30 de Enero de 2003
Mario Silva García
Red Bolivariana
Todo indica que la Coordinadora Democrática carece de un individuo que sepa ejecutar sus chapuzas golpistas. Si quieres saber cual ha de ser su próximo paso o que lineamiento habrá de implementar a su agotado plan desestabilizador, solo tienes que encender el televisor y unirte a uno de sus canales privados en espera de una de sus declaraciones estelares o rocambolescos actos circenses. Cuando llevaron las actas firmadas para solicitar un referendo consultivo, les precedió una campaña que envidiaría Joaquín Riviera y, sudorosos, jadeantes, exhaustos en su rol de héroes, fueron respaldados por lo medios del horror cuando empezaron a descargar una, dos, tres, de tin marín de dos pingüe hasta la última caja que contenían los libros de su osado plan para, ¡ahora si es verdad!, sacar a Chávez de la presidencia. Los actores de esta tragicomedia televisada en vivo y en directo, se arremangaron las mangas y demostraron que de algo servía el jogging, spining & aerobics fielmente practicado en las academias fisicoculturistas más acreditadas de la capital. ¡Ahora si es verdad! ¡Chávez se va! Pero, algo olía mal en ese bululú de sudor mezclado con Hugo Boss. Algo no estaba bien y, definitivamente, Venezuela es otra. Dos millones y medio de firmas que, si acudimos a algún matemático honorable, arrojaban un cálculo de cien personas por minuto (Tiempo + Masa + Tinta + Papel + Superman = Fraude), indicaban un fin previsible y que usted, amigo lector, no necesita imaginar. No se necesitaba de mucho músculo cerebral, para advertir que estaban estafando a sus seguidores. Pero, hay cada animal haciendo labor de gente que ni te cuento. Hay cada crédulo equífero en este país de comiquitas, que podrían hacer un repertorio de Popy absolutamente actualizado sin violar los derechos de autor.
Ahora ¿Por qué esta falta de imaginación en nuestros connotados enemigos? Tengo dos teorías. La primera es que ya este país no está pariendo a aquellos dinosaurios del robo público, que surgieron de la nada y se consolidaron como ilustres políticos bajo la sombra de la oligarquía. La necesidad está preñada de buenas y malas actitudes. El que escogió en esos tiempos una mala actitud, vio florecer sus patrañas dentro de un juego de ajedrez y sorprendió a más de un connotado oligarca, permitiéndose estar en su libreta de testaferros. El que quiso hacer de la buena actitud un acto de honor, terminó con sus huesos en la cárcel por pendejo o vegetando en un ministerio esperando una pensión que luego se comió la inflación. Los herederos de esa casta de ladrones, los malos de la película, crecieron en épocas de vacas gordas y no se activó en su cadena genética los vericuetos y diferentes modalidades de la maldad. Aquí, ese viejo refrán que dice "Hijo de gato, caza ratón", se vio afectado por las comodidades disfrutadas. Han tratado de aplicar exactamente lo que aprendieron en cuentos de Tarzán, Batman, Marvilla, Capitán América y Flash Gordon, sin entender que la vida no está estampada en los comics de Marvell. Mientras papi se desgarraba el cerebro para lograr una comisión en tal o cual negociación del estado, sus hijos putativos asistían a esa función sin comprender a que ley obedecían estos depredadores. Pero ya el traspaso generacional está hecho y la asesoría de la vieja casta política, sufre de ataques epilépticos cada vez que uno de estos tontos se ve evidenciado ante la opinión pública.
La segunda teoría no es tan compleja y obedece a la decadencia manifiesta de quienes conforman el ideal norteamericano; ideal estricto y dogmático en todo aquel que se precie de ser un escuálido connotado. Reagan y Bush Senior, paren una era macabra en la presidencia norteamericana. No por su inteligencia en el manejo de sus gobiernos; más bien en hacerse transparentes, previsibles o estúpidamente evidentes en sus acciones. Clinton terminó siendo un simple mortal que enriqueció las imágenes del Kama Sutra; émulo de las debilidades Kennedianas y Bush Junior, ¡Ahhh Buchito!, máximo exponente de la mediocre y muy peligrosa demokkkracia norteamericana.
De allí que, semejante ejemplo a seguir por estos jóvenes nazis venezolanos, no sea el ejemplo perfecto para lograr reeditar un nuevo Manual del Perfecto Golpe Latinoamericano. Y es que sus planes están destinados a perecer, por que están hechos como novela de Corín Tellado. Son simples, torpes y no aguantan tres pedidas para desvanecerse. El Golpe de Estado de Abril perece por su inconsistencia. El referendo consultivo, no solo perece por su inconsistencia; se hace polvo por que estuvo planificado para no hacerse. La idea básica era matarlo con un supuesto paro empresarial y petrolero que, también supuestamente, tumbaría a Chávez en cinco días. No importaba si era anticonstitucional o si las firmas eran tomadas de una base de datos de un banco o si se pasaron día y noche firmando a diestra y siniestra con listados del CNE. Esta era una labor necesaria para tumbar a Chávez con argumentos. Pero ese carajo sigue en Miraflores y, por supuesto, el fraude está al descubierto.
Después de la marea roja del 23 de Enero (130.000 dicen los expertos mediáticos), solo se les ocurrió hacer un madrugonazo en el distribuidor Altamira, aderezado con aerobics excitantes y con una declaración modesta de Enrique Mendoza de haber alcanzado el "millón" de participantes; lúdica y escatológica forma de crear sueños en la oposición o el empeño de hacer pendejos en serie. Ahora, van con todos los hierros después de haberse comido el último número de Superman, al firmazo que realmente podría ser bautizado como el Epitafiazo.
Hay muertos que no sobreviven a la estupidez.
Tomado de Red Bolivariana