Por qué creo en Dios
¿Qué por qué creo en Dios?
Por ignorancia. No puedo concebir el universo sin un creador y sin algo o
alguien que lo ordene. Pero el universo es monstruoso, desmesurado y quizás sin
límites: si acaso los tuviera, dudo mucho que algún ser humano fuera capaz de
señalármelos, y aún así, que yo fuera capaz de verlos.
Más a pesar de su
inmensidad, cada vez que la razón del hombre escudriña un fenómeno del universo
encuentra una ordenación rigurosa y compleja. ¿Quién rige los minuciosos detalles
de los aconteceres de la naturaleza? Estas preguntas sin respuesta son las
razones de mi creencia. Son razones muy simples y carecen en absoluto de
originalidad, pero al ser verdaderas, son incontrovertibles: sólo yo puedo ser
el dueño de mi ignorancia.
Por esas mismas razones,
renuncio a comprender al Dios en que creo. Nada le pido, porque creo que todo
me lo ha dado. Todo, con algo más: con la capacidad humana de transformar lo
que Él me ha dado, o por lo menos con la ilusión de tener esa capacidad. No
puedo decir que lo amo, porque no sé si uno pueda decir que ama a alguien que
no conozca o no comprenda. Sin embargo, admiro lo que, en medio de mis dudas,
creo que representa: esos arquetipos de perfección y belleza que los límites
naturales de mi condición humana ponen fuera de mi alcance, y a los cuales
constantemente aspiro, pero sé que nunca alcanzaré como hombre, y como hombre
con frecuencia transgredo. No puedo asegurar que me ama, pero intuyo que sí,
porque creo que me permite ser libre, hasta el punto de que me permite ser
imperfecto, ser la parte mala de lo humano que soy, y me permite incluso
no creer, por momentos, en Él. Sé que no puedo ofenderlo, porque soy muy
pequeño: sólo podría ofender a mis similares y mayormente a mí mismo. Decir que
puedo ofender a Dios sería insinuar que de alguna forma puedo igualarme a Él.
Tampoco espero de Dios ni premio ni castigo. Esas veleidades humanas no pueden
ocupar Su pensamiento, que rige los destinos del universo, y que de alguna
forma es el universo.
Yo, que sé que hago parte de
mí, que siento que soy en mí, sé que no me conozco bien, sé que con frecuencia
no me comprendo, y a menudo me sorprendo al descubirme Otro que desconocía.
¿Cómo, si a mí mismo tan sólo a medias conozco y comprendo, puedo aspirar a
conocer y comprender a Dios? Intuyo que para poder llegar a comprender la
esencia de un Ser tan complejo, sería necesario hacer parte de Él.
Creo que Dios es, para el
hombre, un misterio para siempre.
Creo que Dios podría ser, en
el no ser del hombre, algo muy fácil de comprender, una bella sorpresa cósmica,
una verdad que no necesita ser explicada, la Verdad.
Creo que en el no ser del
hombre, algo quedará de su antiguo espíritu humano, un resto, una energía,
alguna forma fósil -por decir algo-, que será retomada por Dios para retornarla
a Él, de donde necesariamente tuvo que haber salido en un principio.
Creo que sólo Dios puede
comprender a Dios.
Cartagena de Indias,
Colombia
Junio de 1999
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