GENEALOGÍAS DEL LESBIANISMO: HISTORIAS DE MUJERES Y LITERATURA
(anónimo)
"A Chloe le gustaba Olivia..., leí. Y
entonces me di cuenta de que
inmenso cambio representaba
aquello. Era la primera vez que en un
libro a Chloe le gustaba Olivia".
Virginia Woolf.
"Necesitaba encontrar una categoría
llamada ficción lesbiana. Ahora me
doy cuenta que lo que realmente
necesitaba saber era que mi vida era
un tema adecuado para la ficción, que
mi vida era tan válida como las vidas
de los heterosexuales". Dorothy
Allison.
"L@ s ?queer? no son otra cosa sino
buen@ s lector@ s". Cindy Patton.
Este artículo pretende explorar a través de las bibliografías
más recientes editadas en español las representaciones del
lesbianismo en novela. Y, a través de este proceso de indagación,
(de)mostrar la existencia de una literatura que se podría llamar
"literatura lesbiana".
En esta búsqueda, me he encontrado con dos grandes ausencias
y un "olvido" (¿pactado?). Con las ausencias, me refiero , en primer
lugar, a las pocas traducciones realizadas al español , especialmente
si consideramos la amplia y diversa creación, tanto en ficción
como en ensayo , producida por la cultura anglosajona en estas tres últimas
décadas . La segunda , todavía más preocupante, es
la casi total inexistencia de una "literatura lesbiana" escrita por autoras
españolas o latinoamericanas en su propia lengua. Por último,
me sorprende , aunque no debido a la ingenuidad, el que, salvo contadísimas
excepciones, nadie oficialmente haya nombrado como literatura o textos
lesbianos una serie de obras que llevan ya unos cuantos años en
las estanterías de nuestras bibliotecas y librerías.
Articular mi propósito pues, supone hablar no sólo
de la existencia de una "literatura lesbiana"desde la cual vertebrar lineas
de existencia para las lesbianas en las culturas occidentales, sino también,
es hacer hablar a un silencio ( a un "olvido") que se ha construido conscientemente
a través del tiempo, que en el Estado español apenas ha sido
interpelado ayer. Entonces, debería ser imprescindible preguntar
por las razones que han impedido o están impidiendo, el desarrollo
de esta literatura en nuestro país en un momento histórico
determinado .
¿Hay una lesbiana en esta biblioteca?
En 1929, Virginia Woolf escribe Orlando, (Editorial Lumen), una
fantástica biografía de Vita Sackville-West, la mujer que
ella amaba. En Orlando , Woolf ilustra, sin la menor duda, aspectos de
una historia de narración lesbiana, es decir, revela los principios
culturales dominantes de su época sobre la representación
de las relaciones entre mujeres.
Orlando, la protagonista, es una escritora de clase media-alta
y nada convencional , aun así, sucumbe al espíritu victoriano
y se casa. A pesar de esta aparente claudicación, su pluma no dejará
de hilar párrafos "inapropiados" para lo acostumbrado según
sus contemporáneos. Irónicamente, el matrimono le proporciona
la libertad necesaria para distanciarse de la tiranía literaria
heredada del siglo XIX, y así poder contarnos su historia, una historia
lesbiana.
Pero esta Orlando, aun viviendo en la comodidad que le proporciona
su estatus social y su vínculo matrimonial, no está exenta
de ser señalada y reinformada por una sociedad conformista y puritana
, que se le echa encima a través de los imperativos (hetero)sexuales.
La historia de este personaje, en sí mismo, muestra como se vertebran
las políticas de interpretación de una época donde
las mujeres y las lesbianas, y en concreto las escritoras lesbianas, pueden
ser neutralizadas; es decir, ni vistas, ni escuchadas, ni leidas como tales.
Woolf, no sólo dedicó este libro a Sackville-West,
sino que también incorporó fotografías y poemas de
su amante. Entremezcla hechos de sus vivencias personales con una creación
narrativa, aspectos éstos que en ningún momento deberían
plantear ni la más mínima duda sobre la autoría de
una escritora lesbiana que crea un texto lesbiano. Sin embargo, Orlando
no fue "oficialmente" leída como un novela lesbiana hasta cincuenta
años después de su publicación, cuando en 1988, esta
obra es el tema principal de debate en el primer foro de crítica
literaria
lesbiana en los Estados Unidos. Este tipo de "olvidos" han sido
más o menos habituales y han funcionado como una herramienta efectiva
de control social.
El rechazo social a representar literariamente , es decir interpretar
y reinterpretar la posibilidad del lesbianismo, permite a una sociedad
determinada mantener sus condiciones bajo las cuáles el lesbianismo
es sobreentendido. Se crean así, los términos por los cuales
un texto -y por extensión un gesto, una relación, una persona-
es definido como lesbiano.
Pero, ¿qué es un texto lesbiano?, ¿cómo
podemos identificar una "literatura lesbiana" ?, ¿qué leemos
cómo lesbiano y por qué?, ¿tiene esta literatura que
ser acerca del deseo sexual entre dos mujeres, exclusivamente, para ser
considerada lesbiana?. Estas cuestiones, producidas por circunstancias
históricas y formas ideológicas, pueden sólamente
ser respondidas en términos ideológicos e históricos.
Hay textos escritos, editados y leídos como representaciones
del lesbianismo por escritoras , escritores, lectoras y lectores gais ,
lesbianas , heterosexuales etc , este es un campo donde todo el mundo parece
coincidir en la definición. Un campo de representación que
ha sido definido no hace mucho tiempo en la cultura Anglo-Americana como
sinónimo de "novela lesbiana" y , generalmente, representa una historia
de ligue protagonizada por una pareja femenina. El punto de análisis
, según esta definición, para identificar si una novela es
lesbiana o no, sería cuantificar si los personajes femeninos principales
hacen el amor o no. Se obvian otras reflexiones que inciden en la experiencia
lesbiana como muestra de una identidad en continua mutación. La
respuesta que se vertebra a través de las novelas llamadas postmodernas,
y especialmente la respuesta que da
Héléne Cixous , es que la experiencia lesbiana no
se articula sólo y a través de las relaciones específicamente
sexuales, sino que se articula a través del concepto de "feminidad",
en el establecimiento, siempre complejo, de las relaciones afectivas. Y
cuando se busca a una "lesbiana" en un texto de ficción es tan importante
la lectora como la escritora, ya que las relaciones eróticas entre
mujeres se establecen entre escritoras y lectoras, entre mujeres que escriben
sobre mujeres y lectoras que leen (se leen) a estas mujeres.
Por una combinación de razones materiales, culturales y
formales la novela es el género en el cual la representación
del lesbianismo ha sido más reconocido. Aunque, por supuesto, hay
otros campos de representación que pueden ir desde el teatro (La
noche de las tribades o Las amargas lágrimas de Petra Von Kant),
puestas en escena en teatros españoles, a la novela vanguardista
de ciencia ficción; El hombre hembra de Joanna Russ (1987, Ultramar),
describe un mundo imaginario capaz de hacer real el mejor de los sueños
lesbianos, en donde los personajes rechazan la búsqueda por parte
del lector/a de la inocente totalidad, desbarata los
dualismos de género y garantiza al mismo tiempo el deseo
de hazañas heroicas, el erotismo cálido y la política
seria. No es de extrañar pues que, para muchas, las novelas de ficción
científica feministas y lesbianas, sean actualmente la vanguardia
de la teoría feminista. También en un género predominantemente
"masculino", como lo es el de la novela negra, encontramos autoras lesbianas
de la altura de Mary Wings. En su libro , Demasiado tarde -colección
Damas del crimen (1993, Alfaguara)- , una de las mejores novelas de intriga
lesbiana, las complicidades que
desarrollan unos personajes con otros o los móviles de un
asesinato se componen bajos lógicas bien diferentes a las habituales
en este tipo de narrativa.
Desde la poesía de Safo , Poemas y Fragmentos (1993, Hiperión),
a los ensayos críticos, que se introducen paulatinamente en nuestro
país con el desarrollo de la teoría feminista. La editorial
catalana ICARIA cuenta con títulos de interés para aquellas
que deseen introducirse en una reflexión crítica de la diferencia
sexual. Merece la pena destacar dos títulos donde el lesbianismo
asume, en buena medida, el protagonismo argumentativo, me refiero por una
parte a Nombrar el mundo en femenino: pensamiento de las mujeres y teoría
feminista, de la historiadora María-Milagros Rivera Garretas, y
por otra, a una de las últimas reflexiones que a través del
psicoanálisis realiza la francesa Luce Irigaray, Amo a ti : bosquejo
de una felicidad en la historia.
Pero en lo que a ensayo se refiere, hay que felicitar especialmente
a la Colección Feminismos (Editorial Cátedra) por reeditar
títulos ya clásicos como Política sexual de Kate Millet
o Nacemos de mujer: la maternidad como experiencia e institución
de Adrienne Rich. Por ofrecernos bocanadas de aire fresco con aportaciones
más novedosas, que van desde la reflexión que se hace desde
el feminismo-lesbiano a través de la obra de Sheila Jeffreys , La
Herejía lesbiana: una perspectiva feminista de la revolución
sexual lesbiana, a los debates más polémicos, originales
y sobretodo necesarios para mentes fronterizas, cuerpos fragmentados y
espíritus nómadas, que propone por una parte, Donna Haraway
con su cyborgiana analítica de la postmodernidad en Ciencia, Cyborgs
y Mujeres: la reinvención de la naturaleza, por otro el feminismo
de la diferencia representado en la obra de Luce Irigaray, Yo, Tú,
Nosotras, y en último lugar, una mención específica
merece una de las más reconocidas teóricas "queer", Teresa
de Lauretis, con una de sus libros, que aunque es el menos explícitamente
"queer", es imprescindible para aquellas que deseen adentrarse en el mundo
de la representación de las mujeres y lesbianas en el cine, nos
referimos a Alicia ya no. Estas tres últimas autoras no sólo
han
contribuido de manera distinguida a renovar el pensamiento feminista,
sino que han influido enormemente en la práctica política,
así como en la comprensión y representación de nuevas,
y cada vez más diversas identidades lesbianas.
En definitiva, y volviendo al hilo de la cuestión , a todo
lo que yo llamaría "literatura lesbiana", y atendiendo a los criterios
que expone Julie Abraham, englobaría una amplia producción
de textos que tendrían en común el hecho de compartir las
circunstancias históricas concretas que viven las escritoras que
las producen, tal y como lo comenzó a representar Virginia Woolf
en Orlando.
Pero dicho esto, no podemos pensar que los "escritos lesbianos"
tienen un tema y una forma fija sobre los cuales se organizan. Tampoco
estaría mal recordar que hay "novelas lesbianas" escritas por escritoras
lesbianas, pero hay novelas escritas por lesbianas que no han sido "novelas
lesbianas", y también hay muchas "novelas lesbianas" que no han
sido escritas por lesbianas.
A pesar de los últimos esfuerzos desarrollados, ni las lesbianas-feministas,
ni las teóricas "queer", han conseguido resolver el problema de
la definición de al menos dos términos cruciales para este
artículo; lesbiana y escritora lesbiana. El deseo entre mujeres
no ha sido siempre suficiente para identificar el lesbianismo, cuando ,
por ejemplo, se entiende este deseo como una distorsión o plagio
de la heterosexualidad.
En cualquier caso, no es la meta de este artículo establecer
categorías de identidad, cuando además ya han sido ampliamente
cuestionadas al ser construidas como instrumentos de regímenes reguladores.
Tampoco , es mi intención aquí fijar definiciones, en el
sentido de correctas y estables. Pero sí es uno de mis objetivos
principales plantear preguntas y elaborar, en mayor o menor medida, interpretaciones.
Inquietudes , ambas, motivadas por los argumentos que plantean
en esta dirección algunas teóricas "queer", como
Judith Butler y la ya nombrada Teresa de Lauretis, en dos de sus principales
obras no traducidas al castellano, me refiero a, Bodies That Matter: on
the discursive limits of "sex" (1993, Routledge), y a The Practice of Love:
lesbian sexuality and perverse desire (1994, Indiana University Press),
respectivamente.
En concreto, Teresa de Lauretis afirma que "las homosexualidades
femenina y masculina.... pueden ser reconceptualizadas como formas culturales
y sociales en su propio derecho...". Esta misma autora, siguiendo a Sue-Ellen
Cese observa que "tomando a dos mujeres, no a una, se hace una lesbiana",
a su vez Julie Abraham, citada anteriormente, siguiendo esta reflexión
, y considerando las relaciones entre lesbianas y literatura lesbiana pre-stonewall
dice, "toma una mujer y una novela ... Como lectora una mujer podría
interpretarse a sí misma como lesbiana, y encontrar su interpretación
del lesbianismo a través de una novela".
Lo que nos dicen estas teóricas a primera vista, es que
hemos buscado la práctica del amor entre mujeres en muy pocos lugares,
en muy pocos libros y con los ojos no demasiado abiertos. Nos están
indicando que dada una relación altamente problemática entre
lesbianismo y narrativa (lesbianismo y representación), el lesbianismo
de una escritora lesbiana podría ser constituido, en parte a través
y en el proceso de escribir ( y el de una lectora en parte en el proceso
de leer).
Demostrar los modos en los cuáles las novelas lesbianas
son constituidas fuera del marco y el análisis de la representación
dominante heterosexual; considerar las limitaciones ideológicas
que produce esta situación , así como observar los modos
de resistencia empleados por las escritoras lesbianas (para poder ser escritoras
lesbianas y tejer textos lesbianos) son tres elementos básicos para
poder responder a la pregunta: ¿hay una lesbiana en esta biblioteca?.
Dado que muchas de las mujeres que cito viven en periodos en los
cuales muy pocas se identifican como lesbianas , y para evitar posibles
confusiones a l@ s posibles lectores, considero "problemáticamente"
las obras citadas en este artículo inscritas en un género
que se puede llamar "novela lesbiana", o de manera más amplia "textos
lesbianos".
París fue Lesbiana
Aunque hubo una temprana representación del lesbianismo
(siempre en poesía), y ejemplos tempranos de la novela lesbiana
(casi siempre en francés), las obras denominadas modernas, llegan
a ser posibles, reconocibles y disponibles en Inglaterra, EE.UU, y especialmente
en Francia al comienzo de siglo XX. Será París, concretamente,
quien ofrezca a mujeres que vienen de Sarvoy, Burgundy, Londres, Berlín,
Nueva York, Indiana o California, un mundo único para la práctica
de la libertad y la creación artística. Una práctica
artística con luz propia, y sin duda
existente, pero subterránea y afectada de forma especial
por la invisibilidad y el silencio. El París de los años
20 y 30, lleno de clichés y mitos enraizados en la imaginación
popular, y que tradicionalmente ha enfatizado la cultura del macho y del
genio artista que vive a través del consumo libertino del alcohol
y otras drogas, y, de la explotación sexual de las mujeres. Frente
a ellos, la experiencia de libertad que tienen las creadoras que se instalan
en la Orilla Izquierda del Sena será bien distinta, tal como se
puede deducir de sus biografías y escritos.
De esta primera época, post-Wilde y pre-Stonewall, destacamos
las siguientes autoras, que formaban parte del Grupo Bloomsbury, : Vita
Sackville-West aristócrata inglesa de vida apasionada y confesa
lesbiana, escribe en 1931 Toda pasión apagada (1990, Alfaguara),
y no casualmente se aprecia en esta obra la influencia de la Woolf. Violet
Trefusis , mantuvo una (in)tensa relación amorosa e intelectual
durante toda su vida con Sackville-West , documentada en Cartas de amor
a vita (1990, Ediciones Grijalbo). Y, Virginia Woolf que, como hemos dicho,
escribe una de sus novelas más célebres, Orlando, como homenaje
a Vita que se vestía de
hombre para pasear con su amante Violet Trefussis .
Al otro lado del Canal de la Mancha, en París, Colette,
escribe cientos de relatos cortos, novelas y ensayos, muchos de ellos disponibles
hoy en España, títulos como "Claudine en París", "Claudine
se va" o "Duo" se encuentran editados por Anagrama. Sin embargo, no está
traducido Le Pure et le Impure, en el cual Colette inmortaliza la sociedad
lesbiana del París de los años 20. Radclyffe Hall (?John?)
escritora inglesa, famosa por ser la autora de la novela lesbiana más
controvertida de la época, The well of loneliness (1928), traducida
al castellano con el título El pozo de la soledad (Editorial Ultramar).
Adrienne Monnier, editora y escritora francesa que promovió las
vanguardias literarias de los años 20 desde su librería ,
La maison des amis des livres. Gertrude Stein, de origen norteamericano,
acompañada durante toda su vida por su musa, secretaria y mecenas
Alice B. Toklas, es una de las escritoras más prolíferas,
escribe numerosos libros especialmente entre los años 1908 y 1946.
En la editorial "Horas y Horas" promovida por la Librería de Mujeres
de Madrid, y en su, relativamente reciente, colección de literatura
lesbiana "La Llave la tengo Yo" se encuentra desde 1993 su primera obra
de caracter autobiográfico y la más explícitamente
lesbiana, que Stein se negó a publicar hasta después de su
muerte, Q.E.D. "Quod Erat Demonstrandun" (Las cosas como son).
Una de las más grandes, incluso reconocida dentro de los
cuestionables parámetros literarios impuestos por el Canon, es Djuna
Barnes. Barnes escribe en 1936 no sólo una novela , sino una novela
muy buena, El bosque de la noche (1987 y 1988, Editorial Seix Barral).
Una de las novelas lesbianas formalmente más compleja, de contenido
arriesgado y meticulosamente reflexionado y documentado. Barnes no solamente
nos hace recordar en esta obra su loca pasión por Thelma, sino ,
y sobretodo, desafía y critica la teoría freudiana y sus
principios sobre el
complejo de castración y la envidia del pene, casi al unísono
que esta teoría salía a la luz. Con esta novela se inicia
la deconstrucción de los principios freudianos, principios que han
contribuido de manera singular a patologizar el cuerpo femenino como histérico
y depresivo , o a definirlo como un objeto pasivo de deseo para satisfacer
la libido de un sujeto activo masculino. En El bosque de la noche los personajes
circulan en los márgenes, no se cae en esencialismos, ni
tampoco encontramos un modelo de lo bueno y de lo correcto a seguir,
hay conexiones múltiples, azarosas, como en la vida real. Barnes
sabe que su imaginación creativa no es "como dios manda" y desde
el principio al fin , en la noche y en su bosque, nos hace sentir curiosamente
incómodas.
También en esta época escriben y conviven en el París
lesbiano y vanguardista de entreguerras, como casi todas las nombradas
anteriormente, la escritora inglesa Dolly Wilde, la periodista del The
New Yorker, Janet Flanner, la editora, novelista y poeta Solita Solano,
la poeta inglesa de "expresión francesa" Renée Vivien , sobre
la que María-Mercé Marçal basa su primera novela La
pasión según Renée Vivien (1995, Seix Barral) . La
escritora inglesa, Nancy Cunard, fundadora de la vaguardista Hours Press,
Mina Loy poeta modernista inglesa que publica sus trabajos en
revistas literarias , Jane Heap Co-editora, con Margaret Anderson,
de The Little Review y agente literaria de Gertrude Stein, y por último
cabe destacar la presencia de la poeta y novelista H.D (Hilda Doolittle)
implusora del "Imagism" .
Mujeres con energía creativa y talento, mujeres , éstas
y otras, con una pasión por el arte y la literatura, mujeres sin
obligaciones con sus maridos o hijos , simplemente porque no los tenían.
Mujeres que amaban tanto París como la libertad que ellas
le ofrecían a esta ciudad. Mujeres bajo la sombra que les produjo
durante décadas el brillo de las historias, un tanto engrandecidas
y no exentas de sexismo, de sus contemporáneos artistas varones.
Desafortunadamente, ninguna ciudad después de los años
30 tuvo la suerte de París , sin embargo, y a pesar de las huellas
brutales que dejó el nacismo sobre los cuerpos y las consciencias
disidentes, de las cuales las lesbianas formaban parte, tal como lo relata
Erica Fischer en su libro Aimée y Jaguar: una historia de amor,
Berlín 1943 (1994, Seix-Barral) , las escritoras lesbianas y la
literatura lesbiana continuan su andadura en el aire de nuevos tiempos
pero también en la trama de la vida .
La norteamericana Mary Renault , Un muchacho persa (1992, Grijalbo)
y Alexias de Atenas, (1995, Edhasa), continúa publicando hasta los
años 70, aunque había comenzado a publicar en 1939. Se preocupa,
al igual que la Woolf o Stein, por la posición narrativa siempre
problemática para una escritora lesbiana, pero sobretodo le preocupa
la representación de las relaciones como romance, de esta forma
utilizará la "historia" ( la Grecia antigua, Persia etc) como base
para escribir novelas sobre relaciones homosexuales. Se acerca al cortejo
del romance y se convirtie
en una de las escritoras lesbianas más conservadora , aunque
sus dificultades con las asunciones que la historia oficial le brindaba
sobre el género, le produjeran fuertes quebraderos de cabeza .Jane
Bowles, escribe con 24 años y publica en 1946, Dos damas muy serias,
1981 Anagrama), el nomadismo que caracterizó su vida se refleja
en esta novela. Relata el itinerario de dos mujeres en busca de su identidad,
este itinerario le permite a Jane tejer con sus personajes principales
una
identidad lesbiana. Margarite Yourcenar recrea en toda su obra
, desde el exilio interior que le ofrecía su vida como lesbiana,
la cual se convirtió en una de sus fuentes principales de inspiración
para la búsqueda de la propia sensualidad y de la libertad para
expresar los propios afectos y la propia sexualidad . Está búsqueda
la cuenta, casi siempre a través de personajes "masculinos", en
una larga carta, Alexis o el tratado del inútil combate (1992, Alfaguara-Bolsillo),
y en Cuentos orientales (1994, Alfaguara) pero también cuando se
detiene en la vida de ese hombre solo en
Memorias de Adriano (1983, Edhasa). En 1940, Carson McCullers conoce
en Nueva York a una joven suiza, de este encuentro dice, "apenas ver aquel
rostro, supe que me obsesionaría hasta el final de mis días".
En esta época Carson se divorcia de su marido y comienza su gran
pasión por escribir, su delirio literario. El 14 de febrero de 1941
aparece Reflejos en un ojo dorado (1981, Bruguera y Seix Barral) , un libro
dedicado a su amante Annemarie y que fue tachado de indecente al desbordar,
página tras página,de lirismo homosexual. Diez años
más tarde, en 1952,
Claire Morgan, una escritora que nadie conocía, publica
una novela bajo el título, El precio de la sal, pero realmente detrás
de esta novela de amor e intriga entre mujeres, y además con final
feliz, se encondía una famosa escritora policiaca neoyorkina, Patricia
Highsmith. Hoy, esta novela está publicada con el título
de Carol (1997 Anagrama).
A partir de ahora lo leerás diferente
La Revuelta de Stonewall (Nueva York, 1969), es ya un hito histórico
para el conjunto del movimiento de lesbianas y gais en Occidente. Muchas
cosas cambiarán desde este momento, también la producción
literaria de lesbianas y gais. En este sentido, se habla de una literatura
Pre y Post-Stonewall. Sin duda alguna, aunque no será el caso de
España que todavía vive bajo los efectos de la Dictadura
Franquista, las posibilidades culturales y materiales de lesbianas y gais,
cambiarán profundamente y se verán favorecidas a finales
de los años 60.
Los movimientos de liberación de mujeres y de homosexules,
no sólo crearon nuevos vínculos sociales, sino que ofrecieron
a un público literario, cada vez más comprometido, nuevas
composiciones que problematizaban la sociedad dominante. Se criticaba la
hostilidad, la autoridad e incluso el poder que esta sociedad ostentaba.
La mordaza que estaba sellando los labios de las mujeres lesbianas salta
en pedazos y el acto de nombrar y crear , aunque siempre problemático,
no sólo se hace público sino que también, y con todas
sus contrapartidas, se identifica.
En los años que nos separan del inicio de esta revuelta,
(¡y que no concluya , por favor!), mucho es lo que se ha visto transformado.
Ha sucedido lo que tenía que suceder para que con cada vez más
frecuencia, se hable de escritoras lesbianas, de editoriales y librerías
de lesbianas y gais, de teoría queer, de mercado rosa, de cine camp,
de "bollozines" y "fanzines" o de estudios culturales sobre lesbianas,
gais o transexuales en muchas universidades. Evidentemente, ni es oro todo
lo que reluce, ni tampoco alumbra igual en cualquier dirección.
En el Estado español , lo mismo que nos han contado otras
tantas veces para otras tantas cosas, llevamos un cierto retraso con respecto
a otros países de nuestro entorno, y no precisamente en el reconocimiento
de derechos, que aunque todavía son insuficientes no nos diferencian
significativamente de nuestros vecinos europeos, sino más bien en
procesos de cambio social que permitan expresiones diversas y modos de
vida diferenciados. Si la lesbofobia es una práctica cotidiana a
la vez que la relaciones afectivas entre personas del mismo sexo sigue
constituyendo el tabú de los tabues, no es de extrañar que
haya una producción mínima de literatura lesbiana escrita
por lesbianas españolas . Dadas estas circunstancias también
es explicable que todavía se hable con cierta timidez, o bien se
mantenga en silencio textos lesbianos publicados en castellano.
Aun así, y afortunadamente, ya nada es como era.
Pese a dos décadas de andadura democrática, las lesbianas
han tenido que esperar a los 90 para contar con dos editoriales que se
definen abiertamente como lesbianas. Me refiero en primer lugar, a la citada
anteriormente, "Horas y Horas" con su colección "La llave la tengo
yo" , y en segundo lugar a la reciente editorial gay y lesbiana, "Salir
del Armario". La primera tiene ocho títulos disponibles, de escritoras
de diferentes nacionalidades , y salvo Stein, son todas escritoras noveles,
a penas conocidas hasta este momento en España. Son todas novelas
ágiles y de fácil
lectura: la escritora Rita Mae Brown construye un relato de carácter
autobiográfico , Frutos de rubí: crónica de mi vida
lesbiana, donde predomina la denuncia social y la lucha contra el racismo
y la lesbofobia en EE.UU . Anne de Bascher firma con pocas palabras su
primera novela, Dilemma, autoeditada en Francia . Una novela de tipo psicológico
e intimista, donde una esposa y madre, aparentemente satisfecha, abandona
estos papeles que considera impuestos, una vez que descubre y quiere satisfacer
sus deseos y sueños lesbianos. Terremoto, de Sheyla Ortiz , Cris
& Cris y Pasiones de la argentina Mª Felicitas Jaime, son tres
novelas que obvian
reflexiones y no van mucho más allá de la expresión
de su buen humor bollero. Mucho más romanticonas son, En otras palabras
de Claire McNab o Pintando la luna de Karin Kallmaker , ambas publicadas
en la editorial "Salir del armario", pero, por si a alguien le quedaba
la duda, hay adolescentes y jóvenes lectoras lesbianas , público
insatisfecho que busca recreo para sus primeros despertares amorosos.
La literatura erótica, género considerado inmoral,
pero que a menudo alimenta en secreto (y el secretismo) las fantasías
reprimidas de esos mismos censores inmorales, tiene en la colección
"La sonrisa vertical" (Tusquets), su aliada más dulce o perversa.
Varios son los títulos que indagan en las relaciones eróticas
y en los goces carnales que envuelven las relaciones lesbianas. Títulos
conocidos como Historia de O de la francesa Pauline Réage, dan paso
a fetiches sofisticados y a
juegos sadomasoquistas donde Jean de Berg (pseudónimo bajo
el cual se esconde una escritora) parece sentirse en su salsa; La imagen
y Ceremonia de mujeres son dos de sus "historias de amor" entre mujeres.
En 1995, Irene González Frei, autora que firma con pseudónimo,
gana el Premio La sonrisa vertical con Tu nombre escrito en el agua , apenas
nada se sabe de ella, que ha preferido mantenerse en el armario del anonimato
literario, inexplicable decisión, cuando la "etiqueta lesbiana"
parece no sólo ser garantía de ventas, sino que además
ha llegado a las puertas
de las más altas instituciones del estado y se codea con
progresistas y conservadores en un momento donde la tolerancia se ha convertido
en un atributo de moda. En cuanta a esta novela recae en ella el mérito
de ser una de las primeras escritas en lengua castellana explícitamente
"lesbiana". Sin embargo, lo importante terminan siendo las decepciones:
la crudeza sexual ,el martirio al que someta a las protagonistas, un final
, continuamente anunciado, trágico y humillante, y el regalo penitente
del epílogo , termina robándo, incluso a las fantasías
más masoquistas, el placer de pasar un rato entre sus páginas.
Si la Hihtsmith celebraba con Carol, los aplausos de un buen final y además
feliz , y de esto ya hace más de 50 años, el viaje hacia
Roma al que nos conduce Gonzalez Frei termina convirtiéndose en
la casa de los horrores para un imaginario
lesbiano harto ya de tristezas, victimas, lamentaciones y prohibiciones.
Elegante en su prosa y llena de matices hilados al ritmo de un
aparentemente tranquilo Mediterraneo, se nos descubre la obra de Esther
Tusquet, El mismo mar de todos los veranos (1981 , Lumen y 1990, Anagrama).
Esther Tusquets, que nunca ha definido su literatura públicamente
como lesbiana, es reconocida fuera y dentro de nuestras fronteras como
una de las principales representatantes de una literatura lésbica.
Las relaciones de complicidad entre mujeres forman la base de la trama
narrativa de su obra, en la novela citada nos cuenta una historia de deseo
y afinidad entre mujeres maduras que viven entre la hipocresía y
mediocridad de la
burguesía catalana. Esta afinidad también impregna
la novela de Carmen Martín Gaite Nubosidad variable (1992 , Anagrama).
Aunque cada vez son más los espacios de representación
ganados a la cultura dominante por las prácticas contraculturales
que ejercen identidades periféricas, no podemos decir que la cultura
lesbiana y gai en el Estado español tenga la misma incidencia que
en otros países. La literatura anglosajona y la latina-chicana es
la que nos ofrece las mejores versiones de la disidencia sexual .
Dispersas en varias editoriales se encuentran una serie de novelas
que construyen una genealogía literaria lesbiana alternativa. La
deconstrucción del término lesbiana en la llamada "literatura
lesbiana postmoderna" , la representación "queer" de identidades
transgénero y la resistencia política de nuevos cuerpos "homosexuales"
que transforman contextos de opresión específicos, son los
temas principales que definen a esta nueva generación literaria.
La Pasión (1987, Edhasa) y Escrito en el cuerpo (1992, Anagrama)
, son dos de las obras más relevantes de la famosa escritora inglesa
Jeanette Winterson. La posición narrativa más inmediata que
adopta Winterson es jugar, juega a los naipes en la ciudad de los disfraces.
Juega con el género de sus personajes retando continuamente una
identidad lesbiana representada tradicionalmente como fija y monolítica.
Escrito en el Cuerpo contiene una particular
representación de lo que es una lesbiana, frente a un sujeto
unificado nos presenta la fragmentación del cuerpo y del deseo en
en un conjunto de experiencias discontinuas. Las historias que construye,
con claras influencias de Djuna Barnes, son historias ambigüas donde
se rompe al sujeto a la vez que la figura que lo encarna, creando así
efectos de una realidad virtual donde el cuerpo no está presente.
El deseo se proyecta "electrónicamente" a través de conexiones,
si el deseo tiene una parte de materialidad en otras novelas, aquí
esta materialidad se pierde. El cuerpo no es una definición médica
y el deseo es riesgo, es el miedo incorporado en
una relación, es el miedo a incorporar un cuerpo femenino
en otro, es el miedo a apostar el corazón todavía más
lejos por esa necesidad constante de Sentir. Pero este miedo no se construye
como negativo y opresivo, desear en la pérdida no es lo mismo que
desear la pérdida.
La novelas postmodernas inscriben el deseo en narrativas postmodernas,
el deseo conecta con la idea de intensidad, de textura, de expresión,
de cambio . Frente a las novelas modernistas donde el deseo conecta con
el pasado , la memoria, la familia, en Winterson es un continuo movimiento
hacia el objeto deseado. Establece resistencias a que el deseo se establezca
en una relación confortable y "normal", la pasión y el deseo
entre mujeres en estas dos novelas se ubican en un
espacio-tiempo de crecimiento: "en algún lugar entre el
sexo y el miedo está la pasión".
En 1958, un año antes que Janette Winterson, nace en Nueva
York, Sara Shulman. Escritora contestataria , profesora de literatura en
la Universidad de Columbia y activista en dos de los más importantes
grupos de acción política que han surgido en EE.UU a finales
de la década pasada, ACT UP y Lesbian Avengers.
Shulman tiene dos novelas traducidas al castellano Gente en apuros
(1993, Alfaguara) y Empatía (1995, Alfaguara). Las lesbianas y gais
que habitan la primera novela, nos hablan desde el Lower East Side neoyorquino
de los años ochenta, cuando el "sueño americano" se convierte
en miseria, degradación y muerte después de años de
lujo televisado y de promesas triunfantes de un sistema opulento y victorioso
tras la caída del muro de Berlín. Pero lejos de la resignación
y la autolamentación, los personajes de esta novela se organizan
para resistir y salir a las calles de un Manhhatan que desprende el hedor
de la homofobia y el dolor entre sus rascacielos, para denunciar una aniquilación
que consideran programada, el SIDA. Esta Gente en apuros se descubre a
sí misma y frente a las demás, desnudando sus sentimientos,
incluso en tiempos de rabia la ternura es posible y el amor entre locazas,
maricones y bolleras se convierte en la mejor vacuna contra una sociedad
que les intenta aplastar hasta la muerte.
En Empatía , aunque permanece el mismo fondo social de la
novela anterior, los Estados Unidos inmediatamente posteriores a la era
de Reagan y Bush, Shulman se enfrenta al psicoanálisis de Freud
con ironía y humor. Ridiculiza la visión que Freud tiene
sobre el lesbianismo; "una lesbiana sólo puede existir en relación
con el hombre, o porque quiere ser un hombre o porque le odia profundamente"
, y le da la oportunidad a Anna O. y Dora, dos de sus pacientes históricas,
de alzar su voz contra él y resolver con elegancia y sencillez lo
que para Freud era una enfermedad
psíquica. Doc el psiquiatra de la novela , aprende a través
de Ana (representa a Anna O.) , la protagonista, lesbiana judia que se
enamora de Dora (la otra paciente de Freud y que da nombre a su estudio
sobre la histeria femenina).
Tanto la narrativa de Winterson como la de Shulman, exigen a las
lectoras/es no sólo que no se mientan a sí mismas/os , sino
también que sean capaces de enfrentarse a la complejidad de una
existencia lesbiana que se opone a ser normalizada, al unísono que
plantea una existencia específica.
En los huecos fronterizos que hay entre un idioma y otro, entre
un país y otro, entre lo blanco y lo negro, lo que está arriba
y lo que está abajo, se encuentra la literatura lesbiana latina-chicana.
Apenas conocida en España y de creciente difusión en EE.UU
y México. Moverse más allá de las barreras que reinforman
las naciones, de las reglas gramaticales que registra un idioma (muchas
escriben en espanglish) y articular su existencia a través de las
diferencias de clase , raza
y deseo sexual son aspectos presentes en un conjunto de escritoras
tan unidas como diversas: Gloria Anzaldúa , Boderlands/La Frontera
(1987, San Francisco, Spinsters/ Aunt Lute) y Making face, Making soul/
Haciendo cara: creative and critical perspectives by women of color (1990,
San Francisco , Aunt Lute Books) , Cherríe Moraga, Loving in the
war years: lo que nunca pasó por sus labios (1983, Boston, South
End), Cristina Peri Rossi , Evohe (1994, Washington DC , Azul Editions),
y la tejana Emma Pérez con su primera novela Gulf dreams (1996,
Berkeley: Third Woman Press) , en la cual inscribe el deseo en una historia
personal y social, en imágenes, sonidos y percepciones, en la resistencia
a la violación, y en la esperanza de sobrevivir dentro de los sueños
que se tejen dentro de la propia escritura, dentro de la vida. Todas ellas,
tienen nombres que no deberían pasar desapercibidos.
El lenguaje en muchas de estas novelas es una quimera entre el
inglés y el español, ambos lenguas de conquistadores, que
afirma el cuerpo lesbiano de color contra la posibilidad de ser señalado
por el padre blanco. Reescriben la historia de la Malinche "madre de la
raza ´bastarda´ ", "mestiza del nuevo mundo", se exploran temas
de identidad cuando nunca se ha tenido una lengua materna (un lenguaje
original), cuando nunca se ha vivido en la armonía legítima
de la heterosexualidad como cultura. El tema central en las obras citadas
anteriormente es la relación
de estas mujeres de color con la escritura , donde el deseo lesbiano
es inventado y recreado dentro de la propia palabra, de cada una de las
palabras que se seducen y se suceden en sus historias. En este sentido,
Donna Haraway habla de la contribución de estas escritoras a la
heteroglosia Cyborg.
En una narrativa más realista, y con demasiados clichés
para mi gusto, se encuentra la novela de Terri de la Peña, Margins
(1994, Seattle: Seal Press) , articula la diferencia sexual de "la lesbiana
chicana" a través de estereotipos normativos impregnados de ideología
socialista. No ha llegado a mis manos la novela de Sylvia Molloy, En breve
cárcel, (1981, Seix Barral) , así que digo lo que sé
, que existe (y ya es decir ).
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