17 de marzo

22 de octubre del 2002

Chávez dos veces salvado de las aguas

Alpher Rojas Carvajal
Rebelión

La desbordante y alegre manifestación popular de respaldo al presidente Hugo Chávez, realizada el trece de octubre pasado en Caracas, no cumplió sólo el esperado resultado de relegitimar el sistema democrático de gobierno por la vía de la marcha voluntaria y la solidaridad masiva, sino que ha empezado a estimular una reflexión política en sectores de la élite adversaria en relación con los procedimientos para ejercer la oposición y la crítica. A juicio de observadores poco amigos del mandatario venezolano como CNN y The New York Times, ese día "se movilizaron algo más de dos millones de personas", en una cálida manifestación que no tiene precedentes en esa nación y que brindó un respaldo sin timideces a las políticas del gobierno de Chávez. Esta circunstancia traduce que la "V República", ha logrado cooptar nuevos actores entre campesinos, obreros y clases medias, incorporándolos activamente al nuevo proceso político.

Días antes de esta expresión gigantesca de las fuerzas populares, los medios de comunicación de propiedad de los empresarios opositores, habían registrado con mucho más espectacularidad que aquella que la realidad merecía, una marcha de los sectores capitalinos, denominados "los cogollos", enfrentados a las políticas sociales del gobierno. Las entretelas de esta movilización, se conocieron en la medida en que el desgano de los marchistas por agitar las consignas, fue dejando en labios de los ricos, los empresarios y la clase política tradicional, los exmilitares y la derecha, el papel de agitadores y de portadores de pancartas, rol para el cual obviamente no estaban preparados. Estaban preparados si para el escamoteo de micrófonos, revólver en mano: "ahora me toca a mí", como se vio en la TV. a un agitado trabajador pidiendo la palabra. De allí el desafinado coro de las consignas, el nada altivo porte de estandartes y pancartas, transportados con un aire de vergüenza por manos delicadas, más aptas para el raponazo especulativo que para la lucha popular. Esa marcha, aunque significativa dentro del proceso político del país hermano, no respondió al descomunal esfuerzo de las elites que sólo obtuvieron "la participación" de cerca de doscientas mil personas.

Hagamos historia: los empresarios de Fedecámaras y la "oligarquía de overol" de la CTV, usufructuarios de grandes privilegios estatales hasta la crisis de febrero del 89, habían convocado a sus trabajadores y ejecutivos a marchar este once de octubre, en desarrollo de una serie de estrategias desestabilizadoras que incluían propósitos golpistas. Bajo la añagaza del día libre compensado en tiempo y doblemente remunerado y el ofrecimiento de subsidiar la alimentación de sus familias (¡sólo! ) durante los días en que se ocuparan de la preparación, ejecución y balance de la jornada, exigieron la presencia activa de sus trabajadores. Los mass media, escritos y "hablados" de Venezuela y de las agencias transnacionales de la información, al contrario de la negación y el ocultamiento demostrado ante el gigantesco acto chavista, generaron grandes expectativas sobre la movilización patronal y no vacilaron en darle un cubrimiento espectacular, como si se tratara del más grande acontecimiento de la historia. Como dijera Pierre Bourdieu "El periodismo es una profesión muy poderosa, pero está compuesto por individuos muy frágiles", y este apotegma quedó ratificado en Venezuela, país en el que -igual que en Colombia- los periodistas -que devengan raquíticos salarios y sus familias aguantan hambre-, están al servicio servil de los intereses de los cogollos que los maltratan y estigmatizan sin piedad; sus fuentes son "oficiales" y, como aquí, se gradúan de "corresponsales de guerra", amplificando las consignas antidemocráticas del guerrerismo y de la exclusión social. Por las grietas de la irresponsabilidad informativa se ha estado alentando la posibilidad de un nuevo golpe de Estado, que dada la correlación asimétrica de las fuerzas en lucha, podría llevar a Venezuela a una larga y trágica confrontación sangrienta.

Con todo, las dos movilizaciones de características pacíficas, produjeron el milagro de sacar conclusiones veraces a partir de la comparación tanto de la cantidad como de la calidad de la participación, en la que sin duda alguna los amigos del gobierno de Hugo Chávez salieron fortalecidos, más allá de lo que ellos mismos esperaban. Las consecuencias no se hicieron esperar: lo primero, fue que sus opositores -tanto locales como los del Departamento de Estado norteamericano- han cambiado sus radicales pretensiones golpistas, por moderadas exigencias de reformas con el claro propósito de llegar a un escenario de negociación política. Sin embargo, el proceso social de transformación nacional en que está comprometido el pueblo venezolano, ha llegado a un punto de no retorno. Pues la movilización de millones de personas fue en respaldo del modelo de desarrollo bolivariano y contra el neoconservatismo y la corrupción que tanta pobreza y miseria trajo al hermano país durante la hegemonía bipartidista Adeco-Copey. Como si algo faltara, En América Latina se está dando una redefinición de las fuerzas políticas y los triunfos electorales de la Izquierda democrática que ya se vislumbran en Brasil, Ecuador, Argentina y Uruguay, van a consolidar aún más el proyecto político socialdemócrata venezolano.

Entre tanto, Chavez, "dos veces salvado de las aguas por el pueblo", como en oportuna parodia bíblica dijera el Senador demócrata Eduard Kennedy, ha dicho con su muy saludable humor político, "como me lo exigió mi pueblo bolivariano, no me fui, no me voy, no me iré".


Alpher Rojas Carvajal. Analista político, Investigador social, Escritor.

Tomado de Rebelión


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