He subido a la colina
nevada de los dormidos
por saber si me olvidabas,
amiga, y hablar contigo.
Bordan sobre tu cama
los abedules
bajo sus ramas de plata
sombras azules.
Sombras azules, dormida
el sueño que es nuestra vida
no te desvele.
Dulce colina nevada
con un león,
que una tarde ya lejana
vimos tu y yo.
Sigue rugiendo...¿Le oyes
en tu soñar?
Hoy ruge hacia los alcores
que hay más allá.
Dulce colina nevada
de los dormidos,
por saber si me olvidaba
a ti he subido.
Dulce colina nevada
que el sol irisa,
oí un rumor de palabras.
Era la brisa.
¡Dulce colina nevada!
¡Dulce colina!
***
Justiniano del Caño
7 de febrero de 2001.
Para hacer un abstracto,
basta un poco de nieve
y unas huellas de ganso;
o cinco golondrinas
raudas, si lo prefieres,
en el albor volando.
Justi del Caño, enero 2001