LA LUZ
propiedades de los cuerpos y transformarse a su vez en otros tipos de
energía. Los cuerpos que la emiten se denominan fuentes luminosas, y
pueden ser naturales, como las estrellas, el fuego o ciertos animales, y
artificiales, como las bombillas. Se propaga en línea recta, en todas
direcciones y a una enorme velocidad, que alcanza los 300.000 km./s en el
aire y en el vacío y los 225.000 km./s en el agua.
Su naturaleza interesó al hombre desde la antigüedad. En el s. XVII
Newton* propuso la primera teoría científica sobre ella, conocida como
teoría corpuscular, y la consideró como un flujo de pequeños corpúsculos
o partículas emitidas por los cuerpos luminosos. Su hipótesis explicaba
satisfactoriamente fenómenos como la propagación rectilínea y la
reflexión, pero no conseguía en cambio aclarar otros, como el de la
refracción. El holandés Huygens, contemporáneo de Newton, creó la
teoría o modelo ondulatorio de la luz, que la describía como un fenómeno
producido por ondas emitidas por los cuerpos luminosos.
Como todo fenómeno ondulatorio tiene la propiedad de la refracción,
se abandonó la teoría de Newton y se aceptó la de Huygens, que además
fue corroborada por una serie de experimentos realizados en el s. XIX. La
principal laguna de la teoría ondulatoria radicaba en que, si era cierta la
hipótesis de que toda onda necesita para trasladarse un medio natural,
quedaba entonces sin explicación convincente el hecho cierto de que la
luz se propaga también en el vacío.
El descubrimiento en 1878 de las ondas electromagnéticas, que no
necesitan ningún medio material para su propagación, solucionó el
problema y desde entonces se consideró que la luz era un tipo de onda
electromagnética. Pero el descubrimiento a fines del s. XIX del efecto
fotoeléctrico cuestionó duramente la teoría ondulatoria: se comprobó que
al incidir la luz sobre ciertas sustancias producía una descarga inmediata
de electrones, cuando según la teoría de Huygens la sustancia sólo podía
irradiar electrones después de un cierto tiempo.
A principios del s. XX, Max Planck propuso la teoría cuántica, según
la cual la energía no pasa de un cuerpo a otro de forma continua, sino en
pequeñas cantidades indivisibles llamadas cuantos. Basándose en ella,
Einstein elaboró un modelo para la luz aceptado hoy por la comunidad
científica: la luz es una corriente de pequeñísimos cuantos de energía,
llamados fotones, que al propagarse se comporta como una onda, ya que
los fotones van tan juntos que se reparten de una forma continua.