Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!

 

FIGHT CLUB (EL CLUB DE LA PELEA)

Peleando como los hombres

---

Existen películas que impresionan en alto grado, ya sea por su temática, el aspecto visual o el histriónico, me complace decir que el film “El club de la pelea” es una obra con estas características.

 

Debo confesar que este filme en particular me provocó la sensación de encanto y necesidad de escribir algo al respecto, sin embargo “no sabía por donde cogerla”. Finalmente lo hice como hombre.

 

Leía una crítica de la cinta donde se mencionó en repetidas ocasiones la palabra hombre, aludiendo en la dificultades del hombre moderno y diferentes salidas para éste y pude leer las imágenes que se presentan en la cinta; imágenes de intentos de solución con respecto a la masculinidad.

 

La historia comienza con un flash back donde el protagonista funge como narrador de la historia (estructura de la historia) y nos presenta su problemática que lo lleva a la escena del comienzo. El narrador es un joven profesionista de una importante marca automovilística, el se encarga de estimar si la falla de producción que ocasionó accidentes vale la pena arreglarla, o no. El narrador tiene un problema, tiene insomnio.

 

La vida parece continua y eterna, “nunca está realmente dormido, ni realmente despierto”. Su búsqueda por solucionar su problema lo lleva con un médico que le dice que no morirá de insomnio y que intente poner su problema en perspectiva acudiendo a un grupo de apoyo entre hombres sin testículos. El narrador llora junto con un hombre con senos y eso le permite dormir. Posteriormente, se vuelve un turista de todos los grupos de apoyo que puede; de tuberculosis, bichos en la sangre, cáncer, etc. Todo marcha a la perfección hasta que se topa con una mujer con la marca de ser igual que él, “Marla Singer, la gran turista, su mentira me aventaba en la cara la mía”. El narrador ya no podía seguir con esos grupos, esa mujer hacía que él no pudiera llorar, lo que no lo dejaba dormir.

 

Milagrosamente (con toda la marca del milagro) conoce en un viaje ha un tipo llamado Tyler Durden con quien platica de diferentes aspectos sobre el engaño evidente en diferentes aspectos de lo cotidiano. Al llegar El narrador a su casa se da cuenta que ha explotado y llama a Tyler. Tyler le dice que lo que le pasó fue lo mejor que pudo haberle pasado ya que él no era ni su comedor, ni su ropa, ni su departamento. Tyler le pide a nuestro narrador que lo golpee y así empiezan a formar, ante el acercamiento de otros hombres, aquello que “estaba en la punta de la lengua de todos”: el club de la pelea, un grupo de personas con el afán de golpearse, de pelear a mano limpia contra otro hombre.

 

No pretendo describir toda la película sino que menciono varios aspectos simplemente para pasar a otro nivel las imágenes que nos presenta el film. Primero, existe algo que no deja dormir, mi propuesta es el agobio. Agobio por el consumo, consumismo y el consumo de la vida por algo. El narrador necesita llorar, ¿porqué?, tal vez porque los chicos no lloran.

 

El narrador: “Como muchos de ustedes estaba atorado.. buscaba en catálogos y me preguntaba, ¿qué clase de comedor me define como persona?”

 

En nuestra cultura, y tal parece que en la gringa también, el agobio de la masculinidad parece ligada al consumo y a la mirada de la mujer. Precisamente el delirio de El narrador lo persigue durante el principio del filme como solución de su masculinidad. El narrador busca un corte en su vida, no la eternidad que se presenta en su insomnio. El corte parece encontrarlo en el corte de cejas y boca.

 

La película me recordó a estos casos de violencia donde los hombres, para serlo, buscan los cortes, buscan la pelea. El narrador no solo busca pelear, sino pelear como los hombres, además de borrar el pasado.

 

Tyler:   “La primera regla del club de la pelea es: no hablar del club de la pelea”

“La segunda regla del club de la pelea es: NO HABLAR DEL CLUB DE LA PELEA”

“La tercera regla es: que cuando alguien diga alto, no conserve la vertical o no pueda seguir peleando, la pelea termina”

“La cuarta regla es: que son peleas solo entre dos hombres”

“La quinta regla es que solo es una pelea a la vez”

“La sexta regla es que se pelea sin camisa y sin zapatos”

“La séptima regla es que la pelea durará lo que deba durar la pelea”

“La octava regla del club de la pelea es: si es tu primer noche en el club de la pelea, tienes que pelear”

 

Por las reglas antes mencionadas notamos que el afán de este club no es “ganar algo, o resolver algo” sino pelear. Meter las manos y el cuerpo, devolverle a estos hombres su cuerpo de hombres, ya que no utilizan utensilios para luchar, pelean como los hombres.

 

Los actos locos hacen denuncia social

---

El narrador hace una denuncia social a las imágenes ideales sobre la masculinidad.

 

Tyler: “mi padre nuca fue a la universidad, por lo que quería que yo fuera, terminé la carrera y le llamé y le pregunté, ¡hey! ¿ahora que hago?”, “me dijo consigue un empleo, cada año le hago la misma pregunta ¿qué hago ahora? Y dice, no sé, busca una esposa. Somos una generación criada por mujeres, no creo que la solución sea pasarse el resto de la vida con otra”

 

El narrador esta atrapado en qué ser, es sin serlo, es no siendo él mismo. Incluso el no coge con la mujer que lo mira sino otro. La función de la otredad es imperante en este filme. El narrador logra su cometido de pasar por otro al grado que parece tener nombre sin tenerlo como propio. Ni siquiera tiene venganza ni ira, sino que es la venganza y la ira de Jack.

 

Finalmente la mujer, Marla Singer, lo nombra y descubre algo presente y no visto. La solución fue el derrumbe del crédito de El narrador, de la sombra (el fantasma, el imago, la psique) que lo seguía y el estar a lado de una mujer. La principal característica de ser un hombre se hace evidente frente a una mujer.

 

La presencia de Durden y su denuncia recuerdan a la presentada por Nitchezen en “Así hablaba Zaratustra”

 

Tyler “Yo digo, no seas perfecto, digo al  diablo, digo evolucionemos”

 

Tyler advierte el juego del consumismo más no el con-sí-mismo, como se consume en sí mismo. Su búsqueda de otredad, su delirio, lo jala, lo estruja y lo golpea. Su razón paranoica lo abofetea como lo hiciera la locura de Juana de Arco en la realización de Luc Besson. Finalmente algo organiza, un objeto, una mirada, una mirada de una mujer que lo reconoce.

 

¿Qué es un hombre?, parece ser la pregunta que impera, que se asoma como la imagen de Tyler, como el pene del final.

 

El club de la pelea es un club de tobi, un club donde los hombres que no sienten serlo, se juegan el pellejo por sentirse hombres otra vez. Es un espacio inventado en una sociedad que parece no brindar otros espacios como lo sería el espacio psicoanalítico.

 

Tyler: “¿Cuanto te conoces a ti mismo si nunca has tenido una pelea?”

 

Entre la vida y la muerte

---

La película parece violenta, y lo es. Una violencia arremetida contra el agobio. Una violencia que aparece para encontrar la verdad, la certeza de la muerte.

 

El caos es una búsqueda de solución y salida ante el agobio, de hecho la búsqueda de la anarquía es la búsqueda de un nuevo orden, una búsqueda de reordenar.

 

En los grupos de apoyo lo que impera es la muerte, ahí lo fascinante para algunas personas como el narrador y Marla. Al imperar la muerte es una constatación de vida y es mostrado en la expresión: “Hola, soy X, y aún estoy aquí”, donde también lo que dice el personaje del film es: “¡Aquí estoy! ¡Quiero coger!”

 

El narrador busca entre los muertos la vida, el corte. El agobio de consumo lo hace buscar la muerte como ese gran corte. La violencia que desata en su autodestrucción busca el corte, y un reordenamiento vía el caos, vía la travesura y el juego.

 

La falta de cortes, de bordes, agobia en el sentido de que pesa por constancia, “lastima los oídos el constante silencio”. La respuesta final, la solución que encuentra el narrador es la otredad, el delirio paranoico, seccionarse a sí mismo. El delirio sirve como forma de separar y se ve inmiscuido en el problema del desconocimiento, el Otro piensa, dirige, se lleva todo el crédito, le enseña, le dirige, le quiere y lo traiciona. “Para nuestros propósitos, en Tyler confiamos”.

 

El delirio que se encuentra en Tyler Durden (porque obviémoslo ese es el nombre del Narrador), el delirio de sí mismo, es una razón loca, razón paranoica que abofetea al sujeto para su misma constitución.

 

Tyler: “Este es el momento más grande de tu vida y tu estás en otro lugar. Este es tu dolor. Acepta la verdad de que algún día vas a morir”

 

La muerte reorganiza, no es gratuito que después de una casi experiencia de vida Tyler desaparece.

 

La paranoia es una paso antes de la constitución de un sujeto. La violencia jugó parte importante, pero pudo haber una solución vía un acto de denuncia social, desgraciadamente no todos los hombres tienen esa alternativa, son necesarios los espacios para dicha denuncia.

 

Corte y queda.

---

El corte aparece incluso en la estructura misma del filme. Existen cortes rápidos y un tipo de edición vertiginosa e inquietante.

En la vida existen cortes, bordes o marcas, uno de ellos puede ser el sueño. El sueño es el corte de la vigilia y viceversa. El estatuto de corte se otorga ya que después del corte no existe igualdad temporal, no hay marcha atrás, es un antes y después del corte. Así, el sueño marca y deja marcas cuando alguien puede preguntarse “¡así fue? ¡O lo soñé?”.

 

Sin embargo con el narrador de nuestra historia de Fight Club no hay ese corte, al contrario, lo busca. La continuidad eterna, sin cortes, es agobiante.

 

El corte en psicoanálisis sirve como artimaña para la parición del sujeto. Los cortes de Fight Club, nos muestran al sujeto en construcción. Prueba de lo anterior son los cortes casi subliminales anteriores a la aparición psíquica de Tyler Durden en el avión. Estos cortes son casi invisibles al espectador promedio. Aparece solo por fracciones de segundo en el fondo de la escena la imagen de Tyler Durden, su psiqué.

 

Estos son algunos de los cortes. El narrador esta viendo hacia su oficina mientras esta sacando copias y observa como todos los demás también están sacando copias (parece que ahí existe poca originalidad). La otras ocasión es cuando el narrador ve aproximarse a Bob, el hombre sin testículos, pero con senos, el hombre que por querer serlo mucho a acabó siéndolo poco. Finalmente aparece de fonda en el momento en que el narrador le habla a Marla Singer con quien esta encantado y molesto ya que su presencia le impide llorar al mostrarle en su cara su condición de turista, su falsedad de muerto, su no aproximación a la muerte.

 

El narrador necesitaba que lo escuchasen, por eso iba a esos grupos de apoyo.

 

Narrador: “¿Porqué vienes?”

Marla: “Es más barato que el cine y te dan café gratis, ¿y tú?”

Narrador: “No lo sé.. es que cuando la gente cree que vas a morir realmente te escucha y no solo...”

Marla: “Esperan su turno para hablar”

Narrador: “Sí”

 

La solución para el narrador ante su problemática de hacer conocer su mensaje, su denuncia, fue desistiendo de tener todo y tener algo. Perdió la ilusión de que podía estar completo, que su departamento podía estar completo y buscó la total incompletud. Buscó “una porción de amigo”.

 

Dio testimonio al mundo de que era borrón y cuenta nueva, un nuevo despertar, incluso sin registros de crédito, ya no le debía nada a nadie. Dio constancia de su construcción como sujeto.

 

La denuncia de Tyler no era la única, ya que las primeras dos reglas del club de la pelea era las más trasgredidas.

 

La escena del disparo a la boca es la aceptación del sí mismo. Es la advertencia más burda de que ese loco es parte de mí, “esa boca es mía”, es parte de mi juego, es mi locura. El resto de la historia no la conocemos, solo sabemos que la destrucción da pie a un nuevo orden. Tyler, reordenado, toma la mano de su mujer y ve al horizonte.

 

El artefacto analítico
---

El club de la pelea, además de todo lo dicho anteriormente, muestra las funciones que entran en juego en un proceso analítico, en un psicoanálisis.

 

Alguien podría decir “podemos decir que la película muestra el análisis, o el proceso analítico del sujeto llamado Tyler Durden”. Esto es necesario precisar más, precisión que se hace a partir de la estructura del film.

 

El protagonista es un loco y el film es su testimonio de salvación. No sabemos que va a pasar después pero si sabemos que será a nombre de él; y de nadie más.

 

¿Cómo pudo haber análisis sin analista? ¿Existe el auto análisis? La respuesta la muestra el caso Tyler Durden.

 

El análisis implica funciones y cuerpos, la función del analista y el cuerpo del analista. Así pues podemos ver que en el proceso del film aparece otro cuerpo, un cuerpo diferente; dos cuerpos para Tyler Durden. Uno con la imagen de Brad Pitt y otro con la imagen de Edward Norton. Sin embargo no basta con eso porque el loco siempre habla con el Otro, hace falta que aparezca otro deseo para que todo funciones, el deseo del analista.

 

El filme no podría ser analizado sin percatarnos de algo, el personaje de Tyler Durden en Edward Norton se dirige al público. La estructura del film es de primera persona pero para sus efectos es necesario que no nos quedemos como audiencia pasiva sino que metamos las manos en el caso.

 

Por tal motivo descubrimos algo, nadie puede analizar de “oídas” o por lo que alguien más le platico del caso. Para analizar Fight Club tuve que detenerme a observar la película cuadro por cuadro en algunas escenas además de documentarme sobre el autor, es decir, realizar actos de corte.

 

Al final, el protagonista del análisis es “dado de alta” ya que ha conquistado su propio deseo.

---

Anexo

 

Cine Premier No. 62

El club de la pelea

Brad Pitt y Ed Norton en plan hiperviolento

por: Vera Anderson

Hay mucho que se puede admirar de "El club de la pelea". Todos nos podemos identificar con un sentimiento de alienación durante nuestra primera etapa como "adultos", cuando condenamos los valores y expectativas que heredamos de nuestros padres. Pero, ¿posee el club de la pelea las respuestas? ¿encontrarán los hombres jóvenes algo con que identificarse, alguna idea que los dejé pensando que yo como mujer quizá no pude identificar? No lo creo: tanto la Pandilla Salvaje como Naranja Mecánica  me encantaron porque entendí el simbolismo de su violencia...

Pero desde los créditos iniciales, ésta es una cinta diseñada para sacudirte y agitarte mientras te golpea visualmente con una violencia directa y sin fin. Claro que es más que eso, pues te mueve a la reflexión a pesar de su contexto surrealista. además, ¿No defendemos siempre los amantes del cine el derecho del cineasta a crear obras originales? Aún así, mi reacción hacia esta cinta esta nublada por el temor de que algún jovencito con problemas de comportamiento pueda salir del cine y golpear a alguien hasta matarlo. Y realmente, no estoy segura si en este caso el fin justifique los medios...