17 de marzo

22 de Junio de 2002

Ad limina

G. Irving Vierma L.
Red Bolivariana

El escrito de hoy me ha resultado sumamente fácil de escribir, solo tuve que copiar de un diario:

CITO:

Vuestro país, que cuenta con abundantes recursos naturales y humanos, ha experimentado en los últimos años un lacerante crecimiento de la pobreza, a veces extrema, de numerosas personas y familias. No se puede pasar de largo ante el prójimo desventurado que tantas veces requiere una atención inmediata, antes incluso de analizar las causas de su desgracia.

El rostro de Cristo sufriente se hace concreto en tantos campesinos, indígenas, marginados urbanos, niños abandonados, ancianos desatendidos, mujeres maltratadas o jóvenes desocupados.

La Iglesia siempre ha dado y continúa dando testimonio de misericordia, dedicándose de manera incondicional a los más necesitados, y siente necesidad de contribuir a la construcción de un orden social más justo, más pacífico y provechoso para todos.

Se muy bien que vuestro ministerio no es fácil y que no faltan malentendidos, intentos de tergiversación o propósitos más o menos partidistas.

Pero ese no es el terreno en el que se mueve la Iglesia, que desea promover un clima de diálogo abierto y constructivo, paciente y desinteresado entre todos aquellos que tienen en sus manos responsabilidades públicas, para hacer valer la dignidad y los derechos inalienables de la persona.

Abogo por una Venezuela más fraterna y solidaria y hago votos para que la indiferencia, la injusticia y el odio no tengan la última palabra en el país.

FIN DE LA CITA

Palabras más, palabras menos, fue lo que dijo el Santo Padre de Roma en su discurso a los Obispos venezolanos que se encontraban el lunes 10 en El Vaticano.

Poco tendría que agregar este humilde pecador a lo que trasmitió Juan Pablo II; Está en nosotros, desde los Obispos hasta el más sencillo feligrés interpretar lo que dijo, lo que quiso decir, y hasta lo que como un regaño envió en ese mensaje subliminal.

Solo nos queda hacer una sincera reflexión y luego poner en práctica lo que dijo el Papa, que no difiere mucho de los preceptos que predican todas las religiones. Pero eso sí, desde el feligrés mas pequeñito hasta el Cardenal, pasando por curas, obispos y pastores de todas las iglesias y congregaciones.

Que así sea.

Tomado de Red Bolivariana


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