El primer encuentro



Cae el libro de mis manos,.... 

soñolienta, cansada,.... 

sueño con tú mirada tierna, 

mientras mí alma peregrina, 

vaga entristecida, 

entre susurros y recuerdos,

de una multitud de estrellas. 

Veo tú rostro diáfano y sereno,....

nos hacemos el amor sin descanso, 

como unos amantes jóvenes, 

que se dejan llevar 

por el aturdimiento,... 

como dos locos enajenados, 

que nos damos consuelo. 

Calmamos la sed y el hambre, 

de cariños, caricias y besos, 

sin avergonzarnos por las lágrimas, 

que llueven sobre el polvo 

cegador de la tierra, 

cubriendo nuestros duros corazones, 

que soportan el transcurso del tiempo. 

En las profundas sombras, 

quedó nuestra vida oscura,

vacía de sentimientos, 

que emergen,.... 

magestuosos,

bajo la luz de la luna,

dejando atrás,... 

nuestra edad madura. 

La gran historia de amor, 

se está escribiendo, 

desde el día que por casualidad, 

nuestras almas solitarias e hirsutas, 

al fin se conocieron.

Un mismo latir y pálpitar,...

acelerado,... lígero,...

embargó nuestros corazones,

llenándolos de retos,

esos que desafiamos juntos, 

entregándonos al amor que nació,...

en ese primer encuentro. 

                                        (Dulcedaniela 2002)