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"Asediados -aunque su título final para España podría no ser éste- es una de las películas
más intimistas de Bernardo Bertolucci (Parma 1945): en ella reúne, en una casa de la Roma de este fin de siglo, a un
músico británico (David Thewlis) y a una joven estudiante africana (Thandie Newton)m símbolo de la mezcla de
culturas llevada a un terreno de lo más personal, aunque su mensaje no fue por todos bien entendido. Entre la prensa
cinematográfica, había quien acisaba en la historia rictus machistas e incluso un tufillo racista, lo que sorprendío
mucho al realizador. El filme, sin embargo, han encantado a la mayoría."
J.A. Gozalez Carrera, El Correo, 21 de septiembre 1998
"El director manifestó en Donostia su preocupación por no repetirse en sus trabajos, afirmando que todas sus películas
son "una reincarnacón".
No le gustan las segundas partes por "temor" a hacer "manierismo" de su propio trabajo. "La historia de mi vida es
cambiar, hacer algo diferente", aseguró ayer este grandísimo director italiano.
Cuando el espectador se sienta en su butaca para disfrutar de "Besieged", se encuentra con 10 minutos iniciales casi sin
diálogo, algo con lo que Bertolucci ha pretendido rememorar los comienzos del cine. La expresión de los rostros prima
y por ello Bertolucci puso sus ojos en Thandie Newton, con una cara que lo dice todo.
"En el cine de hoy en día hay muchas películas y poco cine" aseguró Bertolucci, quien apuesta por
directores que "se preocupan por reinventar el cine". Perdido el interés de los 60 por preguntar "¯ qué
es el cine?", del panorama actual Bertolucci destacó nombres como Martin Scorsese, David Lynch o Pedro
Almodóvar.
(...) Ante algunas voces airadas que calificaron su último trabajo como de "machista" y "racista", Bertolucci no
perdío los papeles y se remitió a la misma cinta para argumentar su respuesta y dejar bien claro que dichas
acusaciones carecían de fundamento, algo que también corroboró Thandie Newton quien aseguró
que quien así opina es "porque ha visto la película dormido".
Arantxa Lopetegi, Deia, 1998 Irailak 21
"Algún bienintencionado amigo ha intentado explicarme la hondura, sutileza y poesía de su argumento, pero mi
embrutecimiento estético y moral sigue sin enterarse. Yo sólo he visto un relamido, aburrido y pretencioso muestrario
de supuestas sensaciones emocionantes, adornado con absurda ralentización de la imagen para buscar lirismo, movimientos de
cámara tan lujiosos como autosatisfechos, imágenes ridículamente simbólicas, elipsis
dramáticas y narrativas al alcance de los spiritus rafinados, interminables planos de escaleras y de pies.(...) Lo que
más me jode es que el emotivo piano de McCoy Tynner me prepare durante cuatro minutos para darle entrada al insustituible
saxo de Johm Coltrane en la impresionante versión que hicieron de My favourite thing y que el cabrón de
bertolucci corte el plano y la música antes de que suene la conmocionante voz de un poeta de verdad como Coltrane. El poeta
de mentira que es Bertolucci sentiría comprensibles celos, y me priva de la única sensación hermosa en una
película idiota. Perdón, artística."
Carlos Boyero, El Mundo, 21 de septiembre 1998
"Besieged" coge la más estúpida, vulgar, sobada e incinsciente frase de un hombre enamorado y la convierte en algo
tan extraordinario como la pura verdad. Él le dice a ella: "Te quiero y haría cualquier cosa por ti"; es decir, una aparente
frase hecha que suele ir seguida por palabras huecas y promesas fatuas y a todas luces incumplibles como "la luna", "el sol", "el
mundo entero" y sandeces de ese estilo para bocas bobas y oídos cursis. Pues, Bertolucci construye el sutilísimo
puzzle de un enamoramiento a partir de esta complicada premisa.
(...)La cámara de Bertolucci recoge con precisión y maestría el crecer de los sentimentios del hombre,
mediante el proceso químico de sus miradas y sus acercamientos torpes y quebrados como de caballo de ajedrez (...).
E. Rodrìíguez Marchante, ABC, 21-1-98
Bertolucci se emplea a fondo y se desnuda sin pudor. Su cámera persigue obsesivamente a estas criaturas.Su mirada indaga con pudor en los resortes de una historia de amor que avanza en trompicones, en medio del desconcierto de sus propios protagonistas: no hay reglas, no hay coordenadas a las que aferrarse. Como en la nueva Europa del presente y del futuro, hay que buscar referentes