Como náufragos a la deriva,

nos encontramos tú y yo,

dos almas solitarias y vacías,

olvidados del sentimiento del amor.

Peregrinos de mil caminos,

la piel curtida de sacrificios,

como guerreros entristecidos,

deambulábamos buscando,

 aquello que nunca habíamos tenido.

La providencia o el azar,

nos puso frente a frente,

develándonos,...

que los imposibles no existen,

cuando el amor se atreve.

El amor creció dentro nuestro,

regado por ternuras y caricias,

nacidas de un único sentimiento,

que enardecido,

ardía en nuestro pecho.

Los ojos hablan el idioma del alma,

al mirarnos entendemos,

tanto amor que nos tiene atrapados,

entre emociones como en un torbellino,

que no nos deja estar separados.

Sostienes mis manos,

la piel estremecida al sólo contacto,

nos dice que estamos vivos,

por el otro turbados

y juntos estaremos siempre,

eternamente enamorados.

                                               Dulcedaniela 2003