Nuestro estado emocional: Extasis; nuestro alimento: Amor; nuestra adicción: Tecnología; nuestra religión: Música; nuestro capital: Conocimiento; nuestra política: Ninguna; nuestra sociedad: es la utopía . . .
Pueden odiarnos o mal entendernos, pueden ser indiferentes a nuestra existencia. Solo esperamos que no se nos juzgue pues nosotros nunca les juzgaremos.
No somos criminales. No somos drogadictos. No estamos desilusionados. No somos niños ingenuos. Somos una entidad masiva, una aldea tribal, global, que supera cualquier ley establecida por el hombre, así como la geografía y el tiempo mismo. Somos masivos. Somos Uno solo. Estamos formados del sonido, del golpe lejano, estrenduoso y distorsionado por el viento, que es como el latir del corazón materno que da calma en el vientre, este de concreto, de acero y cableado. y allí, en su lecho cálido y húmedo, en la completa oscuridad, aceptamos que somos todos iguales. No solamente ante la oscuridad, y ante nosotros mismos, sino ante la música que se cierra de golpe en nosotros y que atravieza nuestras almas: todos somos iguales. Y en algún lugar entre los 35Hz logramos sentir la mano de Dios a nuestras espaldas, alentándonos, empujándonos a consolidar nuestras mentes, nuestros cuerpos, y nuestros espíritus. Guiándonos a voltear para juntar las manos con nuestros hermanos y elevarlas, compartiendo la alegría incontrolable que sentimos al crear esta burbuja mágica que puede... al menos por una noche, protegernos de los horrores, los atrocidades y la contaminación del mundo exterior. Y es en este mismísimo instante que cada uno de nosotros nace en verdad.
Nos congregamos en almacenes o edificios abandonados que la sociedad ha desechado y les damos vida por solo una noche. La llenamos con un palpitar vibrante, fuerte y lleno de vida en su forma más pura y más intensa, y en estos espacios intentamos liberar la incertidumbre hacia el futuro que no se ha podido estabilizar y asegurar para el resto de nosotros. Intentamos hacer a un lado las inhibiciones, liberarnos de los tabúes y las trabas puestas por la sociedad para acallar suconciencia y encontrar en ello: Paz.
Intentamos sobrescribir la programación establecida, con la cual han intentado adoctrinarnos desde el momento mismo en que nacimos. La programación que nos enseño a odiar, que nos enseña a juzgar, que dice que hay que retroceder y esconderse en el agujero más cercano y más conveniente. Esa programación que inclusive nos dice como subir escaleras, saltar a través de aros, correr en laberintos y andar cual hámster sobre la rueda. La programación que nos da de comer en la cuchara de brillante plata con la que intentan alimentarnos en vez de enseñarnos bien a hacerlo nosotros con nuestras propias manos. La programación que nos hace cerrar nuestras mentes, en vez de abrirlas por completo.
Hasta que el sol se levante ante nuestros ojos, revelando la realidad del mundo creado, bailamos ferozmente con nuestros hermanos y hermanas celebrando nuestra vida, nuestra cultura, y los valores en los que creemos Paz, Amor, Libertad, Tolerancia, Unidad, Armonía, Expresión,Responsabilidad y Respeto. Nuestro enemigo es la ignorancia. Nuestra arma la información. Nuestro crimen es el romper y desafiar cualquier ley que intente detener nuestra celebración de existencia. Así que sepan que tal ves puedan cerrar una fiesta en cualquier noche en alguna ciudad en cualquier país o continente de este hermoso planeta, más nunca podrán cerrar la celebración entera. Pues no tienen ese poder, no importa que hagan, la música no para, nunca parará. La voluntad y el latido de este corazón nunca se desmoronara. La fiesta nunca terminará. Soy un(a) raver, y éste es mi manifiesto.
P. L. U. R.
( Peace + Love + Union + Respect )
Our philosophy of life...
"Computer games don't affect kids; I mean if Pac-Man have affected us as kids, we'd all be running around in darkened rooms, munching magic pills and listening to repetitive electronic music." - Kristian Wilson, Nintendo, Inc, 1989 |
C0LiMa's RaveOlution