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Dado
el propósito de este texto creemos necesario explorar las raíces europeas de
la geografía norteamericana y, por consiguiente, analizar la influencia que éstas
han tenido sobre su posterior desarrollo; ello nos permitirá aislar los puntos
de partida y las particularidades de una geografía específicamente
norteamericana. Fueron
los clásicos europeos quienes sentaron las bases para los primeros estudios
geográficos del nuevo mundo. Las primeras generaciones de geógrafos se
limitaban a transmitir a sus alumnos la herencia geográfica europea y adaptarla
a sus trabajos de exploración, descripción y clasificación de las zonas aún
no colonizadas. Sin embargo, basta 1910 no se creó el primer departamento
independiente de geografía que se atribuye al geólogo W. M. Davis en la
Universidad de Harvard. Con
la excepción de Quebec, fuertemente vinculada a la tradición francesa, la
geografía norteamericana, después de la independencia se hallaba bajo la
influencia de las escuelas alemanas e inglesas aunque, de hecho, en los siglos
XIX y XX dominaron las ideas anglosajonas. Ciertos
conceptos e ideas de las ciencias sociales que se hallaban ya en franca
decadencia en Europa, perduraban sin embargo en Norteamérica. Un ejemplo
concreto lo tenemos en la absoluta e indiscriminada adopción del enfoque
determinista por la geografía norteamericana, mucho después de que fuese
debatida en Europa la cuestión del determinismo ambiental y de la aparición de
otras alternativas como el posibilismo. Algunos de los más dogmáticos
exponentes del determinismo se hallan en Norteamérica (por ejemplo, Ellen
Churchill Semple en los años 1920). Esta tendencia fue dominante en la enseñanza
e incluso perdura en los propios libros de texto todavía en uso en las escuelas
norteamericanas. El
largo dominio del paradigma determinista en Norteamérica responde, en parte, a
una actitud particularmente pragmática de una nación en pleno desarrollo
nacionalista. El determinismo ambiental sirvió, con sus conceptos simplistas y
a veces abiertamente racistas, como justificante a la contínua expansión
territorial y dominación de las razas "inferiores" tales como los indígenas,
los negros, tos antiguos esclavos del sur y los hispano-americanos (respecto a
esto último, recuérdese la guerra mejicana-estadounidense y la expropiación
de extensos territorios de Méjico así como la "colonización" de
Cuba y Puerto Rico después). El
gran desarrollo socio-político de los Estados Unidos de la época, con su
marcado nacionalismo, aislacionismo y expansionismo, explica la utilidad política,
militar y, por supuesto, ideológica de las ideas deterministas en Norteamérica.
Siempre
se ha asociado al geógrafo de algún modo con lo militar: la más completa
colección de mapas y más tarde fotografías aéreas han sido realizados para
el gobierno y financiados por él, en particular por el Departamento de Defensa
2 . Pero
el verdadero punto de partida de la geografía norteamericana (en los años 20)
fue, aunque parezca paradójico, la creación de la escuela de ecología
cultural de Chicago por un grupo de sociólogos y economistas (Park, Mackenzie,
Burgess...). La ecología cultural con su tradición evolucionista (común también
al determinismo ambiental) desarrolló numerosas ideas de gran interés para los
geógrafos, en concreto la famosa teoría de los "anillos concéntricos"
de Burgess que tuvo una profunda influencia en la geografía. Liberados
de las restricciones impuestas por la geografía física y regional, el geógrafo
empezó a explorar los límites de su disciplina, adoptando y adaptando nuevos métodos
sobre la marcha y, por consiguiente, redefiniendo las bases de su profesión.
Encontramos entre las nuevas ideas los principios de una geografía urbana (muy
influenciados por el trabajo de L. Wirth, notable alumno de la escuela de
Chicago), el desarrollo y revisión de la teoría de la división zonal de la
ciudad (H. Hoyt) y la escuela de la geografía cultural de California (C.
Sauer). El
impacto principal de esta creciente diversidad de intereses queda reflejado en
cada vez mayor especialización de la disciplina. A la vez el geógrafo fue
aproximándose otras disciplinas de la rama de las ciencias sociales,
principalmente la sociología y economía, pero también a la antropología y
arqueología e incluso a las ciencias físicas (biología, ecología), salvando
de este modo las distancias entre disciplinas, y acercando así los geógrafos a
otros científicos sociales, a otros campos de la investigación, y a otros métodos
e ideas. Todo ello contribuyó al desarrollo de la disciplina, y desembocó
enresultados concretos tales como la preocupación por la aplicación de técnicas
y métodos geográficos a problemas prácticos, sobre todo en el área de
planificación urbana y regional. Estos
contactos llevaron a una creciente cooperación interdisciplinaria, reflejados
posteriormente en cambios en las instituciones y en los planes de estudios. Pero
al mismo tiempo, la adopción indiscriminada de ciertas ideas, métodos y teorías
nuevas, dio lugar una especie de crisis de identidad dentro de la geografía,
que quedó sin coherencia interna, sin consistencia teórica De
hecho existían razones suficientes para la no-existencia de la geografía como
disciplina independiente. Esta época, los años cuarenta y principios de los
cincuenta, fue un período de reflexión, reorientación y redefinición del
campo de la geografía. Este
estado de contusión relativa es el telón de fondo sobre al cual destacan los
primeros indicios de lo que vendría a llamarse la "revolución
cuantitativa", que no se limitó a la geografía puesto que ésta nunca ha
evolucionado independientemente de 1as otras ciencias sociales. En cierta manera
el movimiento cuantitativo fue una búsqueda de la unidad a través del método,
un nuevo conjunto de técnicas más o menos comunes todos los aspectos de una
"ciencia" geográfica moderna. *
En: Revista
GeoCrítica, 1978.- Ciclo de Davis (Universidad de Valparaiso, Indiana) |
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