17 de marzo

25 de Febrero de 2002

¡Chávez vete ya!

Juan Vicente Gómez Gómez
Red Bolivariana

Es el grito de unos cuantos miles de venezolano, no llegan a cien mil, radicados en Miami, así como el de unos cuantos millones que viven en Venezuela. En términos cuantitativos no representan más del 25% de los doce millones de votantes inscritos en los registros del Consejo Nacional Electoral, de lo cuales el 90% vive en la ciudad de Caracas, ocupando un 70% de su área total, viviendo en zonas de baja y media densidad poblacional. Y que a pesar de que el 90% de la población venezolana es mestiza, ellos se han blanqueado en virtud de nutridas cuentas corrientes bancarias, suntuosas mansiones y lujosos apartamentos; por lo que desprecian al otro 75% al que descalifican por negros y mulatos. Teniendo además la ventaja de contar con los medios de comunicación social, desde los que se les presenta como "El país".

Y desde El Nacional, El Universal, Tal Cual, El Nuevo País, Así es la Noticia, 2001, Meridiano, La Razón, Quinto Día y The Daily Journal, a diario se pide la salida del "tirano" Chávez, se hace mofa de él y de la "chusma" que lo apoya, se manipula descaradamente la información. Por lo que no extraña que el 90% de los articulistas que en ellos escriben se hagan solidarios con la línea editorial del medio. Estos periódicos representan más del 80% de la prensa "seria" de la capital, no incluyendo en este análisis a una decena más de pasquines que los secundan. Y los dueños de esos periódicos, cada vez que Chávez, a punta de documentos desmonta sus mentiras, claman al cielo señalando que el "tirano" está acabando con la libertad de expresión, y convocan a la Comisión de los Derechos Humanos de la OEA, y hacen venir a Venezuela al representante de la SIP, y le piden a la embajada de EE UU que se pronuncie contra el atropello

Radio Caracas Televisión, Venevisión, Televen, Globovisión, Meridiano TV y Canal Máximo Televisión, es decir el 85% del espectro televisivo, desde sus programas de opinión e información se ciñen al "libreto", señalando que "el país" (o sea ellos) está harto de Chávez. En lo que respecta a las radios AM y FM el panorama es más tétrico. Sin temor a equivocarme puedo afirmar que el 95% de ellas siguen el mismo patrón de conducta señalado para la prensa y la televisión. Y la Cámara Venezolana de la Radio y la Televisión condena al "tirano" cada vez que él se dirige la país en cadena nacional, ya que considera un atropello al derecho de sus afiliados que el pueblo (la chusma, las hordas, los salvajes, como lo tildan sin rubor alguno) sea informado por alguien distinto de ellos; tanto más que esas cadenas tienen por finalidad dejar en evidencia las falacias que propalan a diario los medios de comunicación social.

Por su parte la cúpula empresarial reunida en "Fedecamaras" pontifica que "el tirano" está acabando con la economía y que quiere convertir a Venezuela en una segunda Cuba, lo cual no es otra cosa que una línea más del mismo "libreto".

Lo que no le perdonan al "tirano" es que los ministros de la economía, por primera vez en más de 50 años, no son empresarios salidos de sus filas, sino técnicos venidos de las cátedras universitarias. Ministros que han reformado la Ley del Impuesto Sobre la Renta, para ponerle fin a la evasión fiscal, la Ley de Aduanas para ponerle fin al ilícito aduanero y al contrabando. Gente que ha reformulado la antigua Ley de Reforma Agraria, para acabar con las tierra improductivas, y crear un catastro en el que se registre la titularidad de la tierras, las que en un 80% están en manos de terratenientes que no pueden justificar su propiedad. Gente que no se explica cómo es posible que, en un país en el que la naturaleza permite dos cosechas al año, se tenga que importar más del 70% de los rubros alimentarios. Gente que cree que la prosperidad económica de la nación debe sustentarse sobre empresarios que no le teman a la competencia, en lugar de empresarios que se oponen por cualquier medio a que el Gobierno acabe con los monopolios y carteles que ellos han consolidado a través de los años.

La cúpula sindical agarrada de la mano con la empresarial se ciñe igualmente al "libreto", y sin el menor pudor su presidente se retrata abrazado con el de la empresarial o junto a Carlos Andrés Pérez, al que va a pedirle "consejos". Y temblando ante la posibilidad de que el proceso electoral que le encumbró sea declarado nulo por los órganos competentes, cuando se demuestre el fraude cometido, ya que entre otras cosas no podrá probar cómo pudieron votar unas cuantas decenas de miles de muertos; o qué fue de las actas electorales que lo desfavorecían. Una cúpula sindical que cerró sus ojos y boca cuando en su segundo Gobierno Rafael Caldera consintió en que se privatizara la seguridad social, y que se acabara con el régimen de prestaciones sociales de empleados y obreros. Una cúpula sindical que tiene recursos para irse para EE UU cuando requiere de atención médica, pero que clama contra el "tirano" cuando este envía enfermos a Cuba, para que sean atendidos allí.

La jerarquía de la Iglesia venezolana haciéndole el juego a esa minoría, sin el apoyo económico de la cual su hegemonía peligra. Y queriendo a todo trance una educación confesional en un país que por imperativo Constitucional es laico. Y que se desgarra las vestiduras cuando el presidente asiste a una misa ecuménica. Y que segrega a cualquier prelado o sacerdote que se haga solidario con las causas populares. Una jerarquía que avaló la pastoral del Cardenal de Caracas en la que afirmó que la tragedia del Estado Vargas, el 16 de diciembre de 1999, era el castigo que Dios le impuso a los venezolanos por haber refrendado la Constitución el día antes; mientras que esa minoría, encendida por la fe cristiana. respondía al unísono con un ¡alabado sea Dios!

Y cegados por su odio al "tirano" proclaman que las doscientas mil personas que lograron movilizar el 23 de enero, fue la mayor multitud que jamás haya desfilado por Caracas. Se lo creyeron además porque sus televisoras estaban allí para mostrarlo, pero no pudieron ver a los dos millones que desfilaron el 4 de febrero, porque sus televisoras no cubrieron esa otra marcha.

Por lo cual todos al unísono gritan ¡Chávez vete ya!, mientras que la silente mayoría jocosamente y en buen venezolano les replica, ¡ni de vaina!

juanvicente@redbolivariana.com

Tomado de Red Bolivariana


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