19 de Julio de 2002
Guillermo García Ponce
El Mundo
La soberanía del pueblo es el principio fundamental del sistema democrático.
Siguiendo una tradición constitucional democrática, la Constitución Bolivariana establece, en su Artículo 5: "La soberanía reside en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley e indirectamente, mediante el sufragio por los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos".
En su Artículo 6, la misma Constitución establece que el gobierno de la República Bolivariana es electivo, es decir, tiene su origen en elecciones.
El sistema democrático y la soberanía popular son inseparables del principio de la mayoría como fuente de poder. La democracia es el gobierno de la mayoría. La soberanía del pueblo se ejerce a través de la mayoría.
Las elecciones para ser legítimas deben expresar la voluntad de la mayoría.
Las minorías deben ser respetadas por la mayoría. Esa es también una norma esencial en la democracia.
Sin embargo, el respeto a los derechos de la minoría no significa la sustitución de la mayoría por la minoría.
No significa que la minoría imponga su voluntad sobre la mayoría.
Una mayoría transparente, legítima y reconocida eligió, en 1998, a Hugo Chávez Frías, Presidente Constitucional de Venezuela. Una vez aprobada la Constitución Bolivariana, en 1999, unas nuevas elecciones confirmaron a Hugo Chávez Frías en su cargo, también por abierta mayoría.
Cualquier pretensión de sustituir la voluntad de la mayoría mediante la violencia, no tiene nada que ver con los principios de la democracia ni con las normas específicas de la Constitución venezolana.
Sin embargo, el 11 de abril, una minoría invocó un acta firmada por diez personas para dar un golpe de Estado y derribar a un gobierno electo por una mayoría.
Hace unos días, el pasado 11 de julio, de nuevo una minoría, con el mismo signo del pasado 11 de abril, pretendió establecerse en las afueras de la Base Aérea "Francisco de Miranda", en La Carlota, "hasta que el Presidente Chávez renunciara", es decir, derribar mediante la fuerza al gobierno electo constitucional y democráticamente por la mayoría de los venezolanos.
La característica principal de los sectores extremistas y violentos de la vieja política es no aceptar las reglas de la democracia, no someterse a los principios de la soberanía del pueblo, no respetar las normas universales democráticas que rigen las relaciones entre la mayoría y la minoría.
Esta característica ha determinado esa estrategia que tiene como objetivo imponer los intereses de una minoría, arrogante y prepotente, sobre la voluntad de la mayoría. No surtió efecto el 11 de abril y fracasó el pasado 11 de julio.
Escritor y dirigente político
Tomado de Red Bolivariana