El primer programa educativo para la formación del bibliotecario fue establecido en el año 1887 en la universidad de Culumbia por Melvin Dewey. Otras universidades siguieron su ejemplo como el Instituto Pratt en 1890 y la universidad Drexel en 1892. Algunas bibliotecas estadounidenses como la biblioteca pública Enoch Pratt de Baltimore y la biblioteca pública de Nueva York patrocinaron igualmente programas formativos a título individual. Posteriormente los bibliotecarios fundaron diversas organizaciones profesionales a nivel regional, nacional, e internacional. Algunas de sus inquietudes fueron mantener un firme compromiso con el principio de libertad intelectual y promover el acceso de todas las fuentes de información posibles al mayor número de público a través de la historia. El bibliotecario se define como el profesional que dirige, organiza y administra una colección de documentos con la idea de que esta información sea accesible a todos los interesados. Por lo tanto tiene a su cargo función directiva, organizadora y administrativa. Es una combinación de director, organizador, hombre de estudio, de trabajo y educador.
Presente
Actualmente el
bibliotecario es un profesional que conoce
y se guía por la ética profesional.
Reconoce la importancia del trabajo colaborativo y lo utiliza. Hace uso de técnicas apropiadas para la
comunicación y establece organización en su área de trabajo, para así lograr un
ambiente favorable y atractivo para los estudiantes. Los bibliotecarios son parte esencial de la reforma educativa. El bibliotecario del nuevo milenio debe
visualizarse como un ente en desarrollo continuo tanto en el plano personal
como profesional. Debe poseer los
conocimientos y destrezas necesarios para trabajar como facilitador. Es un profesional que tiene que evaluar e
investigar constantemente su ejecución y sus relaciones interpersonales. Mantener comunicación con los estudiantes,
padres, maestros y la comunidad. Es claro que el bibliotecario debe llegar a un
análisis reflexivo y crítico sobre su quehacer educativo a la luz de las
exigencias de hoy día. Es necesario el replantear quienes son y que se espera
de esos servidores, ya que los retos de los tiempos presentes son cada día
mayores. La llegada de un nuevo milenio demanda cambios hacia todos los niveles
y requiere un análisis personal y colectivo de todo lo que tenga que ver con el
bibliotecario puertorriqueño. El
bibliotecario de hoy enfrenta situaciones que requieren de mayor conocimiento y
herramientas que le permitan un manejo adecuado a las diferentes situaciones
que se puedan presentar en su área de trabajo.
Debe estar dispuesto al cambio.
Pero, ¿Qué es cambio? Al
consultar el Gran Diccionario de Sinónimos y Antónimos de la Lengua Española
podemos constatar que los conceptos ‘’cambiar’’ y ‘’cambio’’ están
identificados con varias entradas léxicas entre las que se destacan mudanza,
alteración, variación, trueque, innovación, renovación, reformar, vuelta,
canje, traslado, permuta, transformación, metamorfosis, transustanciación,
revolución, perturbación, revuelta,y crisis.
De todos estos conceptos, uno que esta íntimamente relacionado al cambio
es reformar.
El Diccionario de la Educación (Aula-Santillana-1988) define la reforma
educativa como: ‘’cambios profundos en la política educativa de un país con
sentido de continuidad y en el marco de una visión prospectiva sobre el futuro
de la respectiva sociedad. La aplicación de las reformas exige planes y
programas concretos de acción. Las
reformas auténticas y profundas son la única alternativas a la revolución en
situaciones de ruptura social y exigen una determinante y clara voluntad
política. Las reformas educativas no
rompen bruscamente con el legado cultural o histórico, pero requieren una gran
dosis de innovaciones con miras a mejorar la calidad de la enseñanza y su
amplia extensión o generalización” En
términos muy similares, el Dr. Aníbal Vázquez en su libro: La escuela de la
comunidad nos dice: ‘’Una reforma educativa la constituye el reordenamiento de
la misión, visión, metas y estrategias de los procesos gerenciales, didácticos
y de apoyo. Constituyen la apertura del
sistema para que la comunidad se integre y participe en los esfuerzos dirigidos
al logro de la excelencia educativa”.
En términos generales el cambio provoca ansiedad, inseguridad, temor,
pero es necesario llevarlo a cabo tomando en cuenta que nos encontramos en una
sociedad cambiante, que cada día exige más.
El bibliotecario de la
actualidad ha presentado unos cambios si lo comparamos con los profesionales
del pasado. Ya no se presenta como la
persona que no se puede alcanzar, mirando por encima de sus espejuelos. Era una persona que no presentaba
alternativas para llegar a ellos y mucho menos a la biblioteca. El bibliotecario de hoy es un profesional;
motivador, humano, responsable, creativo, innovador, investigador, tolerante,
paciente y comprometido. En fín con unas cualidades excelentes que ayudan a
establecer una comunicación efectiva con los estudiantes, padres, y maestros
para construir experiencias educativas pertinentes en la biblioteca. Es un profesional que da la bienvenida al
cambio. Tiene suficiente seguridad en
sí mismo al reconocer que el cambio demanda actitudes y conductas diferentes. Esta dispuesto a propiciar el uso de la
tecnología, a estimular y desarrollar el interés por la lectura o sea el uso de
buenos libros. Es el coordinador ideal
entre el maestro y el estudiante para que haya un aprendizaje activo por medio
de la investigación. Se prepara y
participa activamente en actividades de desarrollo profesional. Crea un ambiente de trabajo y estudio que
propicia el desarrollo de los valores de dignidad, solidaridad, igualdad,
respeto y amor entre todos los estudiantes que visitan la biblioteca. El bibliotecario no debe conformarse con
todo lo antes expuesto, debe madurar física, espiritual e intelectualmente para
estar a tono con el medio ambiente.
Debe descubrir sus destrezas y conocimientos y ofrecerlos para así poder
enfrentarse a los retos del futuro.
La era tecnológica
Las nuevas tecnologías
están transformando nuestra sociedad. Ocupan un lugar importante en los medios
de difusión, textos y discusiones de todo tipo. El mundo previsto por Lancaster (1978), “Toda la información será
electrónica, cada científico dispondrá de un terminal en su casa o despacho,
con pantalla incorporada y diferentes sistemas de comunicación, además del
teclado habitual que lo acompaña. El
terminal se utilizará para tres funciones principales: crear, transmitir y
recibir información. Amplias redes de
comunicación permitirán el diálogo interactivo entre científicos y
profesionales, incluyendo el clásico acceso a las bases de datos bibliográficos
y no bibliográficos. En otras palabras,
mediante el terminal de ordenador el científico podrá recibir textos, realizar
preguntas de respuestas factuales, construir sus propios ficheros de
información y conversar con sus colegas.
En definitiva, el terminal sustituirá las actividades siguientes:
escribir cartas, recibir el correo, archivar sus propios documentos y
referencias bibliográficas, la composición y distribución de sus informes de
investigación, recibir revistas científicas, las búsquedas en catálogos de
bibliotecas e índices impresos, la búsqueda de datos científicos en manuales,
visitas a bibliotecas y centros de documentación y en su caso, cierto tipo de
conversaciones profesionales que ahora se llevan a cabo por teléfono o
encuentro personal”. Una de las
preguntas que surge de esta realidad actual es la posición del bibliotecario.
Si puede verse amenazado por la función de estas máquinas. Que pueda existir
una especie de competitividad de hombre y máquina y finalmente puedan suplantar sus funciones. Nuria Amat en su libro
“La biblioteca electrónica” afirma:
“Está cambiando el concepto tradicional de biblioteca y bibliotecario.
Con el tiempo las bibliotecas serán servicios de distribución de la
información”. En su escrito el supone que el libro impreso desaparecerá barrido
por la publicación electrónica y que posiblemente existan bibliotecas sin muros
y posiblemente no existan bibliotecarios.
Él admite que para el acceso a la información no es importante la
presencia del bibliotecario, ni entrar a una biblioteca. En las bibliotecas del futuro los mismos
usuarios podrán hacer las veces de bibliotecarios de referencia. Los usuarios harán archivos personales en
sus propios ordenadores y accederán a enormes archivos de redes
interconectadas.
Por otro lado es
importante mencionar que estos grandes cambios no implican que los
bibliotecarios queden dispensados de su trabajo. Al contrario sucederá lo contrario, asegura, Lancaster (1985,
Pág. 554)’’Los profesionales de la información serán cada vez mas importantes
en el futuro cercano, incluso más importante de lo que fueron en el
pasado”. En el futuro el bibliotecario
tendrá otras funciones importantes. Una
tarea importante será en la formación de usuarios, dada la multiplicidad de
fuentes y de sistemas de información que equivaldrá aproximadamente a los volúmenes
de una biblioteca y que requiere del cuidado de una persona experta, de su
conocimiento y organización. Debemos pensar que este proceso tecnológico
beneficia a la profesión. El
bibliotecario de la era electrónica puede llegar a convertirse a nivel profesional,
en el colega de los físicos, químicos, docentes y otros especialistas. El rápido aumento de fuentes de información
en formato legible por máquina podrá poner en consideración el concepto de
biblioteca tradicional, pero sin duda enriquecerá el valor del
bibliotecario. La amplitud y diversidad
de fuentes hará que aumente la demanda de los especialistas en información que
serán necesarios para: actuar como consultores de información dirigiendo a la
gente hacia las fuentes para la resolución de sus problemas, formar a las
personas en la utilización de fuentes electrónicas de información, ayudar a
buscar las fuentes de información que no son familiares a los usuarios
particulares, dará asistencia al usuario en la organización de ficheros
electrónicos personales, dará asesoramiento en la utilización de programas y
poner a los investigadores al corriente de las nuevas fuentes de información y
de los servicios que se hallarán disponibles.
En resumen las bibliotecas y el bibliotecario no dejara de existir, al
contrario se hace necesario e imprescindible en esta nueva era. El rol del bibliotecario toma fuerza e
importancia ya que es el eje principal en este nuevo cambio tecnológico
Bibliografía:
Albani, J., Fino, F., Penna, E., Ruiz, E. & Sabor, J. (1968).
Manual de bibliotecología. (3
ra ed.). Buenos Aires, Argentina:
kapelusz.
Amat, N. (1990). La biblioteca electrónica. Madrid, España : Pirámide.
Lancaster, F. (1977)
The dissemination of scientific and technical information ; toward a
paperless system. Chicago, I ll.
López, A.
(1986). Diccionario de
sinónimos y antónimos de la lengua española. Valencia, España
Vázquez, A.
(1996) La escuela de la
comunidad : Planificación de desarrollo estratégico de Puerto Rico. San Juan, PR.: Publicaciones puertorriqueñas.
Publicado en internet el 27 de marzo de 2001.