Queridos Scouts:
Si alguna vez han vista la obra de "Peter Pan", recordarán cómo el jefe de los piratas estaba siempre haciendo su último discurso de despedida por temor de que posiblemente cuando llegara la hora en que habría de morir, no fuera a tener tiempo para darlo a conocer. Así me sucede a mi, por lo tanto medítenla.
He tenido una vida muy dichosa, y deseo que todos ustedes tengan también vidas muy dichosas. Estoy convencido de que Dios nos ha puesto en este mundo maravilloso para que seamos felices y gocemos de la vida. Pero la felicidad no proviene simplemente de la riqueza, ni de tener éxito en la carrera, ni dándose una gusto a sí mismo. Un paso hacia la felicidad es hacerse uno sano y fuerte cuando niño, para poder ser útil y así poder gozar de la vida cuando se es hombre.
El estudio de la naturaleza les enseñará como Dios ha llenado de cosas bellas y maravillosas este mundo para que lo puedan gozar. Estén satisfechos con lo que les ha tocado y saquen de ello el mejor partido que puedan. Vean siempre le lado bueno de las cosas y no el malo.
Pero la verdadera manera de obtener la felicidad es haciendo felices a los demás. Traten de dejar este mundo en mejores condiciones de como lo encontraron; de está manera, cuando les llegue la hora de morir, podrán hacerlo felices porque, por lo menos, no perdieron le tiempo e hicieron cuanto les fue posible por hacer le bien. "Estén listos" en esta forma, para gozar de un vida dichosa y morir dichosos: aférrense a su Promesa Scout siempre, aún cuando hayan dejado de ser muchachos. Que Dios los ayude a hacerlo así.
Su amigo,
Baden-Powell
Este mensaje fue encontrado entre los papeles del escritorio de Baden-Powell poco después de su muerte ocurrida en Nairobi, Kenia, el 8 de enero de 1914.