17 de marzo

13 de abril de 2003

La intervención... Con la mano tendida

Guillermo García Ponce

La vieja política hace depender su estrategia del exterior. Acude a los gobiernos extranjeros para que la saquen del laberinto. No cesan sus viajes a Miami y Washington a fin de buscar el aliento que el pueblo venezolano le niega. Sus actos y declaraciones tienen el propósito de lograr una abierta ingerencia en los asuntos que son propios del ejercicio de la soberanía venezolana.

En realidad, a la vieja política no le quedan muchos recursos internos. Por eso, intenta explotar mecanismos que tienen resonancia en el ámbito internacional. Lemas y pronunciamientos que vivieron su esplendor en la época de la "guerra fría", ahora son desempolvados para obtener apoyo extranjero. Provocaciones y artimañas que sólo tienen como objetivo alimentar la conspiración internacional contra las instituciones democráticas venezolanas.

No tiene nada de extraño que pronto aparezcan denuncias acusando al gobierno venezolano de "fabricar armas de destrucción masiva". Han manipulado toda suerte de fantasiosas imputaciones. Desde el apoyo militar a las guerrillas colombianas hasta el socorrido tema de la "subversión castro comunista". Acusaciones de profanar los derechos humanos, alegatos ante tribunales españoles por supuestos crímenes de "lesa humanidad", patéticas demandas en Ginebra en la Organización Internacional del Trabajo, denuncias de complicidad con el terrorismo, incluso hasta demandas por daños a la capa de ozonos…. Con la mano tendida, han recorrido todos los caminos en solicitud de la intervención extranjera.

Debajo de la manga, la vieja política ofrece dos presas ciertamente codiciada, los pozos de petróleo y la cabeza del Presidente Chávez. En el marco de la prolongada crisis económica norteamericana y de la política de conquistas y hegemonía del señor Bush, cuando es cada vez más evidente la quiebra del dólar y las contradicciones en el seno del sistema capitalista global, no deja de ser atrayente la oferta apasionadamente presentada por el lobby "venezolano" en Washington: convertir a Venezuela en una posesión petrolera neocolonial.

Sin embargo, los planes intervencionistas no son fáciles de ejecutar. Con la derrota de Menen y la perspectiva de una más estrecha relación Brasil-Argentina-Venezuela, apura el paso la nueva independencia de América del Sur y la oleada de protagonismo de sus pueblos. Francia y Alemania, con un euro cada vez más fortalecido, no quieren una ruinosa sumisión. Venezuela no está ni estará sola.

Quienes apelan a la intervención foránea para restaurar los privilegios de la vieja política y establecer un gobierno bajo la batuta extranjera, pasan por alto que el país no es tonto y observa vigilante. Pueden manipular a unas docenas de muchachos liceístas a fin de crear disturbios que ofrezcan una visión truculenta al "Grupo de Países Amigos" a su llegada a Caracas. Tal vez, los medios de comunicación, comprometidos con la conspiración, causen alguna sensación con sus tergiversaciones habituales y el amarillismo golpista, pero no son suficientes para cambiar la voluntad nacional. Lo determinante no son los recursos de la maniobra sino los intereses permanentes de Venezuela.


Tomado de MBR200.COM
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