Fragmento de entrevista hecha por Carlos Francisco Elías a René del Risco y Bermúdez en Noviembre de 1970 sobre su poemario El Viento Frio:
PRIMERA PREGUNTA:
René, ¿crees que EL VIENTO FRIO expresa tu
frustración ante el fracaso de la Revolución del
Abril?
- Yo no diría que mi frustración, sino más bien la frustración de una heroica ilusión que inflamos, como inflan los niños esas pompas de jabón con un tallito de lechoza, sólo que nosotros, casi todos los que vivimos y, en una u otra forma, protagonizamos aquellos acontecimientos, inflamos esa ilusión no con simple aliento, sino con sangre y sacrificios y desmedido amor. Pero, a fin de cuentas resultó una ilusión, y las ilusiones casi siempre se desvanecen lo mismo que las pompas de jabón en el viento. La nuestra se desvaneció en ese Viento Frío que arrastró el olor de los cadáveres, el vaho de la pólvora, el eco de los disparos, los sollozos de los dolientes, y volvió a disipar la bruma que cubrió los cristales, agitó las ramas y las banderas, esparció de nuevos los perfumes y las canciones, jugueteó en los cabellos de las muchachas y quizás si hasta una lágrima nuestra se llevó también. Entonces, no nos quedó más que mirar las cosas como eran nuevamente. Yo quise cantar ese proceso. Esa crisis espiritual o emotiva. No niego que en el plano de la ciencia política yo hubiera encontrado (y quién niega que la encontraré) alguna explicación para todo esto, pero cualquier frío razonamiento no lograría desvanecer aquel Viento Frío que a muchos nos abatió, mas que en la piel, en el corazón. A otros, lamentablemente, los hizo extraviarse definitivamente. De todos modos, ¿por qué no dejar constancia de que en este país, después de una ardiente y combativa ilusión, advino un Viento Frío?
Continuación
entrevista...
Segunda pregunta:
¿Que
importancia tiene para ti este
recuerdo retrospectivo? ¿Quizás
una autocrítica como artista?
- Creo que es condición de
serios el asumir una seria
posición autocrítica al analizar
actitudes pasadas. Viendo ahora
las cosas más claramente con la
ayuda de esa perspectiva que nos
ofrece el discurrir del tiempo,
puedo admitir que mi libro pudo
ser algo más redondo, más
amplio. Realmente en un artista
la herencia pequeño burguesa
puede adquirir a veces
condiciones traumatizantes. Eso
obró sus consecuencias en mi
cuando me encerré en una serie
de incidencias y reacciones
personales y hasta en un paisaje
personal, para narrar más
poemas. Creo, como ha dicho un
joven crítico en un libro
reciente, que pude haber dicho
no sólo mi verdad y la de mucha
gente como yo, sino la verdad de
mucha gente más. Y como la
misión de un artista es decir a
su manera, la verdad, debe por
tanto decir, a su manera, la
verdad de todo el mundo.
Cumplida sinceramente esta
salvedad que le debía al público
, puedo declarar que, por lo
demás me siento tranquilo
(aunque no del todo satisfecho)
con El Viento Frío.
Tercera
pregunta:
En el poema titulado "EN LA
CIUDAD" y que dice:
El hombre se
ajusta el sombrero
y camina mirando las ventanas
La mujer levanta la nariz
y el viento marca sus pechos
bajo el traje
Alguna gente entra en las
cafeterías
los amantes piden sandwiches
y café
y encienden cigarrillos
luego se van hacia las oficinas.
¿Deseabas o
aún deseas decir que todo volvió
aparentemente a su sitio?: las
gentes y las cosas.
-Lo que de ningún modo volvió a
su lugar fue nuestra conciencia.
Esa ascendió a un punto de
dignidad y de amor, de
compromiso y decencia, que
ninguna circunstancia se
permitirá burlar a menos que no
asumamos la lamentable y
dolorosa responsabilidad de
avergonzarnos. Son muchos los
que traicionarán gozosamente
aquello por lo que murieron
tantos tan resueltamente. La
guerra no se olvida. Aunque
aparentemente todo volvió a su
lugar.
Cuarta
pregunta:
La pregunta siguiente te
parecerá sin sentido pero te la
voy a hacer: Hay veces que creo
que en El Viento Frío todo fue
planeado, en base a la sustancia
temática del libro, en el caso
específico de la portada del
libro, a mi juicio es un símbolo
de la alienación intelectual: la
clásica taza de café y la
esquina ¿qué hay de cierto en
mis afirmaciones?
- Si, si, no hay duda. Lo que
quise decir procuré decirlo de
un modo que no dejara sospechas,
que no dejara nada a la
imaginación de nadie; por eso
incluso el lenguaje que utilizo
es lo suficientemente llano como
para no enredar al más ingenuo.
La taza de café, la esquina del
Conde, las largas conversaciones
de ambicioso corte intelectual,
todo eso sucedía mientras
sentíamos pasar por nuestro
corazón el Viento Frío. Muchas
veces, al bajar de mi oficina,
traía ya algunos poemas
escritos, o por el contrario,
dejaba la taza de café y a los
amigos y me marchaba a escribir.
Quinta
pregunta:
Una vez expresaste que "lo malo
de la gente que escribe es que
cuando se da cuenta en realidad
de lo que ha hecho ya está
publicado", ¿te atreverías a
renegar de esa obra que fue
reflejo político y anímico de
uno de los tiempos de nuestra
historia?
- Que bueno que me hayas hecho
esa pregunta!. Recuerdo que
hablamos de eso un domingo por
la mañana, en una cafetería, por
cierto. Pues mira, yo sigo
creyendo lo mismo. Eso es una
verdad en muchos sentidos:por
ejemplo, yo estoy ahora menos
disgustado de El Viento Frío que
cuando terminé de escribirlo;
andando el tiempo me he dado
cuenta de su veracidad, del
valor de su testimonio. Por otro
lado puedo decir también, como
te dije ahorita, que el libro
pudo haber abarcado mucho más.
Pero por lo que yo te decía esas
palabras aquel domingo, era bien
diferente de todo esto: resulta
que yo me exijo mucho como
escritor y como hombre. Me
parece que así como uno,
escribiendo o actuando, puede
hacer mucho bien, también puede
hacer mucho mal, apresado entre
esas dos posibilidades, por un
momento me ví inclinado a creer
que mi libro reflejaba verdades
que podían hacer daño. Mucha
gente escribía otra cosa, decía
otra cosa en un tono muy
diferente, y yo llegué a pensar
que entonces, al haberme
limitado a contar esas verdades
estaba dando carta pública a
cosas que no eran convenientes.
Pero cuando uno trata de
adelantarse al pensamiento de
los demás, resulta sumamente
subjetivo. La gente apreció mi
libro más correctamente que yo,
y que sucede que al cabo de tres
años hoy se habla e incluso
puedo decirte que se lee El
Viento Frio más que cuando lo
publiqué. Ahora bien, jamás
renegué de El Viento Frío,
simplemente que le consideré
propiedades peligrosas.
Sexta
pregunta:
En las entrevistas de corte
tradicional esta pregunta, la
que ahora te haré, siempre se
hace al comienzo:
Creo que lograste con El Viento
Frío, plasmar - como te dije
antes- el desánimo político y
anímico de un momento de nuestra
historia ¿fue ese en realidad tu
propósito o te propusiste lograr
otra cosa?
-Parece que yo sabía eso de que
esta pregunta se hace casi
siempre al comenzar, porque creo
que justamente al comenzar dije
todo lo que puede dar
contestación a la que acabas de
hacerme. En efecto, ese fue mi
propósito.
Septima
pregunta:
¿Qué
relación a nivel de temáticas
ves tú en la obra de Rafael
Vazquez, "ESTAMOS DE ACUERDO SI
SEÑOR" y en 'LA FABULA DE LOS
CINCO CAMINANTES" De Iván García
y tu obra "EL VIENTO FRIO"?
- Tanto Iván como Rafael fueron
tristes respiradores del Viento
Frío. A Iván le alborotó su
cabello rubio, a Rafael le
acarició su rostro hoyado. A los
dos, igual que a mi, les heló el
corazón. Ahora bien, a la hora
de escribir, cada quien pone los
dedos a su manera sobre las
teclas y dice las cosas a su
modo. Iván y Rafael
fundamentalmente escriben
teatro. Iván se las imagina para
guiar su escepticismo por un
camino equidistante entre la
rebeldía y la derrota. Rafael
abre una senda entre el humor y
la amargura. Iván termina
gritando y desplomándose
ruidosamente. Rafael abre una
tremenda interrogación y se
cruza de brazos. Los dos, trepan
por los muros del absurdo. Yo,
sólo inadvertidamente puede ser
que me recueste a esas piedras.
No obstante los tres tenemos
muchas cosas en común, además de
la amistad. De manera que es
facilmente explicable que los
tres hayamos trabajado en un
mismo instante con las mismas
esencias de la misma gente. Solo
que cada cual escribió lo suyo,
a su modo, Por lo demás puedo
decirte que no sólo en este
caso, sino casi siempre
arrancamos de un mismo punto con
la misma intención de decir
verdades. Ahora digo yo: ojalá
haber logrado en poesía con El
Viento Frío, lo que lograron
Iván y Rafael con sus obras, en
Teatro.