17 de marzo

20 de Febrero de 2002

¿Vivimos en dictadura, coronel?

Ángel Rafael Tortolero Leal
El Nacional

Lo cierto es que nuestra naciente democracia participativa se engalana frente a la anarquía de los grupos de pseudo representantes de la vilipendiada clase media que han hecho trinchera en la plaza Francia de Altamira, la cual a juzgar por sus voceros, les aterra la idea de la justicia social y la igualdad de derechos para todos y lejos de dar muestra civilizada de racionalidad, vociferan consignas de angustiado contenido las cuales se esfuman frente a la realidad de los hechos.

Como he venido sosteniendo en otros tantos artículos publicados por este diario, la clase media inteligente, los cientos de hombres y mujeres cuyo estándar de vida nos ha permitido acceder a los beneficios de la comprensión del entorno, vemos con agrado que en Venezuela ahora la libertad se ejercita en todos los ámbitos del quehacer nacional, pero igualmente, tenemos que hacer esfuerzos porque no nos confundan con esa gente vestida de negro sin discurso que se ha dado la tarea de intentar distorsionar la realidad, al desconocer el estado pleno de derecho con la cual se estrena la V República.

Lo bueno es que los políticos de la vieja guardia (AD, Copei, MAS menos, Prove y Primero Justicia, los dos últimos no muy viejos pero con el mismo estilo) no tienen cabida en las legítimas manifestaciones que a favor y en contra del Gobierno se vienen sucediendo, lo que constituye una innovación. Si no se han dado cuenta, los manifestantes del este caraqueño, son la mejor prueba de que ahora en Venezuela existe un Gobierno que sí respeta el pleno derecho a disentir, sin mas limitaciones que el imperio de la ley.

Lo único lamentable, es que quienes se desgarran las vestiduras y exigen democracia, libertad, y respecto a las instituciones, jueguen a la anarquía y la exacerbación del odio, y no conforme con ello, monten una lamentable comedia con dos militares (que por cierto deslucen por la mala calidad de sus actuaciones) con la cual se ha pretendido malponer a las instituciones castrenses, y acentuar una supuesta inconformidad de la Fuerza Armada con la revolución bolivariana.

Para su sorpresa (la de los escuálidos y sus turbas sifrinas), una vez mas el Estado venezolano hace valer los derechos consagrados en la Constitución, sí, la sabia Carta Magna de la República Bolivariana de Venezuela y lejos de someterlo por las fuerza a la usanza de la depuesta democracia representativa (recuerden aquellas palabras de muerte a los golpistas) se le está siguiendo el debido proceso a estos militares de la mencionada comedia de carnaval.

Estoy seguro que en ningún país del mundo el gobierno es mas tolerante que en este. Lo digo con especial orgullo, por cuanto se está demostrando con hechos que la democracia bolivariana es el mas sabio de los sistemas de gobierno. Lo paradójico del asunto, es que quien gobierna es un militar, que si bien viste un uniforme, no es menos cierto que lo ha puesto al servicio de un pueblo que durante algo menos de medio siglo estuvo divorciado de la Fuerzas Armada. Las razones, son de todos conocidas, los gobiernos de la depuesta IV República, la consideraron el perro bravo que cuida el patio, gorilas sin pensamiento encerrados en sus cuarteles. Ahora las cosas cambiaron, y lo mejor de la Fuerza Armada está en la calle de la mano de su pueblo y al servicio de la reconstrucción de la patria, aunque no dudamos que por el corto tiempo que lleva el proceso revolucionario, todavía queden algunos minorías domesticadas y serviles de las viejas cúpulas del puntofijismo.

Tomado de El Nacional


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