21 de marzo de 2006
Miguel Campos (CMR Caracas)
Hace
más de un año que la empresa Venepal fue
expropiada por el presidente Chávez tras varios
meses de ocupación de la empresa y una lucha
ejemplar por parte de los trabajadores contra el
intento del empresario de cerrarla. Nacía la
Industria Venezolana Endógena de Papel
(Invepal). Invepal quedará para siempre, junto a
Inveval (antes Constructora Nacional de
Válvulas) como un símbolo del proceso
revolucionario venezolano. El propio Presidente
Chávez, en el Aló Presidente realizado desde la
empresa, presentó Invepal como el primer paso
hacia un nuevo modelo de relaciones productivas.
Como él mismo dijo: “amarro mi destino al de
estos trabajadores”.
Aquella
lucha contó con el apoyo de muchos colectivos
pero el primero en darla a conocer nacional e
internacionalmente y el que estuvo más vinculado
a ella fuimos –como nos han manifestado muchas
veces los propios trabajadores de la empresa- la
CMR. Además de publicar constantemente reportes
sobre la lucha, editamos varios volantes con
nuestras propuestas para extender y organizar la
solidaridad activa con la misma, convertimos
nuestro periódico El Topo Obrero en vocero de la
lucha durante aquellos duros meses y fuimos
invitados a participar regularmente en las
asambleas de trabajadores para dar nuestros
aportes. Además, la campaña internacional de
solidaridad organizada por la Corriente Marxista
internacional en la que estamos integrados y por
“Manos Fuera de Venezuela” popularizó la lucha
entre activistas sindicales de todo el mundo.
La revocación no es un
problema sino una solución
Esta vinculación tan estrecha
hace que ahora que los camaradas trabajadores de
Invepal han decidido revocar a la Junta
Directiva de la cooperativa COVIMPA y a dos de
sus tres representantes en la directiva de la
empresa (incluido el Presidente de la misma ,
Edgar Peña, elegido por ellos mismos hace un
año) y están luchando porque esta decisión de la
asamblea sea reconocida por los Ministerios
implicados, consideremos más necesario si cabe
manifestar nuestro apoyo a su decisión y
presentar toda una serie de propuestas que hagan
avanzar este nuevo modelo en el sentido
propuesto por el Presidente Chávez: la gestión
de las empresas por los trabajadores rumbo al
socialismo.
El que los mismos
trabajadores que eligieron al presidente de la
empresa decidan, ante una gestión que consideran
contraria a lo que esperaban cuando le
designaron, sustituirle no es ningún problema
sino una solución al problema y la evidencia de
que el modelo funciona. Si en el Central
Azucarero Ezequiel Zamora hubiese habido
posibilidad de revocar ala directiva ante la
primera duda, acerca no ya de que había
corrupción sino de que no se estuviese
gestionando la misma de un modo revolucionario,
se habrían evitado muchas de las cosas que ahora
se han destapado.
La afirmación
realizada por el Ministro Elías Jaua en la
reunión con los trabajadores cuando respondió a
la evidencia de que era una inmensa mayoría, más
del 80%, la que quería revocar a Edgar Peña
diciendo que “las mayorías se equivocaron cuando
mataron a Cristo” no es un argumento aceptable
en un debate entre revolucionarios que apoyamos
el proceso bolivariano.
El
respeto por las decisiones de las asambleas
populares y de trabajadores es una de las
banderas que ha levantado la revolución
bolivariana. El propio Presidente Chávez, como
antes decíamos, presentó un modelo basado en la
asamblea de trabajadores como máximo órgano de
decisión dentro de la empresa. Entonces el
Presidente de la República insistió frente a los
distintos funcionarios ministeriales en que el
Presidente de Invepal debería ser elegido por
los trabajadores. “A Edgar Peña (dirigente del
sindicato elegido por los trabajadores en
Asamblea) no lo nombro yo, lo nombran los
trabajadores”, dijo. La entonces Ministra de
Trabajo (hoy del MILCO) María Cristina Iglesias
también fue muy clara. Definió el nuevo modelo
que se quería como de co-participación entre el
estado y los trabajadores en la gestión de las
empresas y dijo que “la Asamblea de trabajadores
será la máxima instancia de decisión”.
Lo que los trabajadores de
Invepal están demandando hoy a los Ministerios
no es otra cosa que la aplicación de ese modelo
presentado por el Presidente Chávez y que se
respete la voluntad de la asamblea de
trabajadores. Es un deber de todos los que
apoyamos este proceso revolucionario defender
que esta primera cuestión básica, la democracia
participativa y protagónica que los trabajadores
intentan hacer realidad en su empresa, sea
respetada.
Por otra parte, el
argumento de que las mayorías se equivocan es
bastante peligroso. No en vano ha sido utilizado
a menudo por los medios de comunicación y los
voceros del imperialismo con el fin de intentar
cuestionar la legitimidad del propio gobierno
revolucionario venezolano.
En
nuestra opinión la reducida minoría de
trabajadores de Invepal que votó contra la
revocación debería rechazar cualquier intento de
alterar la voluntad democrática de la asamblea
de trabajadores de Invepal en su favor por
parted e cualquier funcionario del estado, si el
mismo se produce. El único modo de que la clase
obrera pueda mantener su unidad es mediante el
ejercicio cotidiano y el respeto absoluto por la
democracia de los trabajadores. Cuando ha habido
un debate acerca de la gestión de la empresa en
la que cada trabajador ha podido defender sus
opiniones libremente, hay una experiencia
prolongada a lo largo de varios meses para
valorar la gestión de la directiva y la asamblea
de todos los trabajadores que integran la
cooperativa toma una decisión por una mayoría
del 80% esta decisión debe ser acatada por todos
los que participaron en la asamblea y defender
como una piña ante el ministerio que sea
ejecutada. Si hoy se cuestiona el derecho de los
trabajadores a decidir sobre quien preside la
empresa mañana estará cuestionado el derecho a
decidir sobre cualquier otra cuestión: los
estatutos de la empresa y cualquier aspecto
relativo a la gestión y funcionamiento de la
misma.
Readmisión de
despedidos y que todos los trabajadores sean
iguales
Planteado este primer
punto, consideramos imprescindible así mismo que
los trabajadores de la planta de producción de
cuadernos de Invepal situada en Maracay (Edo.
Aragua) que fueron primero contratados en
condiciones injustas y luego despedidos deben
ser reintegrados a sus puestos de trabajo. Esto
se debe hacer sin que suponga ninguna desmejora
para los trabajadores cooperativistas ya que
ellos no fueron responsables de la decisión. Los
trabajadores despedidos son, además, en su mayor
parte ex trabajadores de Venepal que también
sufrieron todo el saboteo económico del patrón y
cuya experiencia y conocimientos pueden
contribuir enormemente a la mejora de la
productividad de la empresa.
La
vuelta al trabajo de estos compatriotas debe ser
sólo el primer paso. Una causa fundamental de
que se haya podido dar una situación tan grave
como la que se ha vivido en Invepal es que al
adoptarse la forma de una empresa participada
accionarialmente por el gobierno y una
cooperativa de trabajadores, y plantear que esta
contrate directamente a otros trabajadores, se
crean las bases para una división entre los
trabajadores.
Si ,además, la
empresa debe competir en un mercado que sigue
siendo capitalista con otras empresas y con
transnacionales esto llevará a enfrentamientos
entre los trabajadores y hace que entre una capa
de los trabajadores que gestionan la empresa
pueda desarrollar una mentalidad empresarial que
anteponga la cuenta de resultados y la necesidad
de producir y competir a toda costa al carácter
social y revolucionario que debe definir el
proyecto de Invepal. Demostrando su conciencia
de clase y sano instinto revolucionario, los
propios trabajadores de Invepal son precisamente
los que,ante los primeros síntomas de alarma,
han actuado e intentado corregir el rumbo de la
nave.
Cualquier intento de
enfrentar a los trabajadores entre sí por
motivos salariales, ofreciendo contratos
diferentes a unos y otros, sería un crimen. Es
fundamental plantear al estado que los nuevos
trabajadores deben ser incorporados a la empresa
en las mismas condiciones que los trabajadores
que defendieron esta y la salvaron del cierre. .
Esto no puede hacerse sobre la base de
desmejorar a ningún trabajador. Si la situación
financiera actual de la cooperativa y la empresa
no lo permiten el estado debe asumir esa
responsabilidad. Una inversión superior a la
pautada inicialmente de 13 millardos, que muchos
conocedores de la empresa consideran
insuficiente para explotar plenamente todas las
posibilidades que Invepal ofrece, permitiría
ampliar la plantilla incorporando a los nuevos
trabajadores e incluso mejorar las condiciones
tanto de los cooperativistas como de los que
hasta ahora han trabajado como contratados.
Por la gestión obrera de las
empresas nacionalizadas y la extensión d elas
expropiaciones
Paralelamente al
debate sobre Invepal hay que abrir el debate
sobre todas las empresas en cogestión. Resulta
necesario responder a algunos de los peligrosos
argumentos esgrimidos por los compatriotas
bolivarianos que desde distintas posiciones de
poder cuestionan el derecho de los trabajadores
de las empresas expropiadas a gestionar las
mismas. Uno de los argumentos más socorridos es
el de que como el estado tiene el 51% de las
acciones y la cooperativa constituida por los
trabajadores sólo el 49% el estado debe tener
tres representantes y los trabajadores solamente
dos. Algunos incluso plantean que el estado debe
decidir y la asamblea de trabajadores ser
meramente consultiva.
Esta
filosofía contraviene directamente el modelo
presentado por el Presidente hace un año y que
despertó el entusiasmo generalizado de los
trabajadores, no sólo de las empresas en
cogestión revolucionaria sino del movimiento
obrero de todo el país. Además, hay que decir
que –independientemente de cuales sean sus
intenciones- los compatriotas que defienden este
planteamiento, conscientemente o no, están
expresando la ideología capitalista con la que
nos han alienado durante décadas y no
precisamente una ideología revolucionaria acorde
con el nuevo modelo de sociedad que queremos
crear.
Para empezar esa división
accionarial y esos criterios de representación
en la Directiva son mecanismos legales de
procedencia burguesa que se han utilizado a
veces para intentar que en empresas cuyo
accionariado se repartía entre el estado
capitalista y un empresario privado éste no
pudiera mover su capital libremente a otro lugar
en cualquier momento, llevar la empresa a la
quiebra para vender su parte u otras marramucias
a las que nos tienen acostumbrados los
empresarios privados.
Como
resulta obvio, no tiene sentido alguno aplicar
esta filosofía a unos trabajadores que son
precisamente quienes han salvado y defendido las
empresas y que no tienen ningún interés ni
obtendrían ningún beneficio vendiendo sus
acciones ni piensan fugarse con ellas a ningún
lugar. El único sentido que tienen estos
planteamientos que cerecenan el poder de
decisión de los trabajadores es el de evitar que
la idea de que los trabajadores pueden gestionar
las empresas se abra paso en la conciencia de
las masas. Porque, si los trabajadores pueden
gestionar -con asesoramiento y una participación
minoritaria del estado-Invepal o Inveval porque
no pueden gestionar también del mismo modo las
empresas y servicios públicos. Más aún: ¿Porqué
no podemos gestionar el conjunto de la economía
y el estado?
De hecho, el
presidente Chávez ha planteado como uno de los
objetivos para este año la creación de un nuevo
estado y la transformación del modelo económico.
En ese sentido se podrían formular varias
preguntas: ¿Porqué los representantes del estado
en las empresas en cogestión revolucionaria
tiene que nombrarlos a dedo un Ministro y
aparecer como una parte enfrentada a la de los
trabajadores? ¿Acaso el nuevo estado
revolucionario que debemos crear no debe basarse
en los trabajadores y los sectores populares?
¿Porqué los representantes del estado no pueden
ser elegidos y revocables , por ejemplo, por un
Consejo nacional de Empresas Gestionadas por los
trabajadores conformado a su vez por delegados
elegibles y revocables por todas las empresa
cogestionadas y en el que también participen las
comunidades a través de los consejos comunales,
asambleas populares, UBEs, etc?
En nuestra opinión, y tal y como
defendimos ya durante la lucha de Venepal y CNV,
la alternativa que mejor garantiza el avance
hacia un nuevo modelo de relaciones productivas
rumbo al socialismo y permite combatir cualquier
riesgo de que la ideología burguesa y la
competencia propia del mercado desvirtúen el
modelo es que las acciones de las empresas sean
del estado (es decir que sean estatizadas) pero
la gestión de las mismas esté en manos de los
trabajadores.
Además, es
necesario que el modelo basado en la gestión e
las empresas por los trabajadores y el control
obrero se extienda a otras muchas empresas . Es
imprescindible nacionalizar Sel-Fex, Invetex,
Gotcha y todas las demás empresas en crisis.
Pero el nuevo modelo que defendemos no sólo debe
aplicarse a empresas en crisis sino a las
propias empresas públicas como primer paso para
extenderlo a la totalidad de la economía. Ello
permitiría conformar un Consejo de Empresas
Gestionadas por los trabajadores en el que junto
a técnicos y delegados elegidos por el
ministerio, la mayoría esté integrada por
delegados elegibles y revocables por los
trabajadores. Por último, para que las empresas
gestionadas por los trabajadores, cooperativas,
etc tengan financiación adecuada y no queden
aisladas es necesario implementar un Plan
nacional de Desarrollo Endógeno Rumbo al
socialismo que integre a todas en un mismo
objetivo económico. Para hacer realidad ese
Plan, además de la participación protagónica y
con poder decisorio de los trabajadores que
hemos defendido, es fundamental que los bancos,
los monopolios y los latifundios sean
expropiados y nacionalizados bajo control obrero
y social.
Para que la lucha de
los trabajadores de Invepal, y de las otras
empresas en cogestión, tengan éxito y puedan
resolver tanto los problemas inmediatos que
enfrenta cada colectivo como hacer avanzar la
cogestión revolucionaria hacia el control y la
gestión obrera de la economía (de hecho en
última instancia los problemas de cada empresa
sólo se podrán resolver -como antes hemos dicho-
extendiendo el modelo al conjunto de la
economía) cada colectivo de trabajadores no
puede dar esta batalla separado de los demás. De
ahí la importancia del Frente Revolucionario de
Trabajadores de Empresas en Cogestión y
Ocupadas.
La unidad de los
diferentes colectivos de trabajadores sólo será
posible entorno a una propuesta que recoja las
necesidades concretas de cada empresa, las
unifique en un Plan para el Desarrollo de la
Cogestión Revolucionaria Rumbo al socialismo y
las vincule de forma inequívoca a la Batalla de
Santa Inés por los 10 millones de votos para el
Presidente Chávez y por la necesidad de avanzar
hacia el auténtico socialismo, es decir, hacia
la expropiación de los bancos, los latifundios y
los monopolios y su estatización bajo control de
los trabajadores por parte de un estado
revolucionario basado en delegados elegibles y
revocables por la clase obrera y todos los demás
explotados. En este sentido el nacimiento del
Frente y la primera Marcha convocada por el
mismo son un primer paso importante pero sólo el
primer paso en la dirección que necesitamos.
Tomado de El Topo Obrero