Hasta entonces, Juan había sido un chico normal; estudiante, buen deportista,
en cierto modo agraciado.
Nada de aquello se reconocía ahora en aquel enfermo postrado en aquella cama del hospital.
Su vida, o lo poco que le quedaba de ella había dado un vuelco desde que le
comunicaron su enfermedad.
A pesar de su juventud, quiso estar siempre enterado de lo que le sucedía, no de los detalles mas técnicos,
ya que su cáncer tenia un nombre muy raro para cualquier profano en medicina,
a él solo le interesaba en que le iba a afectar. Una o dos semanas, esta fue la fatídica
sentencia dictada por su especialista en medicina interna.
Como para cualquier otra persona aquello supuso un derrumbamiento anímico de Juan.
Ahora, si los médicos no se equivocaban, y por su aspecto parecía que no, le debían quedar apenas unos días.
Lo avanzado del cáncer, fue el causante de su terrible desmejoramiento físico, ya apenas comía, ¿para que?.
Ni tan siquiera parecía la sombra de lo que era antes.Un tradicional !Hola! ¿como estas? rompió el silencio fúnebre de la habitación,
él no se giró, sabia perfectamente quien era. Como cada día a las 12:00, desde
que ingresó en el hospital Eva entró por la puerta con la vitalidad que la caracterizaba.
Además, su aroma, ese aroma que le volvía loco había entrado por la puerta mucho antes que ella.
Su antigua novia, como decía ahora él ya que desde su enfermedad se había negado a considerarla su novia,
Eva, deseaba pasar los últimos momentos de Juan a su lado.
A él, a pesar de decir que ya no le era posible amarla, le brillaban los ojos con la misma
intensidad que el primer día que empezaron a salir.
-Ya ves, por aquí de marcha -respondió , sin perder aun su sentido del humor.
Ninguno de los dos sabía que aquella iba a ser su ultima charla, es mas de haberlo sabido,
Juan se habría negado en rotundo a verla, no le gustaban las despedidas en plan película.
Empezaron una conversación normal, como otras mañanas. Mas bien era Eva la que hablaba,
la que le contaba las cosas que había hecho o le hacían sucedido desde que no se veían.
Juan no parecía tener mucho que contar, pero en aquel momento tomo la iniciativa diciendo:
-¿Por que no apreciaremos lo que tenemos hasta que lo perdemos?
-Creo que tiene que ver con la raza humana, somos tontos por naturaleza- respondió ella
sin dar mas importancia a la pregunta.
-Siento no haberte hecho mas feliz, tengo la sensación de haber tirado mi tiempo a la basura...
Aquello se parecía cada vez mas a una confesión, Eva empezó a emocionarse,
por que aquello no iba con la personalidad de Juan.
-Me gustaría decirte Te Quiero por todas las veces que no te lo dije
- continuo Juan con voz melancólica- pero me parece que ya no tengo tiempo...
Un angustioso silencio, lleno la habitación, silencio que ella rompió con un:
-!No importa Juan! Con que me lo digas una vez me basta.
-Te quiero.
-Gracias.Apenas unas palabras y unas miradas bastaban para transmitir todo lo que sentían.
Ahora, la habitación se lleno de una angustia tensa, semejante a la de las últimas horas
con un ser querido que se va a la guerra; guerra que esta vez parecía estar ya perdida.
Angustia de querer decir y expresar tantas cosas sin poder hacerlo.-Siempre te decía que no sabía que iba a suceder el día de mañana, que no me agobiaras con el futuro;
ahora que lo conozco, no me agrada nada -comento Juan con irónico humor negro- tenía que haber
aprovechado cada momento que estuve contigo, Me he dedicado mas a pensar que ha disfrutar de Nosotros...
Nosotros, bonita palabra, yo siempre fui Yo, nunca quise ser Nosotros.
-Juan, por favor no sigas, quieres verme llorar.
-No por favor, quiero recordarte siempre alegre. Pero es que ahora es cuando empiezo a valorar cada
segundo a tu lado, cada caricia, cada beso; ahora comprendo también lo que me decías cuando te quedabas
en silencio, mirandone, y yo te decía que me contaras algo. ¡Que sordo estaba!.
La primera lagrima empezó a recorrer el rostro de Eva, ella tampoco entendía por que había tardado
tanto en darse cuenta, además ahora, cuando parecía que no había marcha atrás. Era una lágrima de alegría,
tristeza, rabia, pero sobre todo cariño.
El como si la leyera los pensamientos continuo:
-Se que no van a volver los días que perdimos, si tuviera otra oportunidad la aprovecharía hasta el final.
Es injusta la vida, me enseña todo esto cuando ya no puedo rectificar. Me da su última lección magistral,
sin dejarme que me examine, para ver si soy capaz de aprobar.
-No digas eso, aun te queda mucho tiempo... en eso momento Eva no pudo contenerse mas y rompió a
llorar como nunca lo había hecho en su vida.
Se abrazó a Juan como queriendo retenerle, como si con su brazos fuera posible sujetarle a esta vida,
que cuando la muerte llegara viera que era suyo, y que por nada iba a dejar que se lo llevara.
Así permanecieron un buen rato.Era la hora de marcharse, Eva se secó el rostro, se miraron.
El la dijo:
-Antes de marcharte tienes que prometerme una cosa. Aprovecha cada uno de tus días, porque no volverán.
-Te lo prometo- dicho esto, Eva le dio un beso y se marchó.Evidentemente, sin saber que aquellas iban a ser las ultimas palabras que le diría.
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