The Grim Harvest
Historia de la Formación de la Necrópolis |
Hace muchos años, el oscuro lich Azalin entró
en los brumosos dominios de Ravenloft. Extraido de su hogar en el antiguo reino
de Greyhawk por un poder que no comprendía, el gran necromante realizó una alianza
con el vampiro Strahd von Zarovich. Eso no fue una amistad, ya que ambos eran
oscuros de corazón y decididos a sacar provecho de su relación.
Sin embargo, para bien o mal, Azalin y Strahd exploraron a fondo los oscuros
secretos del Semiplano del Terror. Juntos, aprendieron más sobre el tejido de
Ravenloft que cualquier otro (salvo por la posible excepción de los misteriosos
Vistani). Sin embargo ninguno de los dos hombres estaba satisfecho con ese conocimiento.
Ambos querían algo más, algo que, aunque
no lo sabían, nunca podrían tener. Querían su libertad.
Cualquiera sea la fuerza que los mantenía prisioneros, era demasiado grande
como para lograrlo. Strahd fue para siempre atado al dominio de Barovia. Cuando
Azalin reconoció esto, supo que su trabajo con Strahd había llegado a su final.
Dejando de lado sus experimentos, dejó el Castillo Ravenloft y buscó su futuro
en las Nieblas.
Exáctamente que esperaba encontrar Azalin, nadie puede
decirlo. Para estar seguro, el Lord lich jamás habló de eso. Tal vez asumió
que escaparía del semiplano que lo sujetaba tan ajustadamente a Strahd von Zarovich.
Sin embargo, no importa que haya estado pensando, parece cierto que Azalin no
tuvo deseos de terminar lo que hizo.
Cuando las Nieblas lo abrazaron, al hechicero no muerto le fue otorgado un gran
reino, al cual muchos relatos lo califican como el más grande en todo Ravenloft.
Tenía todo lo que había buscado durante sus años en Oerth (Greyhawk), pero algo
no estaba bien. En poco tiempo, el lich descubrió el problema; había perdido
su talento por lo arcano. Esto no quiere decir que no podría usar más la magia,
al contrario, los poderes de sus conjuros habían crecido enórmemente con su
aceptación por las Nieblas de Ravenloft.
No, Azalin todavía era un poderoso hechicero que uno podría esperar (o temer)
encontrar. Lo que perdió fue la habilidad de aprender nueva magia. Todos los
conjuros que tenía guardados en sus tomos arcanos seguían funcionando para él,
pero nos nuevos encantamientos no tenían sentido alguno. Las escrituras mágicas
que podrían tener la llave para obtener nuevos poderes místicos no le dieron
más información que simples garabatos. Las runas y los grabados que habían sido
su único amor eran ahora tan solo borrones. En varios casos eran intrincados
y fascinantes al contemplarlos, pero nunca le dieron los secretos que quería
descubrir.
Efectívamente cegado a las maravillas de la magia, Azalin se desesperó porque
nunca escaparía de su prisión dorada. Sin embargo, la desesperación no era una
emoción que le quedara bien y antes de que pasen los años, el lord lich reanudó
sus planes para escapar.
A lo largo de todo un siglo, Azalin trató de entender
su maldición. Descubrió que ningún otro campo que no sea la magia le estaba
prohibido. Historia, ciencia, medicina, todas esas cosas podía aprenderlas con
muy poco esfuerzo. Esto fue un alivio, pero no ayudó a disminuir la agonía que
ardía dentro de él.
El lich concluyó cláramente en que esta tierra extraña era la raiz de su maldición.
Alguna fuerza, que ni él ni el vampiro Strahd podían nombrar, estaba interfiriendo
con su mente. A pesar de varios intentos por contrarrestar esta fuerza, ya sea
protegiéndose o intentando destruirla, Azalin no tuvo éxito. Era claro para
él que debía escapar, pero también reconocía que le faltba poder para liberarse
de la tierra de las Brumas.
Entonces, como si fuese una respuesta a sus oscuras plegarias, un tomo olvidado
se hizo camino hacia sus manos. Descubierto por un grupo de aventureros, que
tristemente tuvo que ser destruido, parecía ser un libro de profecías. No está
claro cuando fueron exáctamente escritas, pero el hombre cuyas visiones fueron
grabadas en ese libro, Hyskosa, claramente tenía el don de la previsión. Una
por una, Azalin vió como las palabras de Hyskosa se hicieron realidad.
Pero qué hay de La Gran Conjunción?.
La más grande profecía de Hyskosa hablaba de un tiempo en donde se verían varias
señales y "las puertas de las Nieblas se harían a un lado". Azalin se convenció
de que ese era su escape. Con ojos ansiosos, comenzó a manipular personas y
eventos para asegurar los acontecimientos predichos por Hyskosa.
Sin embargo su ansiedad estropeó las cosas. Gracias a su prisa, las últimas
dos señales de Hyskosa tomaron lugar fuera de secuencia. Incluso cuando la Gran
Conjunción comenzara, se alteraría y colapsaría. Azalin brévemente probó la
libertad, pero luego se encontró atrapado otra vez. Este corto período de libertad
hizo que su nuevo encarcelamiento fuese aún más insoportable.
La carga de su maldición era ahora más grande que nunca.
Azalin estaba seguro de que tenía que haber una forma de escapar, pero era más
difícil de lograr de lo que se esperaba.
El lich consideró el asunto nuevamente. Tal vez había más en esto que lo que
él creía. Qué tal si esto no era una prisión, sino una prueba?. Debía ser que
este lugar no era una celda de la cual debía escapar, sino un crisol en el cual
él debía ser transformado.
Bien o mal, Azalin
decidió que eso era lo que debía hacer. Decidió que escaparía de Ravenloft alterándose
a sí mismo. Cuando todo estuviera hecho, Azalin no sería más la criatura que
estuvo atrapada en Darkon. En lugar de eso, seguiría la progresión natural de
su clase y subiría a la siguiente escala de poder, convirtiéndose en un semilich.
Incluso sin la desventaja de la maldición, Azalin no era tan tonto como para
pensar que esta tarea sería simple. En la mayoría de los casos, las ascensión
de lich a semilich requiere que la persona aprenda magia oscura y olvidada.
Sabiendo que no podría lograr esto, Azalin comenzó a buscar un camino de poder
alternativo. Gradualmente, los planes de su Cosecha Sombría tomaron forma.
Los agentes Kargat, la policía secreta de Azalin, se desplegaron a través de
Darkon. De hecho, la Cosecha era tan extensiva que los sirvientes de Azalin
pasaron más allá de los límites de su propio reino y se desparramaron dentro
de Falkovnia y otras tierras vecinas.
Cuando todo estuvo listo, comenzaron una serie de asesinatos. Por medio de dagas
mágicas especiales, los agentes de Azalin cosechaban la fuerza de vida de aquellos
a los que mataban. A tiempo, ellos acumularon una gran cantidad de energía de
vida la cual fue guardada dentro de unos cráneos de cristal. Cuando esos cráneos
quedaron cargados, fueron transportados a la Fortaleza Sombía, la ciudadela
Kargat. Allí, en el corazón de una gran máquina, el lord lich esperaba.
A la orden de Azalín, la energía que estaba dentro de esos receptáculos fue
liberada. El lord de Darkon lloró en agonía mientras el poder masivo de cientos
de vidas lo llenaron y lo transformaron.
Como Azalin, la energía que había sido guardada en los
cráneos de cristal fue transformada. La oleada de poder que se desparramó desde
la máquina infernal de Azalin fue la muerte misma. En los segundos que siguieron
al gran experimento, todos y todo en Il Aluk fue asesinado. Toda la vida en
la gran ciudad, tanto animal o vegetal, sensible o bestial, fue instantáneamente
muerta.
Gradualmente, de las cenizas del gran desastre, las cosas comenzaron a emerger.
No las criaturas vivas que alguna vez hicieron sus hogares en la sombra del
Castillo Avernus, sino criaturas sin vida que obtuvieron su poder del Plano
de Energía Negativo.
Azalin se fue. Tuvo éxito su experimento?. Ascendió un estado más allá del comprendimiento
de un hombre mortal?. Nadie puede decirlo. No importa, su legado permaneció.
Donde una vez los mapas mostraron a Darkon, una tierra de hombres, enanos y
elfos, ahora muestran un nuevo lugar sombrío. De las cenizas de Darkon creció
el dominio de la Necrópolis, un reino habitado por las aparentes categorías
sin fin de los condenados.
Y en su trono se sentó una criatura despiadada que se hace llamar solo Muerte.
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