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"Seguridad en Cuevas"
por Rob Tayloe
Desde 1988 la UNAM adiestra perros para auxiliar a la población en casos de desastre.

Por Gustavo Ayala
Gaceta UNAM
8 de marzo de 2001.

A raíz de los sismos que sacudieron a México en septiembre de 1985, y ante la llegada de diversas brigadas internacionales de rescate canino al país, la Universidad Nacional inició en 1988 un proyecto para contar con un equipo de perros de búsqueda y rescate de personas.

Mario Alberto Marín, coordinador del programa de Manejadores de Perros de Búsqueda y Rescate, de la Subdirección de Protección Civil de la Dirección General de Servicios Generales, explicó que la idea es que los perros localicen a personas atrapadas bajo los escombros.

El objetivo del programa es aplicarlo, si se diera el caso, en la Ciudad de México, ya que es considerada zona de alto riesgo. Nació a partir de los terremotos, cuando la visita de grupos de diferentes países mostraron que era indispensable desarrollar aquí el trabajo con perros, señaló Mario Marín.

Agregó que no existía un proyecto similar ni en México ni en la UNAM. En el país no había especialidad de este tipo; de hecho, su difusión y crecimiento han sido lentos porque es un trabajo que necesita mucho tiempo y aquí no hay una cultura canófila.

Explicó que en Europa se hizo un estudio acerca de la eficacia de los perros comparada con la de algunos aparatos electrónicos que trabajan por medio de calor y sonido en la detección de vidas humanas. El resultado fue 37 por ciento en favor de los perros.

Otra de las ventajas de los perros es que los aparatos electrónicos trabajan en ciertas circunstancias en las que no debe haber ruido ni máquinas ni gente porque eso puede alterar las lecturas. En cambio, los animales pueden trabajar con cualqueir interferencia de este tipo, la cual no merma su olfato.

Programa abierto

En la actualidad, el programa cuenta con ocho perros operativos, los cuales pasaron los exámenes que se les aplicaron. Hay también una población flotante de 30 caninos que se mantiene y es constante; hay perros que asisten a una o dos sesiones, se ausentan un mes y luego regresan.

Reconoció que no existe una selección o crianza rigurosa de los animales, como sucede en otras partes donde se da una elección genética y se escogen a los que tengan las mejores características.

Los animales pertenecen a voluntarios y el programa está abierto a la población universitaria y al público en general. La gente se entera del programa y lleva sus perros para ver si funcionan.

El instructor universitario indicó que se hace una evaluación del animal para determinar sus capacidades, Si es funcional o puede desarrollarse en el trabajo de rescate, se queda; de lo contrario se le pide al dueño conseguir otro.

Una de las principales características para tomar en cuenta a un animal es que tenga un juguete, porque todo el entrenamiento se basa en su manejo. Pero también se toma en cuenta que le guste estar con la gente y que sea dinámico, porque hay perros que no son sociables.

Mario Alberto Marín comentó que por medio de una pelota se establecen ejercicios de base que hacen que el perro comience a realizar sus búsquedas. El animal indica con ladridos que hay vida; aunque también puede hacer otro tipo de alertas, incluso corporales.

En cuestiones higiénicas y de salud, explicó que cada dueño debe mantener un control sobre su perro. Se piden cartillas de vacunación; en los 13 años de la agrupación nunca han ocurrido problemas de salud pública.

El adiestramiento de estos animales ya se ha reflejado en diversos operativos en Guerrero, donde se utilizaron para buscar un profesor perdido; en la explosión de la central de abasto de Celaya; en una presa del Estado de México, en la que se rescató a varios adolescentes que se perdieron en una caverna, y en las explosiones del sector Reforma de Guadalajara.

La idea es que el grupo continúe creciendo y que se cuente con más perros y más gente. Queremos que lleguen personas con perros que funcionen para realizar esta labor.

Por último, Mario Alberto Marín agradeció el esfuerzo realizado por la UNAM por mantener este proyecto en pie y que continúe apoyándolo.

El grupo entrena los jueves de las 17:30 a las 21 o 22 horas en La Cantera, sitio que la Universidad Nacional designó para el programa.

Para quienes deseen localizar este agrupamiento pueden comunicarse a la Unidad de Intervención, en el 5665-3059; a la Central de Atención a Emergencias de la UNAM y al teléfono 5622-6553, tanto para saber de los entrenamientos como para pedir ayuda.
Fuente :

Boletín de la Asociación de Montañismo y Exploración de la UNAM - Carlos Rangel.

Este documento fue obtenido en el Foro Iztaxochitla.
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