17 de marzo

13 de Febrero de 2003

Lo último que se pierde

Álvaro Agudelo
El Mundo

Sería un trabajo extenuante bastante desagradable hacer un inventario de las derrotas sufridas por la oposición. De manera inexorable, cada jugada que intentan los adversarios del proceso de cambio concluye en un fracaso. Una otra vez, con una tenacidad digna de mejor causa, vuelven a intentarlo nuevamente y, cómo no, otra vez salen con las tablas en la cabeza. Comparten la tozudez con las mulas, aunque sin alcanzar su inteligencia.

Claro, mientras intentaban tumbar Chávez, le causaron daños severísimos a Venezuela. Los mismos que ahora se quejan de que la economía no marcha bien, son los mismos que causaron los daños. Los que se quejan, por ejemplo, del precio del dólar o la instauración del control de cambios, son los mismos que especularon para que subiese y evadieron capitales para forzar esa dura medida.

La realidad es que el agavallimiento entre la CTV y Fedecámaras causó todos los problemas. El país, desde el 10 de diciembre de 2001, cuando esas organizaciones realizaron la primera huelga general, ha venido sufriendo los embates del desquiciamiento político. Un golpe de Estado y cuatro huelgas generales en un año, la última de dos meses de duración, es el "aporte" de las cúpulas sindicales y patronales a la economía nacional.

Porque aquí hay cosas que no se dicen, pues el Gobierno y los chavistas son las únicas víctimas de la censura.

Resulta que la política económica oficial había logrado abatir la inflación.

1999, 2000 y 2001 fueron los años con los aumentos de precios más bajos en décadas. Sin la conspiración, sin el golpe y sin las huelgas, en 2002 la inflación habría estado por debajo del diez por ciento, es decir, habría bajado algo más de tres puntos sobre la marca anterior.

Otro detalle que olvidan mencionar es que en los tres años citados el bolívar no se depreció. Estuvo realmente anclado al dólar. Gozó de una estabilidad que no se veía en veinte años, es decir, desde el 18 de febrero de 1983. Fedecámaras y la CTV le causaron daños terribles a la economía nacional. Ahora se sumó a la gavilla antinacional un grupo de gerentes petroleros que, afortunadamente, ya no lo son. Porque en los últimos dos meses Venezuela tuvo que importar gasolina a precio altísimo y encima no pudo exportar petróleo precisamente cuando los precios alcanzan su mejor momento en mucho tiempo.

Con su actitud kamikaze, Fedecámaras, la CTV y los gerentes petroleros son la causa directa de todos los problemas económicos actuales. Revirtieron un proceso de mejorías sustanciales que estaban reduciendo sistemáticamente la pobreza gracias precisamente a haberse abatido la inflación la depreciación.

Por eso los fracasos los pagan todos los venezolanos. Fedecámaras logró arruinar a miles de empresarios. La CTV dejó sin empleo a miles de trabajadores.

Los ex gerentes petroleros consiguieron que Venezuela importe gasolina.

Tremendo récord el de ese trío.

Lo grave es que todavía hay gente que se cree lo que dice esa gavilla. Después de años engañándolos, de vaticinar la inminente caída de Chávez durante cuatro años, hay personas suficientemente ingenuas, de esas que confunden deseos con realidades, que ven posible derrocar al Presidente constitucional. No se cansan de salir apaleados. Fracasaron en cuatro huelgas generales, un golpe de Estado, un intento de un referendo espurio, una ridícula querella internacional contra Chávez, y quién sabe cuántas cosas más, pero todavía son capaces de despertar esperanzas en quienes se aferran desesperadamente a su fe y a su odio. Porque la fe y el odio es lo único que mueve a un sector numéricamente significativo de ciudadanos, que se tragaron completico el discurso de Carlos Ortega, Carlos Fernández o Juan Fernández.

Pare la oreja

¿Qué será de la vida de los militares de Altamira? Los usaron y desecharon.

Ya la Alcaldía de Chacao no les paga el Four Seassons y tienen que dormir en un hotel para parejas en El Rosal.

Tomado de Red Bolivariana


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