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Los Físicos del CERN se Vuelven Constructores de Cavernas (Francia)
Mensaje enviado por Annie Marchegay de la Embajada de Francia en México.

Jueves 20 de junio de 2002 (Le Monde)

Para horadar los secretos bien guardados de la naturaleza, en particular los orígenes de la masa, los investigadores van a instalar en una gruta un enorme detector de partículas.

Génova, de nuestro enviado especial.

Se entra aquí como a una catedral. Lleno de humildad.

Aplastado por las proporciones de esta cripta de hormigón gris de 40 m de altura, 55 m de longitud y 35 m de ancho. Una nave inmensa donde podría alojarse el Arco del Triunfo a cambio de un muy leve tratamiento de adelgazamiento. En los muros, ninguna apertura. Estamos a 100 m de profundidad en la tierra de Gex, en los suburbios de Ginebra. Sólo los proyectores que lanzan una luz directa sobre las escobas y palancas de los obreros y las máquinas que preparan los hierros de una espesa losa de hormigón. Un largo túnel, cuyos extremos se pierden en las entrañas de la Tierra, atravieza esta gruta de lado a lado. En lo alto, una cúpula lisa, sin alma ni decoración, suspendida con cables de acero, cierra el complejo. "Una proeza técnica", insisten, muy orgullosos, los propietarios del lugar, señalando al mismo tiempo los dos pozos de acceso que suben a la superficie.

En abril de 2003, esta caverna estará terminada. Lista para acojer a un nuevo dios: Atlas, imponente equipo de medida destinado a sondear las propiedades todavía escondidas de la materia. Un voluminoso cilindro de metal de varios miles de toneladas, con la altura de un edificio de 5 pisos, repleto de imanes superconductores, de cables, de componentes electrónicos y de microprocesadores, que encierran un reservorio, el calorímetro - lleno de varias toneladas de argón líquido superfrío. Mil ochocientos físicos e ingenieros de 34 países han sido invitados a concebir y realizar las piezas de este monstruo - otros dos, CMS y Alice, están en preparación - fabricado para el Laboratorio Europeo para la Física de las Partículas de Ginebra (CERN) [por las siglas francesas del Centro Europeo de Investigaciones Nucleares]. Su función: analizar los haces de partículas producidas por el Gran Colisionador Hadron [LHC por sus siglas en inglés "Large Hadron Collider"], seleccionarlas, retenir solamente las más interesantes e identificar el rastro de nuevas partículas o de aquéllas en las que se desintegran.

Actualmente, los primeros elementos del detector Atlas, en cuya concepción participaron activamente grupos francess del IN2P3/CNRS (Marsella, Grenoble, Annecy, Clermont-Ferrand, Orsay y París) y del CEA (Dapnia), están siendo probados y ensamblados. Una vez verificado, el conjunto deberá ser encaminado en piezas separadas a la cripta por los pozos de descenso, después ensamblado en razón de los heces de partículas que producirá el LHC, un colisionador de protones de 27 Km de circunferencia (comparable al tamaño del periférico parisino) que será sin duda el último de su especie. El conjunto será operacional en 2007, con dos años de atraso en relación al calendario inicial.

Hasta entonces, los casi seis mil físicos que frecuentan esporádicamente el CERN deberán esperar y, cuando puedan, trabajar en otras grandes máquinas como el Tevatron estadounidense del Fermilab en Chicago (Illinois, EUA). Pero su impaciencia sólo será más estimulada porque esperan, con las diferentes experiencias del LHC, de las cuales en primer lugar Atlas, cruzar nuevas fronteras en la comprensión de los mecanismos íntimos de la materia. Dos cuestiones fundamentales los agitan actualmente, explica Jean-Jacques Aubert, director del IN2P3: el origen de la masa y el descubrimiento de elementos que podrían confirmar la validez de una teoría, la supersimetría, llamada ocasionalmente SUSY [por el francés SUper SYmétrie], que podría explicar mejor la verdadera naturaleza del mundo.

En efecto, nuestra concepción actual del Universo es incompleta. La teoría que los físicos utilizan más frecuentemente para describirlo, el modelo estándar, "deja sin resolver varios enigmas", precisa el CERN. ¿Por qué las partículas elementales tienen masa? se interrogan los físicos. ¿Por qué esta masa es diferente de una partícula a otra? Las cuatro grandes fuerzas que comandan el Universo ¿son son que diferentes manifestaciones de una fuerza única que existía en los primeros instantes del mundo? ¿Por qué, en fin, la antimateria parece haber desaparecido del Universo?.

"De todas estas cuestiones, la de la masa es la más inquietante", insisten en coro Jean-Jacques Aubert y el Director General del CERN, Luciano Maiani. ¿La solución? La posible existencia de una partícula, el bosón de Higgs, y de un campo que baña todo el Universo, el campo de Higgs, imaginados ambos en los años 1960 por el físico británico Peter Higgs para explicar cómo la masa viene a las partículas. Inteligente, pero no evidente para el profano. A no ser que una analogía propuesta por los grupos del CERN puedan ayudar a comprenderla.

Difícil de Capturar

Imaginen, dicen, una sala llena de físicos que conversan tranquilamente. Entra una estrella de la Física. Un premio Nobel por ejemplo. Inmediatamente se crea a su paso una perturbación. Un número creciente de admiradores lo rodea, lo que frena su desplazamiento. De cierto modo, la estrella sofocada bajo este ramillete de admiradores adquiere masa como lo haría, concluye el CERN, una partícula al desplazarse en un campo de Higgs. De la misma manera, si un rumor llega a los físicos reunidos en la misma sala, un cierto número de entre ellos se van a reunir para discutirlo. Este grupo será entonces, para el mundo de las partículas elementales, el equivalente al bosón de Higgs.

Encontrar este bosón equivale a confirmar la existencia del campo que lleva su nombre y abrir nuevas puertas en el mundo de lo infinitamente pequeño... Lamentablemente, el "Higgs" no se deja atrapar. Hasta hoy, todos los que han intentado atraparlo en sus redes han fracasado por la falta de un acelerador de partículas suficientemente poderoso, porque el famoso bosón sólo aparece en energías muy elevadas. Durante el verano de 2000, los grupos del CERN creyeron distinguir señales de su existencia en los haces de partículas producidas por el Gran Colisionador Electron-Positron (LEP por sus siglas en inglés) del CERN. El mismo que el LHC va a sustituir. Aparentemente fue una falsa alarma que permitió, sin embargo, precisar el campo - o mejor dicho la masa medida en GeV (Gigaelectronvolts) - donde el "Higgs" podría encontrarse. Un campo - más grande que 115 GeV y menor de 400 GeV - accesible mañana al futuro LHC europeo y accesible hoy al Tevatron estadounidense.

La tarea no será fácil para los investigadores. Tendrán que extraer de los haces de partículas producidas por el choque frontal de dos haces de protones del LHC algunos signos ínfimos e indirectos que traicionen la posible presencia de un bosón de Higgs. Y esto 40 millones de veces por segundo tanto en la experiencia Atlan que en la experiencia CMS. "Toda la dificultad, subraya Jean-Jacques Veillet, físico del Laboratorio del Acelerador Linear de Orsay (LAL), es saber muy rápidamente eliminar los haces sin interés, y hay muchos, para no quedarse más que con aquellos que valdrán la pena".

Cuando se sabe que uno de los escenarios de desintegración retenidos para el famoso bosón es sólo de un evento por hora, se entiende mejor lo que quiere decir buscar una aguja en un pajar. "Lo que se nos pide, confirman Jean-Jacques Aubert y su director adjunto científico, Guy Wormser, es también de poder descubrir nuevas cosas de las que no se sabe qué formas podrían tomar. Es por ello que Atlas es un detector "generalista". Se mide lo que entra, se mide lo que sale del detector y se intenta, a partir de estos datos, reconstruir la historia de la colisión. Y se recomienza. Sin cesar. Con la esperanza de que el bosón de Higgs haya pasado por allí..."

Jean-François Augereau

Tres familias, cuatro fuerzas

El mundo de las partículas, tal como lo conocemos hoy, está constituido por tres familias de cuatro miembros. La primera, compuesta de dos quarks, un electron y un neutrino, basta para satisfacer a toda la materia ordinaria. Las otras dos familias, cuyos miembros son más masivos, sólo existen en condiciones muy especiales, aquéllas que presidieron el nacimiento del Universo o aquéllas que son reproducidas en los grandes aceleradores. Estas partículas se pegan unas a otras por dos fuerzas. Estas, en número de cuatro - gravitación, fuerza fuerte, fuerza electromagnética y fuerza débil -, son "cargadas" por otras partículas, de las cuales algunas faltan por descubrir (gravitación) y otras ya fueron identificadas (gluones, fotones, bosónes W y Z). Los modelos teóricos utilizados por los físicos para describir el mundo preveían que las cuatro fuerzas fundamentales sólo son cuatro manifestaciones de una fuerza única que existía en los primeros instantes del Universo. Actualmente, sólo las fuerzas electromagnéticas y débiles han sido unificadas. Uno de estos modelos, el modelo estándar, siempre vio sus predicciones precisas confirmadas por los resultados experimentales. Otro modelo intenta hoy en día completarlo englobándolo en un esquema teórico más amplio: la supersimetría que los instrumentos Atlas y CMS van a intentar confirmar.

La energía del mosquito

Los físicos tienen por costumbre describir según su masa las partículas que observan. Una masa muy extraña que no considera las unidades que nos son familiares como el gramo y sus submúltiplos, sino la energía que se ha tenido que gastar para crearla o que ella libera durante su desintegración. En este mundo de lo infinitamente pequeño, la unidad de base es el electronvolt o eV que se declina en megaelectronvolt o MeV (un millón de eV), gigaelectronvolt o GeV (mil millones de eV) y teraelectronvolt o TeV (un billón de eV). El último acelerador de partículas del CERN, el LEP, al cual el LHC va a sustituir en el túnel de 27 Km que le fue excavado bajo la frontera franco-suiza, cerca de Ginebra, producía haces de electrones de 100 GeV. El LHC, que acelera los haces de protones, les comunicará una energía de 7 TeV. Una energía al mismo tiempo colosal e irrisoria. Un TeV representa más o menos la energía cinética de un mosquito. Pero concentrada en una partícula un billón de veces menor, ella se convierte en un proyectil formidable para sondear la materia.
Fuente :

Juan Antonio Montaño Hirose
AME (Asociación de Montañismo y Exploración, UNAM)
NSS (National Speleological Society, Inc.) nº 47838
UMAE (Unión Mexicana de Agrupaciones Espeleológicas)

Este documento fue obtenido en el Foro Iztaxochitla, por Juan Antonio Montaño Hirose.
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