Vivir, es vibrar a cada instante,
ante la emoción de percibir
la maravilla de la creación
que nos rodea.
Vivir, es entender
que cada minuto que transcurre
no volverá.
Es atraparlo intensamente,
porque forma parte del tiempo,
que sabemos ha quedado en el ayer.
Vivir, es saber dar
lo mejor de nosotros,
es vibrar en la bondad,
y llevar a su máxima expresión,
nuestra capacidad de ser.
Vivir, es gozar
los momentos bellos
y desafiarse a sí mismo
ante las adversidades.
Vivir, es aprender más cada día,
es evolucionar y cambiar
para hacer de nosotros
un ser mejor que ayer,
un ser que justifica su existir.
Vivir, es amar intensamente
a través de una caricia,
es escuchar en silencio
la palabra del ser amado.
Es perdonar sin réplica una ofensa
es aspirar la presencia del otro,
es besar con pasión a quien nos ama.
Vivir, es contemplar apaciblemente,
la alegría de un niño,
escuchar al adolescente aceptando
sus inquietudes sin protestar.
acompañar con gratitud
la ancianidad en su soledad.
Vivir, es comprender al amigo
ante la adversidad y aunque
se tenga mil argumentos
para contradecirlo o justificarlo,
finalmente sólo escucharlo,
es tener la capacidad de
regocijarme ante sus triunfos
y su realización.
Vivir, es sentir que nuestro
existir no fue en vano
y en la medida en que nos atrevamos
a dar lo mejor de nosotros
en cada momento, logremos manifestar
la grandeza de nuestra alma para amar.
Vivir, es permanecer en paz
ante la presencia de Dios,
contemplando en silencio
la inmensidad de su Ser.
Vivir, es vibrar y sentir,
es amar y gozar,
es observar y superar,
es dar y aceptar,
es ser y permanecer,
es comprender que nuestro tiempo
es lo único que poseemos
para realizar plenamente nuestro ser.