17 de marzo

12 de junio del 2002

Venezuela: golpe blando

Gara

Desde que en abril se produjo el golpe de estado contra Chávez y su sorprendente regreso al frente del ejecutivo, se ha escrito mucho al respecto; pero en realidad en escasas ocasiones se ha llegado a elaborar un análisis profundo de la situación política y económica que de estas idas y venidas se desprende. Los antecedentes debemos situarlos en el mes de febrero, cuando, según la renombrada empresa privada de investigación Stratfor (a la que en medios periodísticos especializados se le adjudica el dudoso mérito de constituir una especie de CIA privada), los militares y conservadores venezolanos acudieron a la embajada estadounidense a exponer sus planes golpistas.

Por lo visto, dichos planes fueron rectificados por la CIA, y se les propuso realizar un golpe "blando" en lugar del "duro" ideado en un principio. Ello consistiría en tomar el poder por unas horas, realizar una acción represiva contundente y mantener de rehén a Chávez, con quien se negociaría su vuelta al gobierno en función del cumplimiento de unas condiciones expresas.

En esta negociación con los golpistas, no solamente intervinieron los EEUU, sino también el Estado español, cuyos intereses económicos y políticos estaban siendo negativamente afectados igualmente por la política del líder bolivariano Chávez. Así se entienden las declaraciones del ministro portavoz del ejecutivo de Aznar, Pío Cabanillas, cuando afirma que "el Gobierno de Madrid gestiona la crisis venezolana codo a codo con el gobierno de los EEUU", o cuando Josep Piqué, ministro de Exteriores, explica que Chávez ha de liderar "un plan de concordia nacional" en esta segunda oportunidad.

Se entiende por consiguiente que los intereses estratégicos económicos y políticos de los EEUU y del Estado español en la zona no estaban siendo respaldados por Chávez. Dichos intereses se resumirían del siguiente modo: en primer lugar, convenía parar la tendencia alcista del precio del petróleo, que se estaba acercando a los 30 dólares el barril, y ello perjudicaba grandemente a las importaciones de crudo, que para los EEUU, en el caso venezolano, se sitúa en el tercer lugar por orden de importancia económica de sus importaciones energéticas.

Además, la afectación directa del aumento del precio del barril para los EEUU y la UE venía dada por las restricciones de producción iraquíes e iraníes, a las que Chávez estaba dispuesto a sumarse, y ayudar así efectivamente a la lucha de liberación nacional del pueblo palestino. Este aumento se encontraba fuera del control de las multinacionales petroleras, ya que el precio se establece diariamente según la ley de oferta y demanda; lo que exactamente significa que la reducción de la producción repercute en el alza del precio.

Todo ello provocaría la urgente explotación de los pozos petrolíferos propios de los EEUU, especialmente de los situados en Alaska. Hecho que se opone a una importante corriente de opinión estadounidense, porque la contaminación de esa zona ártica provocaría la desaparición de los rebaños de caribús que se aparean allí en la época de verano. Aunque este argumento pueda producir asombro en algunos, debemos considerar que, por lo general, la hipócrita sociedad yanki es muy sensible con los problemas del medio ambiente... propio, trasladándolos sin ningún pudor a su patio trasero (léase Latinoamérica).

También es preciso considerar una cuestión generalmente desconocida, y es que las mayores reservas petrolíferas se encuentran precisamente en los Estados Unidos de América, especialmente en Alaska, pero, en razón a su política económica expansiva e imperialista, prefiere importar el crudo a buen precio y guardar su petróleo para cuando sea imprescindible su explotación directa; bien por agotamiento de los yacimientos foráneos o bien por imposibilidad de acceder a ellos.

En segundo lugar, a los EEUU les interesaba neutralizar a Chávez y su denominada revolución bolivariana, porque la pública amistad entre Hugo Chávez y Fidel Castro rompía el bloqueo político al que está sometida la mayor isla de las Antillas y, lo que es más grave, estaba permitiendo a Cuba suministrarse del preciado líquido a un precio razonable, rompiendo el bloqueo económico que se había decidido desde los EEUU.

En tercer lugar, la política bolivariana de Chávez impedía desarrollar en toda su plenitud en su país vecino el Plan Colombia ideado por los EEUU. Programa político-militar y socioeconómico, fervientemente apoyado por el reciente ganador de las elecciones, Álvaro Uribe, que pretende acabar con la oposición armada de las FARC y permitir la plena instauración del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), en contra del plan Mercosur que apoya parte de la burguesía criolla latinoamericana, y especialmente contrario a los movimientos sociales y políticos de emancipación de las Américas.

Por otro lado, los intereses económicos y políticos del Estado español se resumen principalmente en el mantenimiento de su papel de intermediario privilegiado de la UE ante América Latina, la protección de sus intereses económicos particulares, amenazados asimismo por la política bolivariana de Chávez, y la búsqueda de la colaboración activa del Estado venezolano en su guerra contra la disidencia vasca.

Los hechos que se vienen sucediendo tras el retorno de Chávez confirman las anteriores apreciaciones. De este modo, estamos comprobando cómo la producción de petróleo venezolano se ha intensificado, manteniéndose su precio en torno a los 23 dólares el barril. Esto permite a los dirigentes yankis evitar, de momento, elevar el precio de los carburantes o poner a su ciudadanía ante la disyuntiva de explotar los yacimientos de Alaska y contaminar esos paradisíacos parajes de los que tan orgullosos se sienten, o de iniciar un plan de ahorro energético que evite el derroche actual.

Asimismo, el mantenimiento de la producción de la empresa Petróleos de Venezuela (PDVSA) principal seguidora de la huelga general convocada contra la política económica de Chávez por la Central de Trabajadores de Venezuela, con el consentimiento de la patronal representada por las Fedecámaras permite a los israelitas continuar con el genocidio palestino, sin que ello suponga un perjuicio económico para su mentor norteamericano.

Además, desde que se produjo el golpe de estado, Cuba se ha visto privada de las exportaciones venezolanas, al tiempo que se han incrementado los envíos de petróleo a los EEUU. Este brusco corte del suministro ha agravado la crisis económica en la mayor de las Antillas, producida por el descenso del turismo a partir del 11-S; y todo ello pese a las promesas de suavización del bloqueo efectuadas por el ex-presidente Jimy Carter en su reciente visita.

El círculo se cierra con la neutralización del apoyo solapado que se venía observando desde Venezuela con respecto a las FARC colombianas, y el efecto que sobre las petroleras de este país se deriva por los constantes sabotajes a que están sometidos por parte de la guerrilla. De esta manera, se desbroza el camino que conduce a la aplicación del Plan Colombia, controlando así la tendencia de parte de la burguesía criolla colombiana para con el proyecto del Mercosur y las ansias de liberación del pueblo colombiano, especialmente del colectivo de los desplazados por efecto de la persecución de los paramilitares.

Por el otro lado, en el caso español, los vascos hemos comprobado dolorosamente cómo se entrega a Galarza a la Policía de Aznar y se persigue al resto de los refugiados y sus familias.

Entre ellos destaca la presencia de Angel Aldana, quien en 1987 ya fuera torturado en Ecuador en compañía de Alfonso Etxegarai; lo que trajo como consecuencia la liberación por parte de la Policía española del directivo del Athletic de Bilbao, señor Guzmán.

Una vez más, la carne vasca se cotiza al alza en el capítulo de las relaciones internacionales españolas, convirtiéndose en su moneda de transacción más preciada.

De este modo, los hechos analizados confirman la impresión de que tal como ocurrió a los socialistas en el 82, tras el golpe de estado "blando" del 23-F, cuando se preveía su victoria electoral contundente a Chávez se le ha aplicado la política de rehén de los poderes fácticos.

Comparando ambas situaciones, si los socialistas en España se comprometieron con la sumisión del movimiento obrero y el atemperamiento de las reivindicaciones nacionales de los pueblos sin estado, a Chávez le han obligado a pactar una política pro-yanki en las Américas y españolista en Europa.

De cualquier manera, resulta sorprendente comprobar la inocencia de sesudos analistas políticos cegados por la miopía de quien basa sus reflexiones en ilusiones y no en realidades. Así, se dejaron engañar por Felipe González y su voto útil, lo que nos trajo de la mano del 23-F la LOAPA, el Plan ZEN, el Pacto de Ajuria Enea, la dispersión de los presos políticos vascos y el GAL; estos mismos "intelectuales" ahora se han dejado engañar por la CIA y el CESID, que de este modo se permiten traer esposados a los refugiados, para ser previsiblemente torturados en busca de información.

A Chávez, al igual que ocurrió a Felipe González cuando pretendió gobernar, le sobra protagonismo y ansias de poder; y le falta apoyo popular suficientemente organizado. Este protagonismo le ha impedido consolidar la necesaria base social que apoyara su revolución bolivariana, única manera de haber podido depurar a las fuerzas armadas y la oligarquía criolla que le asestaron el golpe. Por ello, el vicealmirante Carlos Molina, el coronel Pedro Soto y el presidente golpista y de la organización empresarial venezolana Pedro Carmona, representantes del ejército y la oligarquía, se permitieron organizar el golpe de estado.

También le ha sucedido así porque un líder de la revolución, además de ser popular, ha de ser un estratega de primera magnitud; de lo contrario corre el peligro de ser engullido por aquellos que le controlan en la sombra, adecuando su protagonismo a los intereses del capital internacional y la oligarquía nacional. Esto no quiere decir que no se deba apoyar a Chávez, pero hay que hacerlo con precaución y solamente en aquellos aspectos en los cuales ha demostrado su compromiso con la lucha emancipadora de los pueblos, como por ejemplo en la defensa constitucional de las lenguas indígenas y el contenido antiimperialista del pensamiento bolivariano, que el propio José Martí suscribiría.

Pero, desgraciadamente para los vascos, la solidaridad demostrada con el pueblo venezolano no constituye una razón de peso suficiente como para evitar la represión internacional que se cierne sobre nuestros compañeros exiliados en ese país. En definitiva, y pese a ser científicamente reconocidos como los indígenas de Europa, actualmente solamente constituimos un pueblo pequeño que lucha por preservar su personalidad y construir su futuro dentro de la Europa rica, decadente e intransigente; precisamente aquélla de la que también Chávez es en estos momentos rehén, bajo la batuta de los Estados Unidos de América.

Tomado de Rebelión


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