Murmullo de mies,
oreárnos la piel de olivos
y tus dedos sólo yemas.
Unción que ulula
entre poros erizados.
Lejano litoral
alma de almendros.
Miguel Angel Burriel ©
Yo he llegado a media mañana a este pueblecillo sosegado y
claro, el sol ilumina la ancha calle central, unas sombras azules
frescas caen en ángulo de los aleros de los tejados, la
iglesia con su torre de ladrillos se levanta en el fondo
destacando sobre el cielo limpio y luminoso.
Y en medio la fuente, deja caer sus tres caños con un son
rumoroso en la pila labrada.
Yo me he detenido un instante gozando de las sombras, de las
sombras azules, de las ventanas cerradas, del silencio profundo,
del ruido del agua, de la torre, del revolar de las golondrinas,
de las campanadas ritmicas y largas del vetusto reloj.
Francisco Bernal ©