economía informal es perseguida por los gobiernos porque los protagonistas de esta aventura no se registran oficialmente, por lo tanto no pagan impuestos y por consiquiente no reciben ningún beneficio del Estado. Por eso lo miran como enemigo y lo tratan como tal.5 Es precisamente esta "economía descalza" la que muestra una realidad esperanzadora porque sus protagonistas llevan en sí el fermento del intercambio.
El gobierno con su burocracia fosilizada demora casi un año para establecer una empresa pequeña mientras que se embolsa el equivalente a mil dólares como importe de registro. La falta de una verdadera competencia en las comunicaciones tan vitales en los negocios, hace que se tenga que esperar mucho tiempo para lograr la aprobación y conexión a líneas telefónicas. La apertura violentada con el internet en el mundo de los negocios, ha sido difícil en estos países por la terquedad de unos gobiernos miopes que no dejan que florezca ese medio revolucionario.
Tres acontecimientos han tenido un efecto visible en Latinoamérica. Uno de ellos, el descongelamiento de la guerra fría que ha dejado sin piso a los grupos financiados por esos gobiernos totalitarios. Al acabarse el apoyo económico y logístico, las extremas izquierdas han mostrado su verdadera cara que habían mantenido oculta con el disfraz de una ideología reivindicadora de las clases populares. Ahora tienen que recurrir al secuestro, al boleteo, a la vacuna y al narcotráfico.
Un segundo acontecimiento es la decisión de los europeos de crear un mercado común. Estados Unidos, que siempre ha mirado el traspatio como algo sin valor, ha respondido con la unificación de Canadá y México en un Tratado de Libre Comercio.
El tercer fenómeno, el resurgimiento de las cenizas de regiones como Corea y Taiwan que antes eran más pobres que latinoamérica.
Con el descongelamiento de la guerra fría y animados por el milagro asiático, la Europa central y oriental buscan acceder a la órbita mercantil. Claro que fantasmas milenarios recorren sus entrañas los cuales son rescatados por los mercaderes de la muerte. Las limpiezas étnicas son un pretexto para que la maquinaria de la guerra no se oxide. La ganancia es inconmensurable para quienes la promueven. América Latina no está exenta de estos reflejos. Enormes presupuestos fueron utilizados para alimentar la subversión y la anti-subversión. El hecho de que el conflicto colombiano toque todas las fronteras es un síntoma de que intereses capitales siguen engrasando esa maquinaria apocalíptica.
La globalización sume aún más en la soledad a estas regiones. Siendo el postaestandarte del neoliberalismo darwiniano, la famosa globalización penetra en forma desigual, algo que no ven algunos intelectuales deslumbrados por esta estela de fin de milenio.
Los cambios políticos a través del hemisferio hace vislumbrar un renacimiento latinoamericano. Al tratar de recorrer los pasos perdidos América Latina busca colocarse en concierto universal dando un aporte significativo. Las propuestas por la libre empresa" y la "privatización" que se escuchan hasta de grupos que hace pocos años se oponían radicalmente a ello, es un síntoma beneficioso como vía para salir del atolladero.
La gente que desea el cambio mira ahora con buenos ojos lo que antes miraba con recelo. En los años 60 se buscaban armas para derrotar dictaduras y establecer otras, ahora se busca democracia que, aunque se conozcan sus vicios, por lo menos permite un respiro a medias.
Con el retorno de latinoamérica a las vías democráticas, se abren las posibilidades de un progreso económico cuyas bases están en ese potencial humano de más de 450 millones de habitantes.
El sueño visionario del Libertador, se plantea como una necesidad para latinoamérica incluyendo a todo el continente americano. Los esfuerzos aislados ya no funcionan. Para recobrarse y levantarse nuestros países necesitan de un esfuerzo conjunto. Ninguno puede hacerlo solo a través de sus estructuras económicas y políticas domésticas aunque estas cambiaran radicalmente. La alternativa económica es válida para sobrevivir y desarrollarse. De no hacerlo, todo el continente va hacia el abismo. Seguir metidos en la concha es de suicidas.
Estados Unidos, como líder continental, está llamado a comandar esta unidad, cambiando su política del garrote por una política de cooperación que revertirá al final en beneficio propio. Lo que América Latina necesita de Estados Unidos no es ayuda económica, ni mucho menos militar como lo ha hecho hasta ahora. Lo que necesita es soporte político al mercadeo, sin proteccionismos aberrantes, que premie el ahorro y disuada el gasto excesivo del gobierno y que alimente el desarrollo económico incrementando las exportaciones y dándole un merecido trato a las importaciones.
Este soporte sostenido y prolongado puede hacer desembocar una revolución diferente, entendida en otros términos. Como sintetiza Salcedo, "la verdadera revolución hay que entenderla en términos de niveles de ingreso, de incremento de posibilidades de realización personal, de mayores libertades, de trabajo, de empleo y satisfacción de las necesidades humanas y sociales. Capacidad de participación, libertad, autonomía, autodeterminación y autodependencia" (75). Cuando ese ser latinoamericano logre adquirir las mínimas condiciones de "ser de verdad", se abren las puertas al infinito.
La globalización logrará su cometido si la pobreza periférica 6 se puede reducir para que esos millones de seres logren consumos propios de la dignidad humana. Ese futuro depende de que los mismos pobres y específicamente los latinoamericanos asuman el protagonismo y dejen de esperar soluciones paternalistas.
El laberinto de la soledad a que fue sometida latinoamérica recorriendo sin esperanza ese camino tortuoso que la condujo el minotauro del subdesarrollo, puede encontrar el hilo conductor hacia la puerta grande de un mundo que se anuncia lleno de posibilidades al asumir su propia responsabilidad. Si cada latinoamericano empieza a protagonizar el cambio sin esperar milagros, se puede entrar por esa puerta grande.
El milagro asiático no cayó del cielo sino que se forjó en cada oriental a través de su pasión, dedicación, esfuerzo, sacrificio. Esa misma dosis necesitamos para salir adelante. "El problema del subdesarrollo no son sólamente las estructuras sociales, tampoco es un problema económico. El fondo del problema es inminentemente humano porque son las personas desarrolladas las únicas capaces de crear desarrollo. De gentes subdesarrolladas sólo se espera que generen subdesarrollo" (Salcedo 58).
Hay que luchar contra esas nefastas concepciones ideológicas convertidas en superstición que miran la producción de riqueza y ahorro como algo diabólico o reaccionario. Es "urgente recuperar para la sociedad el valor del trabajo productivo y organizado" (Salcedo 49), vinculando educación y trabajo, valorados en su verdadera dimensión como multiplicadores y creadores de riqueza.
La riqueza más valiosa la tenemos. Ese enorme potencial humano representa la mayor revolución para nuestro continente cuando se permita su desarrollo y cada uno asuma la responsabilidad que exige un mundo que por ahora disfrutan unos pocos, 7 pero que por primera vez reune los requisitos para concretar la utopía.
Notas
1 Carlos Marx en El Capital plantea lo contrario. Es precisamente estos dos monstruos los que producen el fracaso del sistema porque se desbocan fuera de control. Su visión de un poder centralizado evitaría ese colapso.
2 El mismo día que salió elegido el último presidente de Colombia, esa tarde salió a comer con la familia más poderosa del país, demostrando con ésto agradecimiento a sus padrinos y por otro falta de carácter. La entrega de la tercera parte del país a la guerrilla, que financia sus actividades patrullando a los mercaderes de la muerte blanca, confirma la sospecha de blandura de un presidente rodeado de lacayos que le impiden ver la cruda realidad.
3 Ahora de nuevo quiere volver a participar en las elecciones del año 2000. Acusado de enriquecimiento ilícito y corrupción se encuentra asilado en Colombia aunque ha sido declarado reo contumaz.
4 El juicio a Pinochet ha abierto nuevamente la llaga que no había sanado. Nuevamente ha enfrentado a una población civil que estaba tratando de salir del atolladero.
5 Los desalojos violentos de miles de vendedores de las calles capitalinas van acompañados de decomiso, destrucción de los productos y saqueo por parte de las mismas autoridades que hacen cumplir la ley. "Sólo quien forma parte de la economía informal conoce la zozobra que genera el vivir al margen de la sociedad y para muchos el subsistir con sólo el pan de cada día" (Salcedo 135)
6 Una primera línea de pobreza periférica delimitaba en 1998 por el Banco Mundial, estima que unas 1.300 millones de personas sobreviven con ingresos inferiores a un dólar diario, una segunda línea abarca a 3.000 millones de personas con ingresos menores a 2 dólares diarios (60% de la población de la periferia).
7 De acuerdo a la revista Forbes Bill Gates es el hombre más rico del mundo con $90.000 millones de dólares. Su capital creció un 76% del 98 al 99. Lo sigue un compañero de fórmula en Microsoft, Warren Buffet con $36.000 millones. Otros son Paul Allen con $30.000 millones, Steve Balmes con $19.500 millones y Philip Anschutz con $16.500 millones. La suma de la fortuna de los 200 hombres más ricos del mundo es de un billón de dólares, más que los $879.000 de 1998 y los $798.000 de 1997. México es el país con más multimillonarios en Iberoamérica los cuales se acrecentaron durante la corrupta administración de Salinas de Gortari llegando a un número de 11 hombres cuya fortuna personal es superior a los $1.000 millones siendo el más rico el mexicano Carlos Slim Helu con $8.000 millones. Le sigue Brasil con 8 (Antonio Ermirio de Moraes 5o más rico) y (Aloyso de Andrade Faria 6o más rico). España con 5 (Emilio Botín 3er más rico), Chile con 4, Argentina con 3 (Gregorio Pérez 2do más rico) y (Roberto Rocca 7o más rico), Colombia con 3, Venezuela con 2 (Lorenzo Mendoza 4o más rico) y Ecuador con 1. En la otra cara de la moneda, cien millones de latinoamericanos son pobres absolutos los cuales conforman un enorme ejército lumpen imposible de redimir bajo las disparejas condiciones actuales.
El director ejecutivo de las Naciones Unidas Nafis Sadik, pronosticó que para el 12 de octubre de 1999 el mundo tendrá 6.000 millones de personas de las cuales 1.300 millones viven bajo el nivel de pobreza absoluta. Si tenemos en cuenta que la pobreza se reproduce en forma geométrica, el peligro que acecha es espeluznante si no se toman medidas al respecto con tal que estas medidas no tengan nada que ver como las del graffitti que lee el desamparado en las paredes de la gran urbe.
Obras consultadas
Craxi, Benito. La deuda externa. El Nacional. Domingo 8 de julio de 1990, México D. F. Año LXII, tomo II, No. 22.058, pp. 14
Salcedo, José Joaquín y otros. La revolución de la esperanza. Publicaciones Violeta: Bogotá, 1989
Soto, Hernando de. The Other Path: The Invisible Revolution. New York : Harper
& Row, 1989
HD2346.P4 S6713 1989
Torraine, Alain. América Latina: política y sociedad. Editorial Espasa Calpe: Madrid, 1989