La Lágrima.
Trancurría el año de 1.966. En Carora las mujeres admiradas eran tributadas con bellas serenatas. tal era la costumbre. Pero el relato que aquí traemos no es precisamente una bella serenata.
Por aquella época, estaba muy de moda, el hit parade como dicen ahora, una canción titulada "La Lágrima" interpretada por Oscár Santana, solista de la Orquesta "Los Melódicos". "La Lágrima" era la melodía impelable en las rock-olas; fiestas familiares y serenatas.
Los pavos, los jóvenes, de la época en Carora, entre muchos otros, eran Arsenio y Anibal González, Francisco (Chico) Noguera, Aldemaro González. Estos, junto a otros compañeros de estudios, constituían un sexteto de adoslecentes inseparables y tremendos.
Los seis muchachos se sentían fuertemente atraídos por una hermosa dama, también compañera de aula, allí en el Liceo "Egidio Montesinos". Esta última era cariñosamente conocida como Chavela Lozada. Era Chavela una mujer en realidad no muy bella, pero con mucho ángel, con mucho 'feeling' tal como se decía a la sazón.
Sus admiradores, antes mencionados, una noche decidieron llevarle una serenata. Tanto por la moda como por el tema la canción predilécta fue "La Lágrima" de Oscár Santana. Aquella noche esta melodía fue interpretada seis veces; a la razón de una vez por cada uno de los serenateros enamorados de Chavela.
Vivía Chavela en el callejón Rivas entre las carreras Carabobo y Contreras, en una casa con jardín y porche. Era una mujer en realidad no muy bella, pero tenía un angel, un feeling que atraía a cualquier varón. Entre sus admiradores estaban los ya referidos. Estos, como buenos galanes, decidieron un día llevarle una serenata. Aquella noche interpretaron varias canciones románticas, pero la que más sonó, tanto por el raiting en la radio como por el tema, fue una canción interpretada por Oscár Santana, solista de la Orquesta "Los Melódicos", "La Lágrima".
Aquella noche "La Lágrima" fue interpretada por todos y cada uno de los admiradores de Chavela, empezando Arsenio González y terminando en el turno Chico Noguera. Pero el esfuerzo y la insistencia de los trovadores por ver a su doncella en la ventana no valieron de nada, pues la muy arrogante dama no se dignó en levantarse de y menos de agradecer tan cara deferencia, tal como era la costumbre. Ante tanta apatía e indiferencia los serenateros, que antes habían estado bebiendo y comiendo en El Campestre", decidieron hacer todos su "necesidad" fisiológica unos trás otro en el exacto punto que lo hizo el primero. De modo tal que al terminar el último de la partida se había formado una inmensa plasta de...
Al día siguiente, al amanecer, el padre de Chavela, conocido como el cabezón Lozada, que muy temprano salía para el trabajo y en la noche anterior había oido las canciones dedicadas a su hija; percibió un fuerte y desagradable olor cuyo origen pronto lo desconcertaría. La plasta dejada por los cantantes era vulgarmente grande y al verla exclamó, con rabia y cinismo: "Chavela ven a ver la lágrima que te dejaron tus amigos... Les deben estar ardiendo los ojos..."
No se sabe quien limpió "las lágrimas", ni las reacciones posteriores de los involucrados. Sólo se ha oido decir que a uno de esos serenateros sus alunmos todas las pascuas coinciden en obsequiarle un frasco de colonia "Patric" cuyo lema comercial es "Para el hombre que deja huellas".
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* "Huella" en Carora es sinónimo de acciones y conductas extrovertidas, fuera del lugar, no ceñida a las normas de urbanidad, ni las buenas costumbres.
Esta anecdota es cortesia
del Lic. Orlando Alvarez Crespo.