17 de marzo

16 de Junio de 2003

En la OEA: con las manos vacías

Guillermo García Ponce

Los aspirantes a la intervención extranjera quedaron con las manos vacías. Han fundado su estrategia en la tutela del exterior. Carecen de otros medios para restaurar los privilegios de las clases sociales que gobernaron durante cuarenta años de exclusión social y dominio de los ricos. Pero, ahora, nuevas realidades hacen cada vez más difícil que se imponga a los venezolanos soluciones importadas contrarias al interés nacional.

Hemos dicho que la conspiración golpista tiene un marcado acento extranjero. Lo fue en abril de 2002 cuando el jefe militar del complot fue un agente de la CIA, favorito de los círculos del Pentágono; cuando el financiamiento del golpe de Estado corrió a cargo de "fundaciones" encubiertas del Departamento de Estado pródigo en repartir dólares a Carlos Ortega y Juan Fernández; cuando barcos y helicópteros norteamericanos llegaron a las costas venezolanas en un intento por secuestrar al Presidente Chávez. Lo fue también en diciembre cuando los gerentes golpistas de PDVSA ejecutaron un plan de sabotajes con el fin de estrangular la economía nacional y entregar nuestros pozos petroleros al dominio extranjero. Lo es hoy cuando Otto Reich y Colin Powell no cesan de dar oxigeno al decaído aliento de los empresarios golpistas ansiosos de regresar al reinado de Ad y COPEI.

Sin embargo, aún cuando el señor Bush arrojó el derecho internacional a la basura y amenaza con llevar la guerra a "cualquier oscuro lugar del mundo", hay una nueva realidad en América Latina. Imponer subordinación incondicional a todos los gobiernos y pueblos de este Continente dejó de ser fácil. Estados Unidos fue derrotado en la reciente reunión de la OEA. Lo que parecía imposible hace unos años cuando gobernaban los Menen y los Betancourt.

Colin Powell fue a Lima en busca de presiones que fomentaran dificultades a Venezuela y dieran aliento a los conspiradores. Nada logró. Ni siquiera un puesto en la Comisión de Derechos Humanos. Tampoco impedir la elección del venezolano Freddy Gutiérrez. Pero, además, la brillante intervención del canciller Roy Chaderton llevó a la mesa de la OEA, por primera vez en su historia, el grave problema político que representan los medios de comunicación bajo el control de poderosos e inescrupulosos intereses internacionales y que pretenden, dominados por la irracionalidad, erigirse en dueños de los destinos de nuestros países.

Lo más importante es que en la reunión de la OEA imperó una atmósfera de respeto a Venezuela. A pesar del intenso lobby de los intervencionistas que hacen depender de Bush y Aznar el retorno al dominio de Ad y COPEI; a pesar de la campaña de tergiversaciones y mentiras de la decadente aristocracia mediática; a pesar de las dificultades creadas en la economía nacional por los sabotajes golpistas; a pesar de la impunidad que cubre los delitos contra el país y a pesar de la perversa labor de la "quinta columna" y de los escuálidos infiltrados en la administración pública.

Tomado de Red Bolivariana


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