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Sobre la feria del libro

 

En una feria del libro, hay dos cosas que no es seguro poder encontrar: lectores y escritores. A propósito de la relación que ocurre entre tales personajes pongo sobre la mesa la siguiente reflexión.

Se tiene la idea de que lo que sucede entre un hombre que lee y uno que escribe es algo de naturaleza simple: un escritor es alguien que vierte los contenidos de su literatura sobre la cabeza vacía de su lector, alguien que llena los huecos de la ignorancia o que, como lo suelen expresar los mismos escritores, domina el terreno de la sorpresa: nos da cuando no lo esperamos y se niega a darnos cuando estamos pendientes. En suma, el escritor así concebido es aquel que puede ocupar el espacio de una falta en el lector.

Puede ser así, pero también se trata de algo más.

En el proceso creativo, el escritor actúa bajo una mirada: la mirada de su lector, que desde el principio está presente como una incógnita. Me parece que entre ellos existe un juego cuya regla única es la lectura.

El escritor impone sólo esta regla que implica una promesa para el que lee: tengo algo que decir y además se trata de algo que te falta; si lo lees, dejará de faltarte.

 

Una lectura procede renglón por renglón y siempre hay la posibilidad de que al siguiente ocurra una sorpresa, una estratagema que haga que todo valga la pena. Esto puede no suceder, pero saberlo requiere que la lectura sea hecha.

 

Se dice mucho que el móvil del escritor es la seducción. Si eso es verdad, no hay otro a quién seducir más que a ese lector incógnito bajo cuya mirada se organiza un escrito. La mejor literatura está hecha para satisfacer a ese lector desconocido, pero esencial. Gracias a lo que, se supone, que él podría pensar de una obra en proceso, se tiene la noción del rumbo a seguir para que no adivine lo que no se ha dicho.

 

Como se ve, la relación del escritor con su lector no es tan simple. Si los lectores fueran tan ingenuos, entonces no habría por qué cuidarse tanto de ellos cuando se escribe. Y si se reconoce como fundamental la mirada del lector en el proceso creativo, idolatrar al escritor en una feria no tiene sentido. Así como el escritor piensa por el que lo lee, así también el lector escribe por el autor.

 

La mejor frase que leí en esta feria del libro: lea HOY libros sin IVA.

 

Jorge Arredondo

 

licjorgearredondo@yahoo.com.mx