Gwendolyn
Der Strassha
Proveniente de las Islas Meridionales Mi
nombre es Gwendolyn Der Strassha y esta es mi historia.
Nací hace 21 años en las tierras de las Islas Meridionales,
más exactamente en el Reino de Carn Caille, donde mi padre gobierna
ahora, pero que en otras épocas fue el reino de la familia de mi
madre. ¿Cómo es posible?. Bueno, mi historia familiar es
un poco complicada, además que nunca me fueron revelados todos
sus secretos, pues "aún eres muy niña para comprender..."
y "no son temas para tratar aún..." eran las frases favoritas
de mis padres, así que solo puedo decirles que, en la época
en que mi madre, Anghara Hija-de-Kalig, era princesa en Carn Caille, este
era un reino cuya población era completamente humana; pero cuando
mi madre volvió a sus tierras se encontró con que quien
gobernaba ahora era uno de esos extraños seres que muy poco se
habían visto por las Islas Meridionales, quienes se llamaban a
si mismos elfos.
Mi madre fue reconocida por el Rey Shuein, quien le dijo que se encontraba
al tanto de toda su historia y que había prometido no revelar la
verdadera identidad de la Hija-de- Kalig. Así mi madre, se quedo
a vivir como invitada permanente en el castillo que antes fuera propio,
pero sin ningún tipo de rencores, aunque con cierto pesar por los
recuerdos que estas paredes albergaban para ella. Mi padre, el príncipe
Kryen, se enamoró de esa belleza humana que ahora vivía
bajo su techo, y luego de mucho insistir, logró conquistarla, produciéndose,
por primera vez en estas tierras, una unión entre elfos y humanos;
logrando afianzar la armonía que comenzaba a existir entre ambas
razas, pacto de amistad que quedo así sellado para siempre.
De dicha unión soy fruto, habiendo heredado de mi madre su extraño
color de cabellos, un cobre profundo surcado por un largo mechón
blanco que lo divide, así como sus ojos violeta; de mi padre tengo
la contextura, algo que a primera vista me hace parecer sumamente frágil,
aunque en realidad no sea así, como también sus rasgos y
sus características orejas. Hasta aquí creo haber planteado
cual era mi entorno, solo me resta decirles que siempre fui una niña
muy mimada y protegida, la cual recibió la mejor educación
posible y todo el amor del mundo, pero hay algo en mi carácter
que me hace sumamente inquieta, curiosa, discutidora, actitudes que ponían
un brillo especial en los ojos de mi madre, quien enseguida trataba de
contentarme.
Me eduqué como hija única, rodeada de todos los lujos posibles,
así como de los mejores maestros (elfos y humanos) que trataron
de enseñarme todo lo necesario para convertirme en "una digna
heredera al trono"; pero tengo que reconocer que no les hice la vida
fácil. ya que la mayoría de las cosas que me enseñaban,
me parecían sumamente aburridas y mientras aprendía a cantar
y tañir el laúd, suspiraba por poder salir a cabalgar o
al patio de armas donde mi tío (Cedryn, hermano de mi padre y solo
4 años mayor que yo) estaba siendo entrenado. Finalmente, después
de mucho insistir, y con ayuda de mi tío, conseguí que me
permitieran recibir también este tipo de educación, con
la condición que solamente podría bajar al patio de armas
una vez terminados mis propios estudios y deberes, por lo que muchas veces
solo podía salir al anochecer, pero en ningún momento el
maestro de armas se quejó de perder conmigo algunas horas de descanso,
ya que el estaba absolutamente orgullosos de estar entrenando a una "princesa
como corresponde". Cedryn también vario sus horarios para
no dejarme sola en esto, lo que nos unió muchisimo mas aun.
Finalmente, al cumplir Cedryn los 22 años, decidió que ya
era momento de salir a recorrer el mundo por su propia cuenta, y un par
de meses antes de mi cumpleaños lo vimos partir. Desde ese día,
un gran desasosiego comenzó a invadirme, pero no fue hasta después
de mi cumpleaños numero 18 que los sueños comenzaron. Algo
estaba mal, muy mal, y yo no podía quedarme tranquila, así
que, luego de una semana de pesadillas constantes, tomé la decisión.
Debía partir inmediatamente, por ello, solo escribí una
esquela a mis padres, junté en un morral mis cosas mas imprescindibles,
y envolviéndome en mi capa, tome mis armas y partí.
Esa noche cabalgue sin detenerme, con la capucha puesta para evitar que
alguien pudiera reconocerme, y no me detuve hasta el atardecer del día
siguiente, en un pueblito bastante alejado de mi ciudad natal. Desde ese
día, mi vida dio un vuelco total, viéndome envuelta en muchisimas
situaciones para las que "la educación propia de una princesa"
no sirvieron de mucho, así que aprendí a valerme por mi
misma, saliendo airosa de muchas situaciones complicadas, pero otras veces
no fue así, por lo que tuve que aprender y desarrollar "otras
habilidades" que me permitieran subsistir, hasta lograr mi cometido,
encontrar a Cedryn sano y salvo.
Ya han pasado tres años desde que abandoné mi hogar y durante
este tiempo, no he vuelto a pisar mis amadas tierras de Carn Caille, en
las Islas Meridionales, pero siempre que pude envié a mis padres
noticias mías, para que supieran que estoy viva y los amo, a la
vez que, siempre que me es posible, trato de saber como van las cosas
por allí. Los sueños no me abandonan, y he conseguido determinar
un patrón en ellos. He comprobado que, cada vez que me encontraba
cerca de Cedryn, estos parecían hacerse mucho mas intensos, lo
mismo que cada vez que me encontré en peligro.
Hace dos semanas, creí haber alcanzado lo que tanto ansiaba, mis
sueños eran terribles pero a la vez me aseguraban que me encontraba
muy cerca de mi objetivo y esta vez no pensaba dejarlo escapar. Pero me
equivoque. Esa noche, cuando me dirigía a caballo hacia el campamento
donde creía que encontraría a mi tío, una extraña
Niebla comenzó a levantarse, cada vez mas espesa, envolviéndome
entera, de una manera que resultaba imposible escapar de su contacto húmedo
y pegajoso, invadiéndome hasta lo mas profundo, provocándome
un terror que, en un principio, me pareció absurdo e infundado
... hasta que la niebla se disipó y me encontré en un paraje
totalmente extraño.
Había sido transportada hacia Ravenloft. Hace poco mas de una semana
que estoy aquí, desde mi llegada he sido alojada primeramente en
la iglesia de un extraño poblado al cual arribé luego de
unas horas de cabalgar, un poblado que, en la extraña lengua que
hablan los nativos, se llama Mordentshire. Allí conocí a
un extraño grupo que, por lo que pude entender, también
fue extrañamente transportado por las Nieblas hacia aquí.
Ninguno de ellos habla mi lengua, aunque puedo entenderlos a medias, algunos
de ellos si hablan la lengua élfica, por lo que puedo comunicarme
sin problemas, a medida que voy aprendiendo el lenguaje local.
No se que me deparara el destino en este yermo paraje, pero quizá
la misma Niebla que me arrojo aquí, también haya traído
a Cedryn. El tiempo lo dirá. |