"No me importa quien baile con
quien, mientras bailen por la revolución."
(Fidel Castro, cuando se le dijo que
blancos y negros bailaban en una fiesta con motivo de la derrota del
régimen de Batista)
Hola Fidel,
quiero ir a Cuba. Quiero ir a
Guantánamo, a Camp X-Ray, junto a otros que combaten al imperialismo
yanqui en todas sus formas. Llegará una delegación que
unirá muchas fuerzas diferentes. Queremos comenzar con una "serenata
en percusión" frente a Camp X-Ray, para recordarles donde se encuentran tanto a los
presos como a sus guardianes. Queremos entregar un homenaje respetuoso a los
indios que ya no están, que fueron exterminados por el colonialismo
español, a los millones de africanos que fueron llevados al Nuevo Mundo
y que sufrieron horrores y penas indecibles. Queremos mostrarle al mundo entero
donde y con quien estamos.
Jamas me imaginé escribirte una
carta en estas circunstancias. He reflexionado mucho acerca de lo que tengo que
decir; he investigado, visto fotografías y tomado conciencia de hechos
antes desconocidos para mi. Pienso que la mejor forma de explicar mi
intención, nuestra intención, es la de ofrecer algunas
informaciones de fondo.
Soy Darnell Stephen Summers, nacido en
Detroit el 9 de julio de 1947. Mi hermano Bill también nació en
Detroit el 27 de junio de 1948. Mis padres son oriundos de Lousiana, mi padre
nació en 1915 y mi madre en 1922; ambos han fallecido. Lamentablemente,
mi madre ha muerto asesinada en 1993, en su propia casa, por manos de un negro
cocainómano.
Mis padres eran refugiados; huyeron a
comienzos de los años 40 del terror del gobierno estadounidense y de sus
agentes, el Ku-Klux-Klan y otros grupos terroristas. Estos grupos
estaban arraigados a todos los niveles
del poder político en los estados del Sur, pero representados de una u
otra forma en todos los estados de la Unión. Si alguna vez hubo una
época que exija una "Guerra contra el Terrorismo", fue
aquella. Se fueron mis padres, como muchos otros negros, al Norte, huyendo de
la opresión y buscando trabajo; y trabajo abundaba debido a la Segunda
Guerra Mundial. Detroit era el "arsenal de la democracia", pero sin
embargo ya se habían producido hasta 1943 dos grandes alzamientos negros
contra los contínuos ataques racistas que el gobierno toleraba o hasta
fomentaba.
Muchas cosas influyen en el individuo y
aportan al desarrollo de sus puntos de vista hasta finalmente conformar su
ideología. En mi caso, los acontecimientos que condujeron a la
Revolución Cubana han ejercido una influencia fundamental.
Lo que yo sabía de Cuba hasta
1957, se puede resumir así: "I Love Lucy" con Lucille Ball
& Desi Arnaz (alias Ricky Ricardo), Xavier Cugat y su orquesta, y Dizzy Gillespie con música de
ambiente afro-cubano bajo la inspiración de Chano Pozos. Seguramente
había otros intérpretes y personajes, pero éstos son los
nombres que ha guardado mi memoria. Las frecuentes presentaciones de Desi Arnaz
y su orquesta en su show de tv insinuaban algo diferente que al mismo tiempo me
resultaba tan familiar. El decía "babalú", que en
aquella época no tenía ningún significado para mí,
pero que parecía tener algún efecto en los integrantes de su
orquesta, parecía estimularlos. Con el tiempo he aprendido que es una
fórmula para llamar a uno de los dioses africanos de la religión
Yoruba.
Doris y Jack Summers, mis padres,
querían lo mejor para sus dos muchachos, y decidieron entonces enviarnos
a un colegio privado en Detroit, el colegio católico Santo Sacramento,
situado inmediatamente detrás de la Catedral del Santo Sacramento, en
Belmont con avenida Woodward.
Claro, en el colegio aprendíamos
'a recordar el "Maine", así como se había hecho en la
guerra entre EEUU y España en 1898, pero eso nada nos decía de
Cuba y su gente, su historia y su cultura. Cuba era tan solo una isla llena de
felices rostros negros y morenos, de puros, caña de azúcar, ron,
mujeres fáciles y noches desenfrenadas en La Habana. Tengo el recuerdo
difuso de un programa de tv que habrá sido del 1957, que mostraba una extravagante
competencia de buceo en un hotel habanero. Se veía gente sentada en
sillones junto a la piscina o caminando con un cóctel en la mano,
divirtiéndose y riéndose. Algo parecía estar fuera de
lugar en esta escena, pero yo podía verla solamente con los ojos de un
chico de diez años, dependiendo de lo que había oído
conversar a mis padres, tíos y amigos y de lo poco que yo mismo
sabía.
Era demasiado joven para atestiguar la
vida nocturna y el estilo de vida de la genaración 'beatnik', pero
conocía su música y su literatura, que me atraían por su
específica cualidad rebelde. Era chévere y me atraía. En
el 1959 vi en la televisión un reportaje sobre la guerrilla que luchaba
por derrocar a Batista. Los rostros y las actitudes crearon en mí la
impresión de que los guerrilleros serían el equivalente a los
beatniks rebeldes. Tenían barbas, se veían decididos,
lucían gorros militares. Hablaban con la precisión de una
ametralladora y decían cosas que yo quería oír.
Probablemente se sentían
igualmente a sus anchas en un café en la ciudad como en en una carpa en
la Sierra Madre. Se veían desordenados y al mismo tiempo llenos de
dignidad, y parecían estar en posesión de sus cinco sentidos.
Donde siempre estuvieran o llegaran, creaban tumultos, excitación y
exaltación. Algunos les tenían miedo y les odiaban. Nosotros les
amábamos, admirábamos su energía y su osadía, el
coraje para combatir los intereses norteamericanos frente a sus mismas puertas.
Ese era el ambiente, era la atmósfera. Su lucha nos permitiría a
nosotros, los oprimidos de America del Norte, participar de su victoria;
resultaba que podríamos vencer a los yanquis. No tardaría mucho
hasta que todos fuésemos libres.
Estos hermanos - hombres y mujeres -
podrían ser vecinos míos, y pienso que lo eran en un sentido mas
general. Intransigentes en su lucha, sin rendición. Todo el
"establishment" blanco estaba exaltado; en sus caras racistas
llevaban el mensaje: "Mirad a estos negros y mestizos - hay que apagar
este fuego antes de que perdamos el control". Ser negro en esos tiempos en America te obligaba a ver con
otros ojos los sucesos del mundo. Había una luz, una luz que irradiaba
Cuba, que difícilmente se podía ignorar; todos conocían su
significado, querían quitarle su intensidad, destruírla o
explotarla.
Tan dominante era el tema, que hasta la
Superiora de nuestra escuela elemental, Madre Mary Caelan, propuso un debate sobre la
Revolución Cubana en el que participarían los cursos 7 y 8 de
nuestra escuela. Retrospectivamente, no me puedo imaginar que esto hubiese sido
solamente su idea; mas bien parece que debe haber existido una directiva de
parte de la jerarquía de la Iglesia. Estaba todo preparado para un gran
acontecimiento en el auditorio del colegio, en presencia de los padres de los
alumnos. Tendría la oportunidad de exponer mis convicciones; estaba
seguro de estar en el grupo del debate.
Una parte argumentaría a favor
del gobierno norteamericano, la otra presentaría la posición de
la revolución. Un alumno sería escogido para ser el portavoz del
gobierno; mi corazón latía fuertemente, pues yo quería
levantar la bandera de la revolución y no ser el abogado del diablo.
Pero finalmente no se me tuvo en cuenta, de modo que no tuve
participación en ninguno de los bandos.
Estaba sentado, triste y ya sin
interés, escuchando a companeros que habían sido seleccionados
por ser los favoritos de las profesoras. Fidel Castro era representado, que
ironía, por un alumno árabe que se concentraba en ridiculizar
todo con tal de ganarse las risas del público; un alumno blanco fue
quien presentaba a Eisenhower o Nixon, no recuerdo a cual de los dos.
Finalmente, el bando cubano perdió el debate; la revolución fue
derrotada por ir demasiado lejos, por exigir demasiado. Después,
simplemente nos fuimos a casa; pero todo cambió para siempre en ese
día que nunca he olvidado.
1960 fue un año turbulento. Lo
recuerdo bien, porque en su programa humorístico la artista negra Moms
Mabley hacía bromas sobre los cubanos, que estando invitados por el
'Theresa Hotel' de Harlem durante la sesión de la ONU, cocinaban pollo
en su suite, dejando los pasillos llenos del olor de la comida. Nos
reímos mucho y con cariño; a todos nosotros nos gustaba comer
pollo.
No fue casual que se te invitara a
Harlem: la gente estaba entusiasmada en todo el país y en todo el
planeta. Era interesante leer sobre tu visita en Harlem en 1960; tiene que
haber sido una experiencia hermosa. Las imágenes te muestran hablando
con la prensa o simplemente descansando, reunido con Malcolm X y conversando
con él. Yo estaba profundamente impresionado, orgulloso y lleno de
respeto. Más aún me convencieron esos testimonios de la necesidad
de escribir esta carta. La gente de Harlem te recibió junto a la
delegación cubana con los brazos abiertos - así tenía que
ser. Frente a la costa había un país que se oponía a todo
lo que representaban los EEUU, y que no temía expresar clara y
abiertamente esa oposición.
Eso estaba bien y merecía respeto
y apoyo. Frente a una tarea casi imposible, Cuba inspiró a muchos que
también buscaban un cambio. Los '60 fueron años de efervescencia:
las luchas de liberación nacional, el movimiento por los derechos
civiles y la lucha por la emancipación de los negros; el movimiento
internacional contra la guerra, los "freedom riders" (activistas
civiles que viajaban al sur en los Greyhound), las bombas de Birmingham (4
niñas negras muertas en una iglesia), la Bahía de Cochinos, los
atentados contra Malcolm X y Martin Luther King - todo ello señalando
claramente con qué y con quién nos las teníamos que ver.
¿Quién podría olvidar esos hechos?
Y es ese espíritu con el que pido
la autorización de acercarme lo suficiente al Campo de
Concentración para poder expresar mi repudio e indignación. Yo
nunca he estado en Cuba, pero sí han visitado la isla muchos de mis amigos
y algunos familiares. Algunos de mis compañeros fueron integrantes de la
'Brigada Venceremos'. Este viaje no será un viaje turístico o de
descanso - será una fiesta de los oprimidos.
No tenemos armas, ni aviones, tanques o
naves; todo lo que tenemos es el firme propósito de desenmascarar los
crímenes de los EEUU y sus pretensiones de dominio global y de
esclavización de los pueblos. Queremos hablar por gentes que no
están en condiciones de hablar por sí mismas; queremos que se les
trate con el respeto que merecen los humanos
No - ya no soy ese colegial que buscaba
y que luchaba por desarrollar su opinión y su perspectiva. Pero esos
años, los '50, me han
formado y fortalecido para la rebelión de los '60 y los siguientes.
Muchos años han pasado: he estado en la guerra y en la cárcel; me
he casado y tuve la felicidad de ver crecer a mis hijos. Es inevitable que las
cosas cambien; eso responde a su naturaleza. Si, y habrá también
cuestiones en las que no seamos de la misma opinión, pero ello no
podrá ni deberá torcer el deber de enfrentarse a esta
vergüenza. Será la historia la que nos juzgará a todos y a
nuestra lucha contra la tiranía y la opresión.
Para finalizar quiero destacar el
poderoso mensaje que difundirá la acción que estamos proponiendo.
La presencia de veteranos de la guerra en Vietnam como integrantes esenciales
de la delegación es necesaria, ya que con seguridad es una de las cosas
que más teme el gobierno estadounidense: verse desenmascarado por sus
propios soldados y ex-soldados.
Y Cuba nos necesita tanto como nosotros
necesitamos a Cuba. Es hora de relatar la verdadera historia de Cuba y su
pueblo, una historia desfigurada y plagada de mentiras por quienes sacian su
sed con la sangre de todo el planeta y que quieren seguir viviendo de la
miseria de los demás, así como lo han hecho desde siglos. Una
historia ignorada por la mayoría de la gente del mundo - mientras los
EEUU declaran hoy abiertamente que era justa la guerra en Vietnam.
¿Qué tiene que ver
ésto con la situación actual? Simplemente, que muchos de los
artífices de esta nueva "Guerra contra el Mundo" fueron
partícipes materiales o intelectuales del genocidio cometido en Vietnam
durante la guerra. Hoy se presentan complacidos frente a los medios proclamando
que será mejor el mundo bajo su dominio. Me opongo categóricamente
a ese discurso. Pretenden hacer de Guantánamo una especie de "Isla
del Diablo", libre de las miradas de observadores interncionales, libre de
justa protesta. Aplican en estos días terribles armas destructivas, que
incineran al estilo de Auschwitz a cientos de personas simultánemante,
bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo. Y cada quien que se oponga a
ese terror es a su vez catalogado de terrorista.
Cuando George Bush declara actuar como
se hizo en el siglo XIX en el 'Wild West' - "se busca vivo o muerto"
- legitimiza el linchamiento brutal de miles de negros desde los inicios de
América, legitimiza la frase aquella de que solo muerto el indio es
bueno, legitimiza el derecho a hacer justicia por medio de represalias que dan
más valor a uno de los suyos que a centenares de prisioneros. Es una historia de
genocidio - y no acaba aún. Ellos son la ley - y quiebran a su vez todas
la reglas de la decencia y los derechos humanos.
Está a la vista de todos: Por la
preservación de los derechos humanos tenemos que levantarnos y alzar
nuestra voz para hacer avanzar un movimiento que le ponga fin a esta locura.
Por eso queremos ir a Cuba.
Hasta luego,
Vamos a Guantanamo ! !
Darnell Stephen Summers
Stop The War Brigade & Vietnam
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