17 de marzo

12 de Marzo de 2003

El discreto encanto del ángel exterminador

Sergio Monsalve
La BitBlioteca

Entre gritos y susurros, secretos a voces, la high vuelve a hurtadillas a su normalidad de banquetes, matrimonios por todo lo alto, conciertos y desconciertos, noches de estreno, saraos en zonas V.I.P , trasnochos culturales, smoking de alquiler, vestidos de cortejo a 1000 dólares la pieza y crónicas sociales con fotos a color.

De nuevo, Caracas nunca duerme, Caracas se divierte entre Le Club y La Casa Monteverde, el Valle Arriba y el antiguo Bunker del consenso de Fedecámaras, la Esmeralda.

La temporada de la gran comilona fue oficialmente abierta por sus propios dueños, veinticuatro horas después de la segunda Carmonada o el Rematazo para borrar de un plumazo todos los poderes constituidos, habidos y por haber en la Quinta República.

Roland Carreño festejó la ocasión al conferir halagos a los abajo firmantes, en presencia de testigos, íntimos amigos y gente top de las bellas artes, el petróleo, los medios y la Coordinadora.

Los convidados de piedra alzaron sus copas en honor al paro, en homenaje a los caídos y en aras de un país mejor. La champaña rodó de babor a estribor. Los corchos sobrevolaron a discreción por el firmamento, mientras ningún invitado dejó pasar un tequeño. El escocés se sirvió en las rocas, con agua o soda, incluso con Coca-Cola. Las novias sudaron la gota gorda, cuando apenas comenzó la boda. Los novios fumaron habanos con cara de yo vendí al contando, y pague a crédito. El sushi supo a chicle, el canapé a sanduchón, la lumpia a fritanga, el pollo a mcnugget, el ponche a refresco, el salmón a boquerón en aceite. Nada cambió, tras dos meses de dieta a juro, abstinencia alcohólica, y ayuno de caviar, aunque, por supuesto, la última moda hizo acto de presencia en la música, la danza, el fashion y el decorado.

Out quedaron los ritmos afrocaribeños, el maquillaje recargado, el kareoke, el aserejé, el se va se va se va se va. Por ahora, lo mas in es la sobriedad a la hypocrite way, por consideración a los pobres desempleados de PDVSA, a los despedidos y a los que perdieron todo. Sin embargo, cuando la función va a terminar, los sentimientos de culpa y las autorrepresiones ceden a la tentación del ritmo, el sabor y la conga. La bailoterapia en familia, con distancia y categoría, baja el telón de la obra con acceso restringido. Naturalmente, la gerencia, o regencia según el caso, se reserva el derecho de admisión al eterno festín del ángel exterminador.

Comunicador social y crítico de cine

Tomado de Red Bolivariana


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