La Maldición del Fraile
En el año de 1859, fue expulsado del Territorio Fray Ildefonso Aguinagalde, Papa Poncho, el Fraile. Además se dice que llegó a Carora en donde fue cura párroco de una iglesia y se cuenta que cuando le llevaban a alguien para hacerle los oficios fúnebres preguntaba que quien era y a que partido perteneció. Si le contestaban que había sido conservador, al tiempo de asperger el agua bendita murmuraba entre dientes: "!Agua bendita perdida, alma de godo no se salva!"
La expulsión tuvo carácter vejamen pues fue montado en un asno hembra, con la cara mirando la cola del animal, es decir, montado al revés. Así fue llevado, en medio de burlas y risas hasta los límites de lo que abarcaba el territorio. Al llegar aquí, es decir, al límite territorial, el Fraile fue apeado y entonces se quitó las sandalias, las sacudió, chocando una con otra y dijo que lo hacía para no llevarse ni un gramo de polvo de este Territorio. Después se volvió hacia donde quedaba Carora y pronunció estas palabras: "¡Malditos sean estos godos hasta la quinta generación!". Esto se conoce como la maldición del Fraile. Desde entonces, todo sería aciago, toda tragedia que afecte a una de estas familias, dicen exclamando, ¡Es la maldición del Fraile!